TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

jueves, 26 de junio de 2025

NI 'VAGO', NI 'DESMOTIVADO': LOS MENSAJES QUE SE PUEDEN EXTRAER DE LOS SUSPENSOS DE TU HIJO

 

Imagen creada por IA


Cuando el boletín académico no cuadra con el esfuerzo del menor, hay que pararse a revisar varios aspectos

Carlota Fominaya. 24/06/2025

En no pocos hogares las notas de fin de curso 2024-25 no han sido las esperadas. Tras muchos meses de esfuerzo personal del menor y, en muchas ocasiones, económico por parte de las familias, los padres refieren unas malas calificaciones. ¿Cómo afrontarlo? En principio, apunta la psiquiatra, psicoterapeuta y directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias, Ana Isabel Sanz, «sugeriría evitar la crispación y responsabilizar al estudiante tachándolo de 'vago', 'despreocupado', 'irresponsable' e 'incapaz'».

Porque, antes de sacar conclusiones sobre los motivos de unos malos resultados académicos, prosigue Sanz, también directora del departamento de Psiquiatría del Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza, «hay que sentarse a hablar y analizar dónde han podido surgir los problemas y valorar el esfuerzo realizado, o admitir que este no ha sido el suficiente. Ante una actitud dialogante, en lugar de un acercamiento descalificador o amenazante, el estudiante no se cerrará en una postura defensiva o incluso de mutismo, sino que se sentirá capaz de reflexionar sobre lo que ha hecho y si ha sido suficiente, o transmitir si presenta dificultades en su capacidad de sacar el máximo rendimiento al tiempo que dedica a las tareas académicas».

En estos primeros momentos, más que señalar el fallo, corrobora Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid, «conviene revisar juntos el proceso, reconociendo el esfuerzo y buscando, con calma, qué puede mejorarse. Cada estudiante –asegura esta experta–, tiene su manera de aprender, y a veces lo que falla no es la motivación ni el esfuerzo, sino la estrategia. «Algunos necesitan más organización, otros trabajar en bloques cortos de tiempo, otros visualizar los contenidos... Lo primero que hay que hacerse es una serie de preguntas: ¿Cómo estudia? ¿Cuánto tiempo le dedica? ¿Qué le funciona y qué no? Y a partir de ahí, ofrecer herramientas adaptadas a su estilo de aprendizaje. Porque una mala nota puede ser una oportunidad para ajustar el enfoque, no una sentencia».

Otras cuestiones que hay que barajar es «que no haya existido algún acontecimiento estresante que esté afectando la concentración del menor en sus tareas escolares o que exista una limitación a nivel cognitivo», señala Ana Belén Pardo Salamanca, directora de la especialidad de orientación educativa del máster del profesorado en Universidad Internacional de Valencia (VIU) y especialista en trastornos del neurodesarrollo.

A partir de ahí, y una vez descartadas estas posibilidades, continúa la docente de la VIU, «es importante observar si el niño dedica mucho tiempo y esfuerzo a la realización de los deberes y al estudio de las materias. Si, a pesar de esta entrega, los resultados siguen siendo bajos y no se corresponden con el tiempo y la dedicación invertidos, podríamos estar ante la posibilidad de un trastorno del aprendizaje», advierte.

En estos casos, apunta Bacaicoa, «lo mejor es abordarlo desde una mirada integral, en colaboración con el departamento de orientación. Hay señales que pueden indicar que algo más está interfiriendo en el aprendizaje, y detectarlo a tiempo es clave para poder ofrecer el acompañamiento. No se trata de etiquetar, sino de comprender qué necesita ese alumno para poder desplegar todo su potencial». Pero es fundamental, añade Pardo Salamanca, «averiguar qué le está ocurriendo e intervenir lo antes posible, con el objetivo de evitar el fracaso académico y, como consecuencia, un daño reseñable en su autoestima».

Una vez analizados si los métodos de enseñanza, de evaluación o el estado emocional del estudiante suponen barreras significativas, la siguiente consideración es, a juicio de la directora del Instituto Ipsias, «considerar si hay problemas específicos (dislexia, Tdah...) que obstaculizan la capacidad de aprendizaje de un determinado alumno».

Así, concluye esta psiquiatra, «ante dificultades persistentes en el progreso académico de un niño, antes de pensar en su incapacidad o una mala actitud conviene incluir entre las posibilidades que se deben considerar dificultades específicas que van más allá de la voluntad del menor y que requieren una evaluación y un abordaje especializado, nunca una estigmatización. Cuanto antes se tomen medidas menor daño implicarán para su desarrollo emocional».

FUENTE:

https://www.abc.es/familia/educacion/vago-desmotivado-mensajes-pueden-extraer-suspensos-hijo-20250624143755-nt.html

jueves, 22 de mayo de 2025

TDAH: COMPRENDER PARA ACOMPAÑAR

 


El TDAH no es una desviación, es una brújula que señala caminos distintos y maneras de ser diferentes a los tradicionales, pero igual de válidos. Solo hay que atreverse a seguirlos.
Imagen generada por inteligencia artificial (ChatGPT, OpenAI, 2025).

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no es una moda, ni una excusa, ni el resultado de una mala crianza. Es un trastorno neurobiológico del desarrollo que afecta a entre un 5 y un 7% de la población infantil. El TDAH persiste en la edad adulta en aproximadamente el 50% al 65% de los casos diagnosticados en la infancia. Esto significa que, aunque algunos síntomas pueden atenuarse con la maduración neurológica y el desarrollo de estrategias de compensación, entre la mitad y dos tercios de los niños con TDAH continuarán presentando síntomas clínicamente significativos en la adultez.

En cuanto a la prevalencia general, se estima que el TDAH afecta aproximadamente al 2,5% al 4% de la población adulta, según estudios internacionales. En adultos, el cuadro clínico suele cambiar respecto al de la infancia:

  • La hiperactividad se vuelve más interna o subjetiva (sensación de inquietud constante).
  • Persisten los problemas de atención, impulsividad, organización y planificación.
  • Se asocia frecuentemente con dificultades laborales, problemas en relaciones personales y baja autoestima.

La identificación en la edad adulta suele ser más compleja porque muchos adultos no fueron diagnosticados en su infancia, o bien aprendieron a camuflar los síntomas, pero siguen sufriendo sus efectos.

El TDAH está ampliamente reconocido por la comunidad médica y científica internacional, descrito en manuales diagnósticos como el DSM-5, y respaldado por numerosos estudios de neuroimagen y genética que muestran diferencias claras en el funcionamiento cerebral de las personas que lo padecen.

El TDAH no se ve. No deja marcas físicas. Pero está ahí, en la forma en que el cerebro regula la atención, la actividad y los impulsos. Las personas con TDAH tienen un funcionamiento distinto en áreas clave como la corteza prefrontal, responsable de lo que llamamos funciones ejecutivas: planificar, organizar, recordar instrucciones, regular emociones, priorizar tareas o mantener el foco. Y aunque estas habilidades se desarrollan con la maduración del cerebro, en el TDAH suelen hacerlo con retraso o de forma irregular.

Esto significa que muchos comportamientos que, a simple vista, pueden parecer caprichosos, desafiantes o desmotivados, en realidad responden a una dificultad real del cerebro para autorregularse. No es que no quieran prestar atención: es que les cuesta filtrar estímulos irrelevantes. No es que no puedan estarse quietos: es que moverse les ayuda a pensar mejor. No es que no escuchen: es que su mente salta de un estímulo a otro sin que puedan evitarlo. No es que no les importe: es que están agotados de no poder controlar lo que otros hacen sin esfuerzo.

Imagina que te piden hacer una receta compleja sin darte los ingredientes ni los pasos, mientras alguien te habla sin parar y cambian la música cada 10 segundos. Así es como viven las tareas diarias muchos niños y adultos con TDAH. Y lo hacen cada día, en casa, en clase, en sus relaciones, en el trabajo. El resultado suele ser frustración, reproches, castigos, baja autoestima… y el riesgo de que, con el tiempo, dejen de intentarlo.

El TDAH no es un trastorno leve. Afecta significativamente a la vida escolar, familiar, social el aspecto laboral. Pero tampoco es una condena. Con un entorno que entienda su funcionamiento, con adultos que los acepten, los acompañen y apoyen desde el cariño, estas personas pueden aprender a desarrollar estrategias para compensar sus dificultades y destacar por su creatividad, sensibilidad, energía, intuición y capacidad de conectar con lo auténtico.

Aceptar el diagnóstico no es etiquetar, ni resignarse, ni rendirse. Es el primer paso para entender por qué ocurren ciertas conductas y cómo acompañarlas mejor. Es comprender que cuando tu hijo se olvida de lo que le acabas de decir no lo hace para desafiarte; cuando se mueve sin parar no lo hace por desobediencia; cuando te interrumpe no es porque no te respete. Lo hace porque su cerebro funciona de otra forma, y aún está aprendiendo a regularlo.

Es nuestra tarea, como adultos responsables, construir puentes entre su mundo y el nuestro. Ser esa red que sostiene cuando tropiezan. Ser quienes les enseñamos a aprovechar sus fortalezas sin hacerles sentir defectuosos por sus dificultades.

Con intervención temprana, tratamiento multidisciplinar (que puede incluir psicoterapia, apoyo escolar y, en algunos casos, medicación), acompañamiento familiar y una escuela inclusiva, el pronóstico del TDAH mejora de forma significativa.

Porque sí, hay esperanza. Pero la esperanza empieza por comprender.

Y si alguna vez dudas, recuerda: tu hijo no es un niño difícil o un adulto rebelde. Es un niño o adulto que lo tiene difícil. Y te necesita más que nunca. No para que le exijas ser como los demás, sino para que le ayudes a ser la mejor versión de sí mismo.

El TDAH no es una etiqueta. Es una invitación a mirar el mundo de las personas con TDAH con otros ojos y a valorar talentos que no siempre se ajustan a los moldes establecidos.

FUENTE:
Gloria López Ruiz

martes, 22 de abril de 2025

TÉCNICA POMODORO ADAPTADA PARA TDAH

 


Objetivo: 

Mejorar la concentración dividiendo el tiempo de estudio en intervalos cortos y manejables.

¿Cómo se aplica?

  • Elige una tarea específica. Por ejemplo: leer una página del libro de ciencias.
  • Configura un temporizador para 10-15 minutos. (Puedes usar un reloj visual o de arena si el niño es pequeño).
  • Durante ese tiempo, el niño se concentra solo en esa tarea. Es importante minimizar distracciones (sin móvil, sin ruido, etc.).
  • Cuando suene el temporizador, se hace una pausa de 5 minutos. Que se levante, se estire, tome agua, juegue un poco…
  • Después de 3 o 4 ciclos, se hace una pausa más larga (15-30 minutos).

¿Por qué funciona?

Los niños con TDAH suelen tener dificultad para mantener la atención por mucho tiempo.

Esta técnica les da una estructura clara, tiempos breves y descansos frecuentes, lo que mejora su capacidad de mantener la concentración sin frustrarse.




Un incentivo como refuerzo positivo es una excelente estrategia complementaria, especialmente efectiva en niños con TDAH.

Después de completar un número determinado de “Pomodoros” exitosos (por ejemplo, 3 ciclos de estudio), se le entrega un incentivo que motive al niño.

Ejemplos de incentivos:

  • Elegir y realizar un juego o actividad favorita durante 15-30 minutos.
  • Pegatinas o puntos que se puedan canjear por un premio mayor.
  • Tiempo extra en el parque o con dispositivos electrónicos.
  • Un elogio especial o mensaje positivo escrito por los padres o docentes.
  • Una ficha que diga: “¡Hoy lo hiciste genial!”.

Claves para que funcione

  • El incentivo debe ser inmediato (cuanto más pequeño el niño, más rápido debe recibirlo).
  • Personalizado: que se adapte a los intereses del niño.
  • Coherente: siempre que se logre el objetivo, se entrega el refuerzo.
  • Gradual: se puede aumentar el número de Pomodoros necesarios conforme el niño mejore su autorregulación.
IMÁGENES: creadas por IA

martes, 18 de marzo de 2025

UN NUEVO PROYECTO: MI LIBRO SOBRE EL TDAH

 


Primero que todo, quiero disculparme por mi ausencia en el blog durante los últimos meses. 

He estado inmersa en un proyecto muy especial que finalmente está tomando forma: estoy escribiendo un libro sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Este libro está dirigido tanto a padres, educadores y profesionales que trabajan con niños y adultos con TDAH, como a las propias personas que viven con este trastorno. A lo largo de estas páginas, explico cómo funciona el cerebro de las personas con TDAH y comparto estrategias prácticas, basadas en la experiencia, para ayudar a mejorar el rendimiento escolar y personal, brindando herramientas útiles que pueden hacer una gran diferencia en la vida diaria.

El enfoque de mi libro es ofrecer soluciones concretas para los desafíos que afrontan tanto niños como adultos con TDAH, basándome en investigaciones, estudios recientes y mis propias vivencias impartiendo conferencias y charlas sobre este trastorno, tanto a padres y madres, como a docentes. Mi objetivo es ofrecer un recurso accesible, claro y lleno de esperanza, en el que tanto los afectados como sus familias puedan encontrar la guía necesaria para prosperar y llevar una vida equilibrada.

Creo que un libro sobre este tema puede ser una gran herramienta, y es por eso que me siento emocionada de poder compartir mis conocimientos con los futuros lectores. Todavía no tengo un título definitivo, pero puedo adelantarles que es un trabajo que he desarrollado con mucha pasión y dedicación.

Si alguna editorial está interesada en publicar este trabajo o en conocer más detalles sobre el contenido, estaré encantada de escuchar sus propuestas.

Gracias por seguirme, por su paciencia y apoyo constante. ¡Nos leemos pronto con más novedades!

Gloria López Ruiz

domingo, 1 de diciembre de 2024

TU CEREBRO CUANDO TIENES TDAH


 

El TDAH no se trata de personas que se distraen por cualquier cosa sino más bien de un déficit en las funciones ejecutivas del cerebro.

-      - ¡Oye!, ¿puedes volver a repetir eso que dijiste?

-   - Hoy cerebro, es como la quinta vez que te distraes.

- ¡  Aaaayyyy!!! Créeme que estoy haciendo mi mayor esfuerzo, pero siento que hay algo en mí que funciona de forma diferente y por eso me cuesta enfocarme.

-        - ¡Está bien!, ¿desde dónde dejaste de entender?

-        - Desde que nací.

      Bueno, vamos entonces al origen de todo esto, aunque, en realidad, aún no se sabe con exactitud cuáles son las causas del TDAH, pero tal parece, hay dos aspectos que desempeñan un papel importante en su desarrollo. Uno es el desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro, en especial de la dopamina, y recordemos que la dopamina está implicada en la regulación del estado de ánimo, en la motivación, en la atención y también regula el sistema de recompensa del cerebro. Y el segundo aspecto, tiene que ver con ciertos cambios en la estructura cerebral, en especial, en la corteza prefrontal, una región muy importante para el funcionamiento de las funciones ejecutivas del cerebro. Por ello, si juntamos el desequilibrio en los neurotransmisores y los cambios estructurales del cerebro que afectan a sus funciones ejecutivas junto con ciertos factores genéticos y, quizás, también ambientales, podríamos tener como resultado el cerebro de alguien con TDAH.

  • ·        Regulación del estado de ánimo
  • ·        Motivación
  • ·        Atención
  • ·        Sistema de recompensa

FUNCIONES EJECUTIVAS DEL CEREBRO AFECTADAS

  • ·        Toma de decisiones
  • ·        Planificación
  • ·        Atención sostenida
  • ·        Memoria de trabajo
  • ·        Control inhibitorio
  • ·        Autorregulación emocional.

-        - No entiendo

-        - Qué no entiendes

-        - Por qué solo tiene seis pelos.

-        - ¡Ay, no, cerebro!. Disculpa, no le hagas caso.

-     Bueno, entonces estos síntomas se pueden clasificar en síntomas relacionados con la regulación de la atención y síntomas relacionados con la hiperactividad y la impulsividad. 

  ALGUNOS SÍNTOMAS

REGULACIÓN DE LA ATENCIÓN

  • ·        Problemas para sostener la atención
  • ·        Fallas en la memoria de trabajo
  • ·        Dificultad para prestar atención a los detalles
  • ·        Dificultad para organizar
  • ·        Dificultad para planificar y priorizar
  • ·        Problemas para manejar el tiempo
  • ·        Olvidos
  • ·        Evitación de actividades que requieren atención sostenida
  • ·        Hiperfoco en actividades estimulantes

HIPERACTIVIDAD / IMPULSIVIDAD

  • ·        Desrregulación emocional
  • ·        Inquietud´
  • ·        Impaciencia
  • ·        Toma de decisiones sin premeditar
  • ·        Falta de autocontrol
  • ·        Baja tolerancia a la frustración
  • ·        Dificultad para estar quieto
  • ·        Movimiento constante cuando está quieto
  • ·        Tendencia a interrumpir conversaciones

Así, hay personas en quienes predominan los síntomas relacionados con la atención. Este sería el TDAH de tipo inatento. Hay quienes tienen una predominancia de los síntomas de hiperactividad e impulsividad. Este sería el TDAH de tipo hiperactivo-impulsivo y están quienes presentan ambos grupos de síntomas de forma similar. Este sería el TDAH de tipo combinado. Aunque cabe señalar que muchas veces los adultos con TDAH internalizan la hiperactividad, razón por la cual, aunque son percibidos por los demás como personas tranquilas, por dentro, la hiperactividad está expresándose por medio de los pensamientos y de cierta sensación interna de inquietud. Y así, los síntomas se pueden presentar de muchas otras formas. Ahora bien, estos síntomas explican si recordamos que parte de la causa del TDAH está en el déficit de las funciones ejecutivas.

-      - Me pregunto si nos habrá llegado algún correo nuevo. Es cierto que debo esforzarme en escucharla pero es que ya no entiendo de qué habla. ¿Ay! Por qué pierdo el hilo de la conversación tan fácilmente! Esto ¿les pasará a los demás? Ay! Caray, siento hambre…

-        - Bueno, comeremos cuando ya deje de hablar

-        - Pero cuándo dejará de hacerlo… Mejor sonrío y finjo que te escucho para no extender más esto. Pero, si sus seis cabellos están al frente ¿atrás estará calva?

Y es por ello que les cuesta tanto sostener la atención.

-        - Disculpa, me volví a distraer

-        - Está bien, volveré a explicar.

-      -   ¿Por qué le dijiste. Ahora esto se va a alargar más y me aburro.

-        - Es que necesitamos entender esto, cerebro.

-      Bueno, estaba explicando algunos de los síntomas más usuales, pero vamos a explicarlo con dibujitos para que el cerebro no se aburra tanto.

LAS FUNCIONES EJECUTIVAS DEL CEREBRO:

  • ·        Control inhibitorio
  • ·        Memoria de trabajo
  • ·        Autorregulación emocional
  • ·        Atención sostenida
  • ·        Toma de decisiones
  • ·        Flexibilidad cognitiva
  • ·        Planificación y organización

En las funciones ejecutivas del cerebro, el control inhibitorio es, quizás la función más afectada. Y esta es importante porque permite suprimir impulsos y resistir distracciones. Por eso, una persona con TDAH tendrá dificultades para inhibir respuestas impulsivas y será propenso a una mayor distracción por estímulos externos o también internos, como lo son sus pensamientos.

-        - Debemos concentrarnos en el estudio.

-        - Oye y si revisas el correo, quizás llegó algo importante

.-        - Bueno, pero ¿qué íbamos a hacer después?

-        - Jugar a videojuegos…

Otra función ejecutiva importante que se ve afectada es la memoria de trabajo, que se basa en la capacidad de retener información de forma temporal para luego así realizar alguna tarea. De ahí, que las personas con TDAH experimenten olvidos frecuentes,

-      -   Charlie, ¿a qué venía esto?)

Que tengan dificultades para seguir instrucciones

-      - ¡Ay! No logro procesar esta información tan rápido. Me pierdo…

O dificultades para integrar todo el contenido de una actividad, como lo es leer un libro o escuchar una clase.

También se ve afectada la función ejecutiva regulación emocional, que es la capacidad de gestionar las emociones. De ahí, que pueda tener problemas con la impulsividad emocional ante situaciones estresantes, que tengan baja tolerancia a la frustración o que experimenten cambios de humos significativos.

Otra función afectada es la atención sostenida. De ahí, la dificultad para mantener la concentración en tareas que no sean tan interesantes para ellos o que requieran de una atención prolongada.

-        - Me aburro.

-        - Te aburres cada 10 minutos.

También están los problemas para planificar, secuenciar, organizar, priorizar y gestionar el tiempo

- Esto no es tan fácil para mí. 

Y esto también explicaría por qué es tan frecuente la procrastinación

- Esto es muy difícil. Hagámoslo después.

Recordemos que, si el cerebro se enfrenta a una tarea que no le estimula lo suficiente, retirará su atención, lo cual, a menudo, lleva a la persona a posponer o abandonar la tarea, porque, por lo general, las personas con TDAH necesitan de estímulos intensos, novedosos o gratificantes para mantener la atención y la motivación sobre una tarea o actividad. Pero, de nuevo, si dichos estímulos pierden su novedad o su intensidad, la atención y la motivación volverán a decaer. Razón por la cual, también es usual que las personas con TDAH tengan tantas ideas o inicien tantos proyectos, pero no continúen con la mayoría. A veces, con ninguno.

-     - Ya no me emocionan tanto como antes. Tú ya no me motivas lo suficiente. Hace tiempo que perdí el interés en ti y a ti ni te recordaba.

Y este último punto, puede explicar la otra cara del TDAH, el hiperfoco, que se trata de una concentración intensa y prolongada en alguna actividad o tema de interés que resulte altamente estimulante o gratificante para el cerebro hasta tal punto que bloquea lo que sucede en su entorno y, quizás, también pierda la noción del tiempo. Por ello, cuando la persona está en este estado de hiperfoco, les es difícil pasar este enfoque a otra tarea o responsabilidad.

Así entonces, el TDAH no se trata de tener problemas para prestar atención, sino más bien, de la dificultad para regular dicha atención. Y con esto, podríamos finalizar el tema de los síntomas.

-       -  Entonces ¿ya nos podemos ir?

-        - No.

-        -¿Y si mejor nos distraemos viendo memes hasta que ya termine de hablar.?

-        - Pero quiero seguir escuchando,,,

Conocidos ya los síntomas, ahora podemos tener una visión un poco más amplia del TDAH. Ya vimos sus posibles causas y el cómo sus síntomas van llevando a la persona a utilizar ciertas estrategias que no son funcionales, como lo es posponer o evitar una tarea o abandonar algún proyecto. Esto va creando un historial de bajo rendimiento académico o laboral, de problemas en sus relaciones sociales o de otras adversidades, lo cual, va lastimando el autoconcepto y la autoestima, a la vez que va alimentando los sentimientos de culpa, frustración, enojo o tristeza. Al mismo tiempo, se van formando ciertas creencias y pensamientos negativos sobre uno mismo, 

- Soy un desastre, 

lo cual, va debilitando cada vez más la motivación y puede acercar a la persona a problemas de ansiedad o depresión, además, de contribuir a que la persona siga utilizando estas estrategias de evitación, postergación o abandono, lo cual termina por contribuir al mantenimiento de este modelo.

Por ello, para modificar esta situación, hay que comenzar a adoptar otra serie de estrategias y técnicas que permitan manejar los síntomas, así como también modificar estos pensamientos para que su contenido sea más racional y funcional. A grandes rasgos, ese sería el objetivo de la terapia psicológica. Ahora bien, mientras encuentran ayuda profesional, hay algunas estrategias que les pueden ser útiles.

RECOMENDACIONES GENERALES

1.- HACER FÍSICA LA INFORMACIÓN MENTAL

A ver, lo primero sería comenzar a hacer uso de un reloj para que así el tiempo ya no sea solo una idea abstracta, sino que se vuelva algo tangible, algo que puedas monitorear y complementa esto con notas o recordatorios.

2.- LISTA DE TAREAS. ¿CUÁL TAREAS ES MÁS URGENTE?

Luego está la creación de una lista de tareas, la cual vas a ordenar, no por orden de importancia, sino por orden de urgencia. Porque recordemos que para tu cerebro no es tan sencillo priorizar tareas y para él todo puede ser igual de importante. Por ello, ordenar estas tareas por orden de urgencia puede ser un poco más efectivo.

Complementa esto con un calendario visible o una agenda para que programes estas tareas y, así, vayas disminuyendo los olvidos.

3.- DIVIDIR TAREAS GRANDES EN OTRAS MÁS PEQUEÑAS

Ahora bien, las tareas grandes divídelas en tareas pequeñas y, con eso, diseña objetivos a corto plazo con miras a un objetivo a largo plazo.  En este punto, es útil que comiences a conocer dos cosas de ti mismo. Lo primero, en qué momento del día sientes que tienes una mejor atención y organiza tus tareas de acuerdo a ello. Y lo segundo, es aprender a calcular cuánto tiempo te tomará realizar una tarea, para que así puedas estimar mejor tu tiempo, y, por supuesto, incluye tiempo para tu descanso. Ahora, una vez que identifiques en qué horarios del día vas a trabajar, podrás comenzar a realizar tus tareas

4.- TRABAJA EN INTERVALOS DE TIEMPO

Y algo que puede ayudarte con esto es trabajar en intervalos de 25 minutos, seguidos de tiempos de descanso de 5 minutos. Y estos tiempos puedes medirlos con el temporizador de tu celular. Y la idea es que durante el tiempo de trabajo te comprometas a no interrumpir tu tarea. Eres libre de personalizar estos tiempos para que sea algo que te funcione a ti. O, también, en lugar de fijar un tiempo puedes fijar un objetivo (por ejemplo, leer 10 páginas y descansar 5 minutos, leer 10 páginas y descansar 5 minutos…) (otro ejemplo, escribir 4 páginas y descansar 5 minutos, escribir 4 páginas y descansar 5 minutos…). Adapta esto de acuerdo a lo que necesites.

5.- DISMINUIR LAS DISTRACCIONES

En cuanto a cómo evitar las distracciones, es de ayuda que adecues tu espacio para que sea cómodo para ti y que en el momento en el que estés trabajando alejes las distracciones. Puedes escuchar música sin letra en caso de que te ayude a concentrarte. Y si los pensamientos te empujan a realizar otra actividad diferente.

- Correo, revisa el correo.

Prueba con escribir esa actividad en tu lista de tareas para así aplazar esa distracción y volver a la tarea original. Y en caso de que aquella distracción no sea relevante 

- Veamos videos del gato disfrazado de banana que llora por todo

escríbela en otra lista y, de nuevo, vuelve a la tarea.

6.- RECOMPENSAS

Cada vez que completes una tarea date una recompensa, pues esto ayudará a tu cerebro a mantener la motivación en lo que estés haciendo. Estas recompensas deben ir de acuerdo a tus intereses personales y, siempre que sea posible, deben ser cosas accesibles o, incluso, la satisfacción y tu propio reconocimiento al terminar una tarea (lo logramos) también puede funcionar como recompensa.

(Recompensas: escuchar tu música favorita. Tomar una taza de té o algo similar. Dar algún paseo. Ver algo de entretenimiento. Cualquier otra actividad que sea gratificante para ti).

En este mismo punto, algo que puede enriquecer esa motivación es llevar un calendario o una lista de tareas cumplidas para que hagas un seguimiento de lo que has avanzado. Al observar este progreso es posible que experimentes cierta sensación de logro que te motiva a continuar.

Y esto sería, a grandes rasgos, las estrategias que pueden ayudarte a comenzar aquello que necesitas hacer.

-        - ¡Ay!!!, hasta que por fin!!! ¿Ya nos podemos ir?.

-        - Bueno, hay algunas otras cosas por decir 

      - ¿Es en serio?

7.- CULTIVAR DECISIONES REFLEXIVAS

Para reducir un poco las decisiones impulsivas y convertirlas en decisiones reflexivas puedes probar con, primero, definir cuál es tu problema, de forma clara y concreta.

Luego evalúa sus posibles soluciones y a cada solución, describe sus posibles consecuencias, de tal forma que, cuando tomes una decisión puedas tomarla valorando dichas consecuencias.

¿Cuál es tu problema?

Solución 1     Solución 2     Solución 3

Consec.          Consec.          Consec.

Consec.          Consec.          Consec.

Consec.          Consec.          Consec.  

8.- REGULACIÓN EMOCIONAL

En cuanto a la regulación emocional, puede ser de utilidad adoptar técnicas de relajación o meditación, llevar un diario personal para que puedas comprender mejor qué situaciones desencadenan tus emociones e identificar tus patrones emocionales o también, tomar distancia de una situación muy estresante o frustrante 

- Necesito tomar un respiro.

para, luego, volver con una perspectiva más clara y objetiva.

9.- CUESTIONAR PENSAMIENTOS

Ahora, a lo largo de todo este proceso, también es importante comenzar a identificar aquellos pensamientos y creencias que puedan estar afectando tu estado de ánimo 

- Soy un desastre y siempre he sido un desastre. 

Y también, aquellos pensamientos que puedan estar reforzando las estrategias que buscamos modificar. 

- Como aún tengo tiempo, pospondré mi tarea para los últimos días. 

Cuestiona la utilidad de dichos pensamientos y adopta alternativas más funcionales.

- No somos un desastre. Tampoco somos un fracaso, solo no teníamos las herramientas adecuadas para hacer las cosas. Utilizaré otra serie de estrategias para cultivar mis objetivos.

10.- CULTIVAR TUS ACTIVIDADES FAVORITAS

Recuerda que todo lo visto aquí requiere práctica y paciencia. A medida que vayas aprendiendo a organizarte comenzarás a disponer de tiempo libre que podrás ocupar con otras actividades gratificantes para ti, lo cual, te ayudará a mejorar tu estado de ánimo y, con ello, a cultivar la motivación.

-        -  Pues acepto que eso de las recompensas me parece algo muy útil.

-        -  Eso es bueno, y ¿qué otras cosas te parecieron útiles?

-        - ¡Ah! ¿Había más cosas?

-       -  Me lo imaginaba…

-   - Puedes volver a repetir todo desde el principio de forma resumida y a la vez detallada pero sin explicaciones?

-        -   No, cerebro. Yo tomé apuntes porque sabía que te ibas a distraer en estos temas.

-        -  ¡Ah! Pero, ¡qué humano tan agradable eres! ¡Ten una recompensa!.

-        -  ¡Gracias! ¡Sí! Y, ¿ahora qué haces?

-        - Me emociono por todas las recompensas que me darás cada vez que completemos un objetivo.

-        - ¡Ah!, Eso! ¡Probablemente, solo te felicite y ya!

-        -  ¿Es en serio? Sí porque ahora que lo pienso, nunca he reconocido lo que hemos logrado.

-        -  ¡Ah! ¡Qué reflexión tenemos, pero quiero algo más! Bueno, un capítulo de tu drama coreano favorito por cada objetivo completado.


FUENTE: https://youtu.be/yWPFdDxJNw8

jueves, 11 de julio de 2024

EL TDAH TAMBIÉN OCURRE EN LA EDAD ADULTA: ¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

 

El Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH) persiste en las y los adultos con síntomas que se manifiestan en dificultades de atención, hiperactividad e impulsividad.

¿Sabías que el Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH) persiste en la edad adulta? Generalmente se piensa que esta condición, de la que el 13 de julio se conmemora su día internacional en internet, se manifiesta sólo en la infancia y después desaparece; sin embargo, recientes investigaciones indican que se mantiene con los años.

“Hay un infradiagnóstico del TDAH en adultos», un trastorno del neurodesarrollo en el que las mujeres tardan más en ser diagnosticadas o son tratadas erróneamente para condiciones de ansiedad o depresión, explica Ana Gómez, neuropsicóloga de la Fundación INGADA y coordinadora de los grupos de adultos en una entrevista con el diario digital El Español.

«Tiene un origen neurobiológico, debiéndose en un 70-80 por ciento a factores genéticos y en un 20 por ciento a ambientales”, destaca.

Habitualmente este trastorno se asocia en el imaginario colectivo a «el típico niño movido o inquieto», como si se tratase de un trastorno exclusivo de la etapa infantil, pero la especialista aclara que esa idea está alejada de la realidad y un amplio porcentaje de adultos seguirá experimentando síntomas, entre ellos: dificultades atencionales, hiperactividad e impulsividad.

Sobre las dificultades para poner atención, la neuropsicóloga explica que «son esos despistes, el olvidar con frecuencia cosas necesarias como las llaves o la cartera, problemas para gestionar el tiempo -suelen llegar tarde, olvidan citas importantes…-, y les cuesta organizar las tareas o incluso empezarlas o acabarlas, además de tener dificultad para mantenerse concentrados».

Mientras que la hiperactividad se traduce en «una sensación de inquietud interna, no pueden realizar tranquilamente una actividad y necesitan tener algo en las manos, mover piernas», además «tienden a sobrecargarse de tareas por esa necesidad de estar haciendo siempre algo».

Por último, la impulsividad, tiene que ver con «decir las cosas sin pensar en las consecuencias, interrumpir conversaciones», así como «tener dificultades para hacer colas o tolerar la frustración…».

Las diferencias del TDAH en niños y adultos

Aunque los síntomas son similares en niños y adultos, Gómez precisa que sí hay variaciones en la forma en que se manifiestan en cada edad. Por ejemplo, en los adultos «disminuye la hiperactividad, que es como una sensación de inquietud interna o toma forma de pensamientos que se agolpan en la cabeza y van a toda velocidad», y destacan más «las dificultades para concentrarse, organizarse y gestionar el tiempo, así como los problemas para regular adecuadamente sus emociones».

En la edad adulta, por tanto, adquieren más notoriedad «las dificultades en la función ejecutiva», es decir «en la capacidad de poder establecer metas a medio y largo plazo, teniendo el control emocional y conductual necesario para ello.

“Los síntomas atencionales y la dificultad a la hora de regular las emociones son los que más les interfieren en su día a día. De hecho, los estudios señalan que la desregulación emocional debería ser considerada como un síntoma nuclear del TDAH en esta etapa», dice Gómez respecto a la edad adulta.

Esta alteración estaría mediada «por una alteración en el córtex prefrontal (que es la parte más anterior del cerebro) y que es el encargado de las funciones ejecutivas». Además se producen «alteraciones en los circuitos implicados en la motivación», lo que explica que «les cueste mantener la atención en tareas o actividades cuya gratificación no es inmediata».

Por último, especifica que los síntomas pueden tener diferentes niveles de gravedad en función del impacto que tengan en el día a día de la persona y en su entorno (especialmente el laboral y familiar).

¿Por qué las mujeres demoran más en ser diagnosticadas?

La neuropsicóloga explica que el TDAH se da por igual entre ambos sexos en la edad adulta, sin embargo, destaca que las mujeres «suelen pasar más desapercibidas» porque muestran menos problemas de conducta, lo que retrasa el diagnóstico.

Ello provoca que estas mujeres lleguen habitualmente a la edad adulta «tratadas por otros trastornos como ansiedad y depresión que enmascaran al TDAH». Incluso ocurre que «muchas de ellas llegan al diagnóstico tras haber sido diagnosticado alguno de sus hijos».

«La manifestación de los síntomas en las mujeres también puede fluctuar por cuestiones hormonales y está condicionada por factores sociales y culturales».

Este retraso en el diagnóstico acaba derivando en «problemas de autoestima al sentir que no son capaces de cumplir con las exigencias que la sociedad les va imponiendo», algo que «las convierte en personas especialmente vulnerables».

FUENTE:

https://www.yotambien.mx/actualidad/tdah-trastorno-deficit-atencion-hiperactividad-adulto

https://pixabay.com/es/photos/adulto-vista-posterior-pelo-rubio-1867694/

martes, 12 de marzo de 2024

NURIA NÚÑEZ, PSIQUIATRA INFANTIL: «NO ES NORMAL QUE UN NIÑO TENGA QUE ESTAR SEIS HORAS SENTADO EN UNA SILLA»

 



La experta Nuria Núñez, psiquiatra infantil, explica cómo detectar tempranamente signos de trastornos como la ansiedad, el autismo o el TDAH y cómo construir un buen apego para prevenir problemas de salud mental a largo plazo

Fiebre, tos o dolor de barriga son algunos de los síntomas típicos en los niños y son también los más fáciles de detectar. Porque cuando la enfermedad ataca al cuerpo, el dolor tiene forma física y nombre. Pero ¿somos capaces de percibir los síntomas de una depresión infantil? ¿Cómo se distingue a nivel clínico un carácter inquieto o unas malas notas de un TDAH? La doctora Nuria Núñez es psiquiatra especializada en la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de trastornos mentales, emocionales y del comportamiento en niños, desde el déficit de atención e hiperactividad hasta la depresión, la ansiedad, el autismo o la bipolaridad. En su nuevo libro, Los niños también se deprimen (La esfera de los libros, 2024), la experta explica a los padres cómo pueden promover el bienestar emocional en sus hijos a lo largo de la vida.

¿Qué importancia tiene el apego en el desarrollo?

El apego es el vínculo que genera cualquier mamífero con su madre, su padre o su cuidador. Es algo innato. Según cómo se vaya desarrollando ese apego, podrá ser de diferentes tipos: seguro, ansioso o desorganizado. Lo ideal es fomentar que haya un apego seguro, que el niño tenga seguridad en que va a ser cuidado, para que desarrolle la creencia de que es importante, de que es bueno, de que es suficiente, de que merece que le quieran. Cuando tú vas creciendo con ese tipo de mensajes, los extrapolas a tu manera de relacionarte con los demás. Si tienes un amigo, entiendes que eres digno de ser querido por él y que eres importante para él. Si tienes pareja, lo mismo. Y así con todas las personas. El estilo de apego va a condicionar cómo nos relacionamos con los demás. Por eso es muy importante el apego seguro. No es una garantía, pero sí que te protege un poco más, aunque todos somos susceptibles de desarrollar trastornos de ansiedad, de personalidad o depresiones.

¿Cómo se puede potenciar ese tipo de apego?

Depende de cada etapa. En el caso de un bebé, es importante demostrarle que estamos disponibles. Si llora y no sabes exactamente si tiene sueño o hambre, eso no importa, lo importante es que muestres tu disponibilidad y que eres capaz de calmarle, así tardes cinco minutos o cinco horas. Luego, cuando son más mayores, hay que enseñarles a desarrollar autonomía y permitirles explorar. Si a un niño de tres años lo sigues tratando como a un bebé, no estás fomentando un apego seguro, estás haciendo que sea ansioso, porque no le permites ganar autonomía. Y a medida que llega la autonomía, hay que ir poniéndole límites, para marcarles hasta dónde llega esa autonomía: no puedes salir corriendo, no puedes pegarle a otro niño, tienes que ducharte todos los días. Y luego, en niños más mayores, hay que fomentar que vayan teniendo su espacio, sus amigos, sus opiniones. Aquí ya tenemos un rol más de acompañamiento.

¿Cómo podemos identificar la ansiedad en niños?

Que veamos un cambio de carácter, que esté más miedoso, que un niño que era muy autónomo empiece a estar muy pegado a los padres, o a comerse las uñas. Cosas así nos pueden indicar que hay un trastorno de ansiedad. Cuando empiezan a manifestar síntomas físicos y el pediatra no detecta nada que los justifique, sobre todo si aparecen, por ejemplo, el domingo a la noche, o cuando el papá tiene que irse a dormir fuera por trabajo, entonces hay que empezar a sospechar que hay una somatización.

¿Por qué los niños sufren ansiedad?

Puede surgir por miedos o preocupaciones. Según la edad y el desarrollo evolutivo, entienden la vida de una manera diferente. Un comentario de un padre o algo que han visto en la tele o cosas que han pasado a su alrededor y que no se les han explicado bien pueden tener impacto. Por ejemplo, si el abuelo de repente se muere y nadie le explica al niño que el abuelo estaba malito, si simplemente se le dice que se ha muerto y está en el cielo, ese niño puede pensar que también el padre se va a morir repentinamente, y esto puede generar un trastorno de ansiedad. Por otro lado, puede haber una situación de bullying, o un miedo a que los padres se vayan a divorciar. Cuando los miedos no consiguen superarse de forma autónoma, aparece la ansiedad.

¿Qué tratamientos puede necesitar un niño con ansiedad?

Lo primero es empezar con una psicoterapia. Un psicólogo o psiquiatra puede darle técnicas para que se relaje, intentar entender de dónde viene ese miedo, cómo empezó, con qué lo relacionan. Es importante trabajarlo a través de dibujos o juegos, porque ellos no van a decir lo que les pasa, muchas veces no lo saben. Si el nivel de ansiedad es muy elevado, puede ser necesario un tratamiento farmacológico por parte de un psiquiatra, que lo va a ajustar a su edad y su peso. Los niños toman las mismas medicaciones que los adultos, simplemente están adaptadas a su peso.

¿Qué tipo de apoyo necesitan ellos de parte de los padres en esos momentos?

Mucha comprensión, acompañamiento, que se les explique lo que les pasa, que se les escuche y se les ayude a buscar soluciones. Se puede trabajar a través de cuentos o juegos. Sobre todo, es importante no juzgar, no ridiculizar y no comparar. Si los padres no se ven capacitados para ayudar, pueden acudir a un profesional para que ayude.

¿Qué señales pueden hacer pensar que un niño tiene un trastorno del espectro autista?

Algunos signos son que los niños no mantienen la mirada, o que no desarrollan el juego simbólico. Si un niño tiene un muñequito de Playmobil, ese muñequito hace que es un personaje y que interacciona con otros muñecos. Pero si, en lugar de eso, lo que hace es clasificarlo por colores o ponerlo en fila y no lo hace interactuar con otros muñequitos, eso es un signo de alerta. En el autismo hay dos partes que son fundamentales, que son el problema del lenguaje y el de la comunicación social. Luego, hay muchos rasgos accesorios, como la hipersensibilidad o el comportamiento, que son llamativos, pero no significan por sí solos que haya autismo si no existen esas dificultades en entender el lenguaje, expresarlo, y tener empatía en la comunicación social.

¿Cómo se diagnostica el autismo?

El diagnóstico es clínico, lo hacemos mediante una entrevista con los padres o el colegio. Existen tests que nos pueden orientar, pero tienen que ser administrados por un profesional con formación específica.

¿Existen casos de diagnóstico tardío?

Sí, porque el autismo es un espectro. Esto significa que hay casos leves y otros más graves. Los casos más graves se diagnostican antes, pero en los leves, pueden pasar muchos años sin que nadie se dé cuenta. Desde fuera, pueden parecer personas más peculiares, o que no pillan algunas cosas, pero cuanto más leve es, más difícil es de diagnosticar. Esto también pasa más en las niñas, porque en general tienen otras habilidades, son más sueltas en el lenguaje, entonces, camuflan los síntomas. Lo mismo pasa con el TDAH en niñas, ellas desarrollan herramientas para compensar esas dificultades.

¿El diagnóstico tardío tiene impacto en el bienestar?

Sí, a nivel de la autoestima. Porque si tú has entendido la vida de otra manera pero no has sabido por qué, simplemente te has identificado como una persona diferente, puede que esto vaya minando tu autoestima. Por eso, hay programas de atención temprana y ante la duda, aunque no tengamos un diagnóstico, siempre se intenta trabajar las habilidades sociales, las emociones y la empatía desde muy pequeñitos. Cuando alguien llega con un TEA a los 15 años, se ha perdido toda esa parte.

¿Cómo se detecta un caso de TDAH?

Antes de los seis años, no nos lo planteamos. Porque hasta esa edad, los niños, por definición, son inquietos e inatentos. A mí me escriben madres para preguntar si su hijo de dos años puede tener TDAH. Lo que pasa es que vivimos en una sociedad con una forma de trabajo en la que necesitamos tener a los niños en la guardería o en el colegio, cuando, evolutivamente, no es normal que un niño tenga que estar seis horas sentado en una silla. A veces tenemos expectativas que no están ajustadas a la realidad del ser humano. Pero a partir de los seis años, podemos detectar que es un niño muy despistado, que aunque tenga buenos resultados en clase, no presta atención, se deja el abrigo, pierde el estuche, no lleva los libros a clase, está metido en líos, tiene impulsividad, se pone en peligro, contesta sin pensar. Todas estas son pistas. Pero no todos los TDAH son hiperactivos o sacan malas notas, ni todos los niños hiperactivos tienen TDAH.

¿Cómo se abordan estos casos a nivel familiar?

Si llega la hora de la ducha y le dices: «Quítate la ropa, dúchate, lávate los dientes, ponte el pijama y recoge tu cuarto», va a hacer una cosa y después te lo vas a encontrar jugando. Y no porque el niño sea irresponsable o desobediente, sino porque su cerebro se ha despistado. Entonces, el padre tiene que dar una orden a la vez y no enfadarse ni echarle la bronca ni decirle que es una bala perdida. Porque muchos problemas de autoestima en estos niños vienen de que los califican de rebeldes o malos, cuando solo son diferentes. Eso es fundamental. Por otro lado, necesitan hacer mucho deporte y actividad al aire libre, porque esto les va muy bien.

¿Cuándo hay que llevar a consulta a un niño?

Ante la duda, si te estás planteando que a tu hijo le pueda estar pasando algo, hay que ir a consulta. Si vemos cambios de conducta bruscos, si no reconocemos a nuestro hijo, si empieza a quejarse de dolores físicos que no tienen mucho sentido, si come raro o no quiere comer o duerme diferente, si aparecen cambios que no tienen explicación, hay que consultar.

¿Se debe empezar por psiquiatra o psicólogo?

Por cualquiera. Si es algo muy grave y está sufriendo mucho, un psiquiatra puede descartar que haya otras causas médicas físicas para trabajar en la parte mental. Pero si se empieza por un psicólogo, ese psicólogo valorará y si ve que es necesario, derivará a un psiquiatra.

¿Cómo funciona la evaluación psicológica a través de dibujos?

Son tests proyectivos. En los dibujos, los niños proyectan sus miedos, sus expectativas y cómo se sitúan ellos frente a otras personas. Por ejemplo, vemos los colores que utilizan, si hay mucho rojo o negro, puede que haya mucha rabia adentro. Si ha coloreado tan fuerte que ha roto el lápiz, puede que haya un problema de ansiedad. Si vemos que la cara del padre es roja, podemos plantearnos qué pasa con ese padre. Si el niño ha tenido un hermanito y el hermanito no sale en el dibujo, puede haber algo de celos. Pero no evaluamos solo el dibujo. Tiene que ir acompañado de toda la historia, la entrevista y el contexto del niño. Esto tiene que estar desarrollado en un contexto profesional.

¿Qué medidas pueden ayudar a los niños a construir hábitos adecuados de sueño?

Evitar hacer deporte a partir de las ocho de la tarde, no darles café ni bebidas energéticas, evitar las pantallas, sobre todo a última hora. Un niño no puede acostarse con el móvil. Luego, también es importante la rutina nocturna y buscar que sea un momento placentero. Ducharnos, ponernos el pijama, contar un cuento, cantar una canción juntos. Es un momento bonito que ayuda a estrechar lazos entre padres e hijos y a desarrollar su imaginación y a identificar emociones en los personajes de los cuentos. Esta es una herramienta fundamental para las familias.

¿Cómo podemos fomentar el desarrollo emocional saludable en los niños?

Hay que escucharles. Hay que enseñarles a identificar sus emociones, ponerle nombre a lo que les está pasando, validarlo y acompañarles, y que nosotros también podamos hablar de nuestras emociones para que vean todos los estados de ánimo que hay. Si mamá llora, ellos pueden ver que no pasa nada porque uno llore. Es normal estar triste a veces. Eso es educación emocional.

Redactora: Laura Inés Miyara

FUENTE:

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lavozdelasalud/tribu/2024/03/09/nuria-nunez-psiquiatra-infantil-nino-colorea-fuerte-rompe-lapiz-puede-tener-ansiedad/00031709991791138453666.htm

https://pixabay.com/es/vectors/libro-caracteres-gr%C3%A1ficos-clase-2024008/