TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

domingo, 26 de noviembre de 2017

PAUTAS PARA QUE EL CASTIGO SEA EDUCATIVO




¿Se debe castigar a los niños y niñas? Pautas para que el castigo sea educativo

Cuando intentamos educar a los pequeños, en ocasiones no sabemos cuál es la manera más eficaz de tratar con ellos. Es normal que nos surjan dudas sobre qué es lo mejor para ellos, y en definitiva para que crezcan felices.

El castigo es un tema polémico, que ni gusta a niños ni a mayores. Queremos que aprendan, y sabemos por un lado que no debemos permitir determinados comportamientos, pero por otro lado tampoco queremos que sufran.

El castigo educativo

¿Debemos castigar a los pequeños? ¿Cómo castigar a un niño?
Es importante que los niños y niñas aprendan que las acciones que realizan tienen determinadas consecuencias, y a veces estas consecuencias no son de su agrado. El castigo puede ser necesario pero empleado de manera racional con el objetivo de educar al pequeño. Nunca debe ser humillante o perjudicial para su autoestima o bienestar.

El castigo debe entenderse no como una forma de hacer sentir mal a los niños y niñas sino como una consecuencia a una acción determinada. Para aplicarlo es fundamental que los niños y niñas entiendan el porqué del mismo, y comprendan qué ocurre cuando hacen determinadas acciones.
Debe entenderse como una especie de trato o acuerdo más que como un castigo, como cosas que debemos hacer para conseguir algo, o cosas que no debemos hacer para dejar de tener consecuencias negativas.

Castigos educativos: En todo caso no debe ser nunca dañino para los niños o niñas. Debe estar basado en el objetivo de educar, de fomentar un aprendizaje en los pequeños. Y siempre debemos tener muy en cuenta su bienestar.

Veamos ejemplos de castigos educativos:
Si un adolescente ha suspendido un examen porque en lugar de estudiar estuvo haciendo otras cosas, como ver la tele, dar una vuelta, etc. debemos dejarle que suspenda, que comprenda que su conducta le ha llevado a ese resultado. En este caso el “castigo” podría ser, tener que cumplir determinadas horas de estudio, si estas no se cumplen no podrá ver la tele o salir con sus amigos. Antes de aplicarlo es bueno dialogar con él o ella sobre la situación, ¿Por qué crees que has suspendido? ¿Qué crees que puedes hacer para que no vuelva a ocurrir esto? Siempre reflexionando y dialogando con ellos y nunca imponiendo.

Si un niño quiere de postre helado, primero tendrá que comerse las verduras o el plato que tenga en la mesa, si no se come esto no podrá tener helado. Si come lo que tiene que comer, podrá elegir el postre que quiera. En este caso también le explicaremos al pequeño que es importante alimentarse bien para crecer, que no sólo se pueden comer helados. Por eso si quiere comerlo primero debe tomar otros alimentos necesarios para su crecimiento.

Si el niño o niña no recoge sus juguetes, no podremos salir a dar una vuelta al parque, porque antes de salir tenemos que dejar todo recogido. Explicaremos al pequeño que no podemos dejar las cosas sin recoger porque llegaremos tarde y cansados para cenar y bañarnos antes de dormir, que es necesario que recojamos los juguetes. Le explicaremos también que puede sacar todos los juguetes que quiera pero que debe recogerlos.

Pautas para educar con el castigo positivo

Consecuentes y contingentes a la conducta. Esto quiere decir que deben ser lógicos en relación a la conducta, no deben ser ni demasiados excesivos ni demasiado flojos. Y producirse cuando se produzca la conducta, no podemos dejarlo para otro momento puesto que no lo relacionarán con la acción. Por ejemplo en el caso del adolescente que suspende, si cumple con sus horas de estudio le permitiremos salir, no es bueno excedernos y dejarle sin salir aun cuando haya cumplido esas horas. Si cumple su parte, tiene una consecuencia positiva para él. También tiene que ser en el momento, no podemos dejarle este fin de semana que salga, pero a partir del próximo cumplimos con el acuerdo.
Consensuados con el pequeño. Es importante que los “castigos” cumplan una función educativa. Para ello es muy bueno dialogar con el niño o niña y hasta consensuar el tipo de castigo. De esta forma se sentirá responsable de sus actos y de las consecuencias y se implicará más con el castigo. Además colaboramos a la reflexión de los pequeños y a su comprensión.

No deben ser dañinos o humillantes para ellos, en ningún caso. No debemos olvidar que nuestro objetivo es educarles, para que lleguen a ser adultos felices, personas críticas y autónomas, adaptados a la sociedad. Para ello el castigo puede ser necesario, pero si éste es humillante o dañino, pierde todo su valor educativo y conseguimos lo contrario.

Es mejor que los castigos no estén basados en cosas materiales, son más efectivos si los basamos en actividades de su agrado o desagrado. Si el castigo consiste en comprarle o no comprarle algo al pequeño, le estamos enviando un mensaje confuso, que no anima a la reflexión sino a conseguir un bien determinado.

Los castigos no deben ser amenazantes. Se le informará de lo que ocurre si hace o no hace determinada conducta, pero no se le amenazara con ello. Debe ser visto como una consecuencia lógica y no como una amenaza.

Es muy importante que tengan alguna relación con la conducta concreta. Es decir si no come verdura el “castigo” será no comer helado, ya que guarda relación y podemos hacer que comprendan el porqué. En cambio si el “castigo” por no comer verdura es no ver la tele. La consecuencia no tiene nada que ver con la conducta y el pequeño no lo entiende. Si no puede comer helado es porque necesita alimentarse bien, guarda una relación.

En todo momento seremos comprensivos con el niño, tendremos calma con ellos. Y entenderemos que están aprendiendo y necesitan unas pautas y normas. No es que lo hagan por molestarnos.
Deben cumplirse siempre los castigos, si no es así no serán eficaces. Por eso es bueno hacer un castigo lógico y no excedernos. No podemos castigarles primero con mucha fuerza, excediéndonos y poco a poco ir suavizando. Si el adolescente no puede salir hasta que no cumpla sus horas de estudio, mantendremos firmeza en este acuerdo.

Tienen que ser entendidos por los niños y niñas. Para que cumpla su función educativa ha de ser comprendido por los pequeños. Para ello dialogaremos con él y le explicaremos las cosas con calma.
Combina el castigo, con castigo positivo y con refuerzos. No se trata solo de que el pequeño tenga consecuencias negativas, también es bueno que estas consecuencias negativas terminen cuando el pequeño deje de hacer determinada conducta (castigo positivo). Es decir si no recoge los juguetes no podemos salir al parque, pero en cuanto los recoja esta consecuencia negativa finaliza y salimos todos al parque. Los refuerzos también son fundamentales, elogiar al niño cuando cumple con lo que esperamos y animarle en sus acercamientos a la acción deseada.

FUENTE:
https://www.educapeques.com/escuela-de-padres/pautas-castigo-educativo.html

sábado, 11 de noviembre de 2017

EL TDAH EN ADULTOS


https://unsplash.com/photos/zdSoe8za6Hs

TDAH son las siglas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.

Durante mucho tiempo, el TDAH ha sido considerado un trastorno propio de la infancia y de la adolescencia, pero sus síntomas y su impacto funcional no siempre desaparecen al pasar a la edad adulta y el trastorno puede persistir en más del 50% de los casos. Se asocia con un impacto importante a nivel clínico, funcional y de calidad de vida.
12 Señales de TDAH en adultos que deberías tener en cuenta:
  • No gestionan bien el tiempo. Los adultos que sufren TDAH tienden a distraerse con facilidad, por lo que es algo corriente que mientras van de camino a un evento se acuerden de que tenían que recoger algo o de que tienen que echarle gasolina al coche.
  • Tienen problemas para organizarse. Para las personas con TDAH, las responsabilidades “adultas”, como el trabajo o los niños, pueden hacer que los problemas con la organización sean aún más obvios y problemáticos.
  • Sufren falta de concentración. Posiblemente el síntoma más revelador del TDAH sea la falta de concentración, que es algo que va más allá de los problemas para prestar atención. Significa distraerse fácilmente, tener dificultades para escuchar a los demás, pasar por alto detalles y tener problemas para completar tareas o proyectos.
  • No logran relajarse. Cuando tienen un descanso y no están llevando a cabo una tarea activa, en lugar de relajarse, las personas que sufren TDAH a menudo sienten inquietud o ansiedad. Los niños con TDAH lo muestran como una hiperactividad externa, pero los adultos aprenden a interiorizar ese sentimiento. Lo demuestran con cosas como no poder estar sentados durante una película, prefiriendo pasar tiempo solo con actividades activas, o aburriéndose con juegos rápidamente.
  • Pueden conducir de forma imprudente. El TDAH hace difícil mantener la atención en una tarea, por lo que pasar tiempo al volante de un coche puede ser difícil. Los síntomas del TDAH pueden hacer que algunas personas tengan más probabilidades de conducir a mayor velocidad y tener accidentes de tráfico.
  • Se les olvidan las cosas constantemente. Todos nos olvidamos de las cosas de vez en cuando, pero en las personas con TDAH, los olvidos son una parte de la vida cotidiana. Olvidan dónde han puesto las cosas o las fechas importantes. A veces estos olvidos pueden ser molestos, pero poco importantes. Sin embargo, en otros casos pueden ser graves.
  • Les cuesta controlar los cambios. Muchas personas tienen dificultades para manejar los cambios importantes, como mudarse o cambiar de trabajo. Pero las personas con TDAH sufren grandes dificultades cuando las cosas cambian de repente, incluso cuando se trata de cambios a mejor, como un ascenso en el trabajo.
  • Se aburren pronto de las conversaciones. Se sienten incómodos en todas las conversaciones y no paran de interrumpir al otro constantemente para que converse de forma más fluida. Debido a que los cerebros de los adultos con TDAH van siempre dos pasos por delante, pueden tener dificultades para escuchar a los demás y darles tiempo para formular sus pensamientos
  • Son muy impulsivos. La impulsividad puede manifestarse de muchas formas en un adulto con TDAH. Interrumpen a otros durante las conversaciones, son socialmente inapropiados, hacen las tareas a toda prisa y actúan sin pensar en las consecuencias.
  • Cambian el canal de la tele o la cadena de radio continuamente. Las personas con TDAH necesitan altos niveles de estimulación lo que podría traducirse en cambiar constantemente de canal, revisar el móvil, silbar, tararear o inquietarse.
  • Sufren falta de motivación. Aunque estén abiertos a cualquier cosa, las personas con TDAH a menudo se sienten desmotivados. Junto con la dificultad para organizarse, este problema puede hacer que les sea difícil terminar un proyecto o una tarea.
  • Les cuesta controlar las emociones. El TDAH a menudo conduce a problemas con el manejo de las emociones, sienten como si no tuvieran ningún control sobre ellas. Pero en muchas ocasiones, su ira se desvanece tan rápido como llega.

Si piensas que realmente podrías parecer TDAH, visita a un profesional de la salud médica. Este trastorno puede ser difícil de diagnosticar, pero en cuanto tengas ayuda empezarás a sentirte mejor.

FUENTE: