TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

jueves, 28 de abril de 2011

LA FALTA DE ESPECIALISTAS DIFICULTA EL DIAGNÓSTICO DE TDAH

25 abril 2011 - Se estima que alrededor del 5% de los niños en edad escolar padece Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una patología psiquiátrica que, al ser un trastorno crónico, persiste en algunos casos en la edad adulta en aquellas personas que lo han padecido durante su infancia y adolescencia.
Según el Dr. Celso Arango, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), jefe de Sección de psiquiatría infanto-juvenil del Hospital Universitario Gregorio Marañón y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), “el TDAH, al constituir un trastorno crónico, persiste en la edad adulta. Hasta el 60% de quienes lo han padecido en la infancia y adolescencia pueden mantener algunos síntomas aislados, aunque sólo el 30% sigue cumpliendo los criterios diagnósticos.” Y añade que “Es importante recalcar que se trata de un trastorno que comienza siempre en la infancia por lo que no debe diagnosticarse en alguien que no tuvo síntomas claros en esta etapa”.
Los síntomas fundamentales que presentan los afectados son la incapacidad de mantener la atención en una tarea durante un mínimo de tiempo, la inquietud, la impulsividad, el defectuoso concepto del tiempo y la precipitación en las respuestas.
Sin embargo, aunque se trata de una patología que puede tener importantes consecuencias, que van desde el fracaso escolar en la infancia, y las dificultades laborales en la edad adulta, hasta poder constituirse en el origen de dificultades sociales (más posibilidad de consumir drogas o sufrir accidentes de tráfico, por ejemplo), y que tiene una elevada prevalencia en la población infantil, “está marcada por un gran estigma social, determinado por el desconocimiento de la población, la falta de profesionales especializados, la demora y los errores en el diagnóstico, y la ausencia de programas de prevención”, señala el Dr. Arango.

NECESIDAD DE UN TRATAMIENTO INTEGRAL
La detección temprana es fundamental en esta enfermedad, ya que “mejora su evolución y pronóstico y, lo que es más importante, mejora la calidad de vida del niño y de la familia”, subraya el Dr. Arango, que añade que “aunque los primeros síntomas se pueden manifestar en niños de 4 o 5 años, e incluso antes, no es hasta alrededor de los siete cuando los padres suelen consultar al médico”.
Sin embargo, y a pesar de su importancia, existe un porcentaje todavía muy relevante de niños y adultos que no está diagnosticado y que, por lo tanto, están privados de recibir el correspondiente tratamiento, con los riesgos que esto implica.
“Al igual que el resto de los trastornos mentales el tratamiento debe ser integral incluyendo tratamiento farmacológico y psicoterapéutico, es muy importante la intervención con la familia y el colegio. Los fármacos estimulantes son los tratamientos farmacológicos más efectivos de todos los que disponemos en psiquiatría, si tenemos en cuenta el tamaño del efecto”.
El Dr. Arango advierte que “son necesarios más psiquiatras especializados en niños y en adolescentes. Y es que, diagnosticar y tratar bien requiere del médico estar bien formado y tener conocimientos y experiencia, además de una dedicación plena a la psiquiatría infantil.
“La Psiquiatría Infanto-Juvenil es una especialidad compleja y extensa que requiere del médico una dedicación exclusiva. Una de las mayores carencias de la medicina española ha sido el que no existiera la especialidad de Psiquiatría Infantil”, concluye el Dr. Arango.

FUENTES:
Sociedad Española de Psiquiatría, Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental
http://www.webconsultas.com/hiperactividad/la-falta-de-especialistas-dificulta-el-diagnostico-de-tdah-3342

lunes, 25 de abril de 2011

¿CÓMO CONSEGUIR QUE UN NIÑO CON TDAH LLEGUE A LA UNIVERSIDAD?

Un estudio reciente realizado en ocho países, entre ellos España, ha revelado que el 91% de las familias con niños o niñas afectados por trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se sienten preocupadas por el éxito académico de sus hijos y, hasta el 63%, manifiesta que su hijo con TDAH ha sido excluido de actividades sociales por la manifestación de sus síntomas. Y es que este es el tema que más inquieta a los padres de niños afectados por el TDAH, la escolaridad de su hijo. No es de extrañar, ya que desde muy temprano reciben quejas del comportamiento del niño o niña y de su pobre evolución académica. En muchos casos, estas quejas se inician desde el parvulario.
Pero es en secundaria donde los problemas se agravan por la exigencia de un grado de madurez y un nivel de destrezas y conocimientos que ellos, aunque los tengan, no siempre manifiestan. En esta etapa, muchos niños con necesidades educativas especiales, sean por TDAH o por algún otro trastorno, tiran la toalla.
Para superar la infinidad de obstáculos que aparecen en el camino, lo primero es reconocer las dificultades que tienen estos niños. Muchos de ellos sufren de una discapacidad de la que algunos padres y muchos maestros no son conscientes.
Los que llegan hasta el bachillerato, en su mayoría, cuentan con el apoyo de su familia, con un buen equipo profesional y con un gran sentimiento personal de superación y dedicación. Los dos años de bachillerato pueden ser muy gravosos; pocos profesionales en estos cursos conocen estos trastornos y, por tanto, no quieren hacer ningún tipo de concesión. Pero algunos chicos, gracias a grandes dosis de comprensión y apoyo, pueden recibir la formación suficiente para acceder a las pruebas de selectividad.
Los estudios demuestran que la evolución de estos niños en la escuela varía notablemente en función de los conocimientos y experiencias de los profesores. En países como EE.UU. o Finlandia se ha entendido que este es un factor clave y que se debe proporcionar al educador toda la ayuda que necesite para que estos niños obtengan el éxito esperado. En España, la realidad sigue siendo que muchos niños y adolescentes no tienen la oportunidad de acceder a una evaluación completa, a un diagnóstico diferencial, ni a un tratamiento adecuado. Pero lo que no debería ser discutido es el derecho que deberían tener estos niños y jóvenes a acceder a los estudios universitarios.

ISABEL RUBIÓ BADIA
Presidenta de Fundación Adana
Fuente:

miércoles, 20 de abril de 2011

PROGRAMA MULTICOMPONENCIAL DE ASESORAMIENTO A FAMILIAS CON HIJOS CON TDAH

A. Miranda-Casas, D. Grau-Sevilla, A. Melià de Alba, B. Roselló
El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es una psicopatología bastante frecuente, que comienza en la primera infancia y persiste, al menos en la mitad de los casos, en la adolescencia y la vida adulta. Numerosas investigaciones sugieren que el trastorno es heredable (70-80%) y de carácter poligénico, en cuyo defecto genético contribuyen varios genes. Pero el hecho de que el TDAH sea parcialmente heredable no elimina la necesidad de tomar también en consideración la acción de los factores ambientales. La heterogeneidad del TDAH sugiere vías causales complejas, de forma que los genes y el ambiente interactúan de múltiples maneras en el resultado final.
Por consiguiente, la evolución del trastorno no puede comprenderse sin considerar las experiencias que tienen lugar en los sistemas sociales, y en particular en la familia, como contexto primario de socialización.
PATERNIDAD Y ESTILOS DE DISCIPLINA DE FAMILIAS CON HIJOS CON TDAH
La problemática del niño con TDAH dificulta la labor educativa de sus padres, que suelen sufrir sentimientos de frustración, culpabilidad, estrés, baja autoestima, insatisfacción con su rol parental y desconfianza en sus habilidades como padres. Los padres de niños con TDAH se consideran menos competentes en el desempeño de su rol de padres y valoran que su calidad de vida es poco satisfactoria. A menudo, están expuestos a la crítica social debido al comportamiento perturbador de los hijos, lo cual provoca finalmente aislamiento social. Además, cuando se comparan con los padres de niños sin TDAH se sienten más deprimidos y consideran que su función de padres les limita y condiciona, en gran manera, su tiempo personal. Creen que sus hijos con TDAH tienen menos control afectivo y emocional y que experimentan más dificultades para concentrarse y adaptarse al ambiente físico y social. Asimismo, muestran sentimientos fuertes de desajuste entre las expectativas que tenían y las características reales físicas y emocionales de sus hijos.
Por otra parte, varios estudios empíricos han suministrado información sobre el uso de métodos de disciplina inadecuados en familias que tienen niños con TDAH: aplicación de más estrategias agresivas, empleo de estilos disciplinarios más autoritarios que los de padres de niños con otras psicopatologías y menos comunicación con los hijos incluso cuando están en edad preescolar.
En la misma línea, las observaciones de las interacciones padres-hijos han puesto de manifiesto que los padres que tienen hijos con TDAH usan un tono de voz más serio y hacen comentarios más negativos sobre el comportamiento de sus hijos, por lo que imponen límites estrictos pero sin ofrecer explicaciones al respecto. Por el contrario, los padres de los niños sin TDAH son menos impositivos y les permiten desarrollar más su independencia. No hay duda de que los niños con TDAH provocan altos niveles de expresión de emociones negativas por parte de sus padres, esto es, críticas, hostilidad o sobreimplicación emocional, que se asocian con el desarrollo de problemas de conducta en la adolescencia.
IMPLICACIONES EDUCATIVAS Y CLÍNICAS
Posiblemente, la conclusión práctica más interesante que se deriva de la bibliografía es la relación positiva que existe entre el estrés que produce la crianza de niños con TDAH y la aplicación en la familia de técnicas de disciplina inadecuadas. Constituye un asunto que tiene trascendencia, ya que los procedimientos disciplinarios caracterizados por la aserción de poder, la permisividad o la inconsistencia son factores de riesgo que potencian la gravedad de la sintomatología del TDAH y la aparición de trastornos de la conducta.
Sin embargo, las terapias diseñadas para mejorar los síntomas del TDAH han tenido escasos efectos en la calidad de la paternidad o en el estrés parental. Así, datos del estudio más completo realizado hasta la fecha sobre eficacia de los tratamientos para el TDAH han informado que las tres intervenciones que se compararon (terapia conductual intensiva, medicación y combinación de ambas) produjeron una reducción más significativa en disciplina negativa/ineficaz que el tratamiento comunitario estándar. Sin embargo, los resultados fueron nulos en otros dominios de la paternidad, tales como paternidad positiva, depresión materna, conflicto entre la pareja o estrés.
Teniendo en mente las anteriores consideraciones, los programas de asesoramiento a padres deben ir más allá del modelo basado solamente en la medicación o en la modificación de la conducta. Junto a otros componentes, hay que ofrecer a los padres información que reduzca su inseguridad y sentimientos de culpabilidad; facilitarles estrategias para reducir el nivel de estrés que puede provocar el comportamiento de sus hijos; enseñarles a identificar y valorar los progresos, aunque sean limitados; ayudarles a promover una distribución clara de responsabilidades y roles, y construir un estilo educativo autoritativo, no coercitivo ni sobreprotector.
INNOVACIONES EN LOS PROGRAMAS DE ASESORAMIENTO A PADRES DE NIÑOS CON TDAH
Las limitaciones detectadas en los programas tradicionales dirigidos a padres han impulsado en los últimos años el desarrollo de iniciativas terapéuticas más complejas. Así, Adesida y Foreman han subrayado la importancia de la intervención en grupo con padres de niños con TDAH para tratar la tensión y el mayor número de problemas a los que se enfrentan en la educación de sus hijos. Los beneficios percibidos de este tipo de intervención en grupo incluyeron: el apoyo emocional al compartir experiencias y emociones sobre el impacto de los problemas del hijo con un grupo de padres; la reducción del sentido de aislamiento; la provisión de información sobre servicios referidos al TDAH y la mejora de las relaciones con sus hijos debido al aumento de conocimientos.
Otros expertos, como DiGiuseppe, se han decantado por una intervención global en la que se combinan estrategias cognitivo-conductuales y sistémicas. La terapia cognitiva tiene como objetivo ayudar a los padres a superar las barreras emocionales y a reconocer y aceptar el estrés socioambiental. Las técnicas conductuales se proponen enseñar procedimientos de disciplina eficaces, mientras que las intervenciones sistémicas ayudarían a planificar el ambiente familiar, ajustándolo al temperamento y habilidades del niño.
Fundamentándose en las necesidades de las familias con TDAH y en un modelo comprensivo de actuación, Miranda y García han planteado un programa de intervención que incluye seis módulos diferentes:
Módulo 1. Educación sobre el TDAH
CONTENIDOS: Historia y presuntas causas del TDAH. Síntomas nucleares y dificultades asociadas. Resultados en la adolescencia y vida adulta. Información de los derechos educativos y económicos. Recursos en la comunidad y cómo conseguirlos.
OBJETIVOS: Corregir posibles errores de los padres sobre el trastorno y ayudarles a generar expectativas realistas.
Módulo 2. Comprensión del estrés
CONTENIDOS: Definición del estrés y claves para reconocerlo. Efecto del estrés en las funciones de los padres. Tensiones asociadas a la paternidad de niños con TDAH: formas eficaces e ineficaces de afrontarlas. Habilidades de manejo del tiempo, técnicas de relajación y afrontamiento del estrés.
OBJETIVOS: Guiar a los padres para encontrar el equilibrio entre las demandas de los hijos, la pareja o los compañeros y sus necesidades.
Módulo 3. Reestructuración cognitiva
CONTENIDOS: Enseñar y demostrar la relación entre pensamientos, emociones y conducta. Identificar errores cognitivos comunes y discutir sus efectos en emociones y conductas. Sustituir cogniciones erróneas por otras más adaptadas.
OBJETIVOS: Ayudar a los padres a desarrollar expectativas realistas sobre sus hijos y sobre sí mismos. Reducir el arousal emocional cuando no se cumplen las expectativas. Disminuir el impacto de los comentarios de otras personas.
Módulo 4. Solución de problemas
CONTENIDOS: Descripción y modelado de fases:
– Identificación y definición del problema.
– Generación de soluciones (brainstorming).
– Evaluación de las alternativas.
– Implementación de la solución elegida.
– Evaluación de los resultados.
OBJETIVOS: Capacitar a los padres para dar respuestas adaptativas a las situaciones estresantes. Incrementar sus sentimientos de autoeficacia y autocontrol.
Módulo 5. Habilidades de comunicación
CONTENIDOS: Identificar formas disfuncionales de comunicación padres/hijos, pareja, familia y profesionales de la salud y educación. Descripción y modelado de estrategias efectivas. Comunicación de premisas básicas.
OBJETIVOS: Facilitar la obediencia en las interacciones padres-hijo. Aumentar el apoyo entre la pareja. Identificar las necesidades del niño.
Módulo 6. Estrategias de disciplina
CONTENIDOS: Dialogar sobre la importancia de la consistencia en el uso de la disciplina en niños con TDAH. Técnicas para aumentar conductas positivas (refuerzos, privilegios). Técnicas para disminuir conductas negativas (extinción, aislamiento, tiempo fuera). Técnicas combinadas (economía de fichas y contrato de contingencias).
OBJETIVOS: Uso apropiado de la disciplina, y apoyar a los padres cuando se sientan superados por el comportamiento del hijo.
CONCLUSIÓN
Las familias que tienen hijos con TDAH deben recibir ayuda en múltiples aspectos que van más allá de un aumento de la estructura del ambiente y del control de las conductas perturbadoras.
Además, habría que incluir en los programas de asesoramiento otras habilidades necesarias para vivir y educar a niños con TDAH a fin de que su desarrollo socioemocional avance normalmente.
Un aspecto crítico es reducir el estrés, mejorando los sentimientos de los padres sobre sí mismos y sobre los hijos, ayudándolos a redefinir sus percepciones del hijo mediante el entrenamiento en atribuciones y potenciando las habilidades de comunicación y solución de problemas.
FUENTE:
[REV NEUROL 2008;46 (Supl. 1):S43-S45] PMID: 18302121 - Revisión - Fecha de publicación: 27/02/2008

sábado, 9 de abril de 2011

SELECTIVIDAD MÁS APTA PARA HIPERACTIVOS

Los alumnos que padecen TDAH tienen una capacidad de atención mermada y pocas habilidades de narración escrita. Son alumnos que suelen responder de forma impulsiva, se distraen con facilidad, tienen un discurso desordenado y dificultades para organizar bien su tiempo, ocupándose poco de los aspectos relevantes y demasiado de los detalles más insignificantes.
El TDAH no interfiere en el conocimiento, pero los afectados tienen dificultades para explicar bien lo que saben. Ni tampoco es que sean menos inteligentes; pero cometen errores al aplicar lo que saben. Los expertos explican que se trata de un trastorno de rendimiento, no de aprendizaje y que una de las características de las personas afectadas es que tienen una reducida memoria de trabajo, ya que presentan verdaderas dificultades para trabajar con lo que conocen, o se olvidan de lo que saben.
El avance en los métodos de diagnóstico de estos trastornos y la tenacidad de afectados y asociaciones que les defienden, propicia que cada vez sean más los estudiantes que aspiran a llegar a la universidad. Que los alumnos cuenten con más tiempo para hacer las pruebas es un avance, pero no suficiente, dicen los expertos. Porque, además de disponer de un espacio que evite los estímulos de distracción del alumnado y de que tengan más tiempo, con pequeños descansos, para el alumnado con déficit de atención, se reclama otro estilo de evaluación.
En este apartado se considera del todo necesario que se incluyan preguntas abiertas con opciones múltiples de respuesta, lo que evitaría que el estudiante tuviera que hacer un sobreesfuerzo narrativo, algo que, de momento, no se ha conseguido.
Pero lo más importante, según se insiste en el documento de Adana, sería que la corrección de los ejercicios la realizara personal conocedor del trastorno, de las repercusiones lingüísticas que éste tiene y de las peculiaridades propias de estos alumnos. Eso permitiría que los correctores pudieran distinguir si están ante un estudiante con TDAH que no dispone de los conocimientos adecuados, o bien ante otro que tiene dificultades para demostrar lo que sabe.
“Un grueso importante de estudiantes con TDAH no tiene posibilidades de acceder a estudios universitarios porque fracasan en la selectividad, y eso es un impedimento funcional, además de un factor de exclusión de esos alumnos”, explican desde la fundación Adana.
LO QUE AÚN NO SE HA CONSEGUIDO
Entorno adecuado. Aunque se sitúa a los alumnos en las primeras filas y los tutores encargados de vigilar los exámenes saben de qué alumnos se trata, las pruebas aún se hacen en aulas demasiado pobladas, cuando estos estudiantes rendirían más en clases más reducidas.
Distribución diferente de las pruebas. Los expertos recomiendan que los alumnos con TDAH puedan combinar las pruebas en función de su dificultad, es decir no hacer el mismo día lenguas y matemáticas. De momento, tienen que seguir el orden establecido: el primer día se concentran todas las de las áreas lingüísticas.
Modificación del estilo de evaluación. Desde la Fundación Adana se pide que no tengan que hacer un sobresfuerzo narrativo en las respuestas de los exámenes, por eso piden preguntas abiertas y otras de opción múltiple.
Evaluación. Este es el aspecto más importante de las demandas: las familias afectadas reclaman que la evaluación la realicen personas conocedoras del trastorno, de sus repercusiones lingüísticas y de las dificultades para ordenar ideas.
MERCÉ BELTRAN
Fuente:

lunes, 4 de abril de 2011

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA PADRES CON HIJOS CON TDAH

AFRONTANDO EL DIAGNÓSTICO. Reacciones más típicas ante el diagnóstico:
  1. Desconcierto
  2. Negación
  3. Enfado
  4. Culpa
  5. Miedo
  6. Rechazo
  7. Desilusión
  8. Alivio
Alivie la ansiedad y encauce los esfuerzos hacia la búsqueda de la mejor forma de educar y comportarse con su hijo. No está sólo; busque ayuda si es necesario.
MANTENGA UNA ACTITUD POSITIVA:
  • Busque información.
  • Busque una evaluación y un tratamiento profesional y personalizado.
  • Implique a su pareja o a sus familiares más cercanos.
  • Busque el apoyo de otros padres.
  • Aprenda a manejar el enfado y la amargura y mantenga una actitud positiva.
  • Intente reconocer el lado bueno de las cosas. Ríase y ayude al niño a descubrir el humor y a reírse de sí mismo.
COMPRENDA A SU HIJO: la mejor manera de conocerle es escucharle.
Características que condicionan las conductas de los niños con TDAH:
  • Continua sensación y búsqueda de la novedad.
  • Viven en un presente continuo. Dificultad para interiorizar pasado y futuro. Viven el aquí y ahora.
  • Necesidad de actividad física.
Es fundamental entender cómo piensa un niño para poder ofrecerle lo que más necesita.
IMPACTO Y SENTIMIENTOS QUE SUELEN ACOMPAÑAR A LOS NIÑOS CON TDAH:
  • Aislamiento y enfado. Ante una actividad que les resulta difícil, reaccionan aislándose y enfadándose.
  • Alto nivel de frustración. Tiene las mismas capacidades que el resto de niños, pero necesitan más tiempo para las tareas y eso les resta tiempo para jugar y disfrutar. Tienen la continua presión del tiempo.
  • Baja autoestima. A pesar de sus esfuerzos no suelen cumplir con las expectativas que depositamos en ellos, tanto los adultos como sus compañeros de juego.
¿Y AHORA, QUÉ PODEMOS HACER?:
MEJORE SU AUTOESTIMA
  • Descubra qué tiene de especial y dígaselo.
  • Utilice mensajes positivos. Sustituya el verbo “ser” por “estar”. Ej.: no le diga “eres un desordenado”. Dígale: “tu habitación está desordenada”.
  • Crea en él. Ofrézcale responsabilidades acorde a sus posibilidades y confíe en que será capaz. Si usted cree que puede hacerlo, su hijo se sentirá capaz de hacerlo.
  • Enseñe a su hijo a describir en qué es bueno.
  • Ayúdelo a aceptar sus propias limitaciones y acéptelo. Valore a su hijo como persona, no sólo por sus éxitos y habilidades. Ayúdele a entender que todos tenemos dificultades y deje que le ayude en las suyas.
MOTIVE SU APRENDIZAJE
  • Concéntrese en el esfuerzo, no en las calificaciones. Si el niño mejora, felicítele. Aunque no haya llegado al nivel exigido, está en el camino.
  • Cree en su hijo un hábito de estudio. Debe tener un lugar y un horario estable. Regule sus tiempos de trabajo con los de descanso. No disminuya sus exigencias de estudio o trabajo, adáptelas a las necesidades del niño.
  • Estimule sus habilidades naturales. Las actividades extraescolares deben adecuarse a sus habilidades para potenciar su autoestima.
  • Mantenga un contacto estrecho con el profesor de su hijo y fomente una relación positiva. Son un equipo con el mismo objetivo. Muéstrese comprensivo y colaborador con los profesores.
TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA. Incremente las conductas deseables
REFUERZO POSITIVO:
  • Felicite al niño inmediatamente cuando tenga una conducta adecuada.
  • Ofrézcale premios ante conductas positivas y evite los castigos continuos.
  • Preste una atención positiva. El niño debe notar que está interesado en ayudarle cuando lo necesite, que le va a escuchar y que no sólo está a su lado para enfadarse ante los problemas.
  • Mantenga un contacto físico con él, siéntese cerca, póngale una mano en la espalda o el hombro, abrácelo, dele besos, hágale cosquillas, dele la enhorabuena con una palmada cariñosa o chocando las manos con las suyas…
  • Identifique cuáles son las recompensas y privilegios adecuados a su hijo. No dude en ofrecérselos en el momento (no lo base todo en regalos físicos de juguetes). Pacte con él en qué situaciones se le retirarán las recompensas y, en ese momento, no amenace, actúe. (Recuerde que este sistema funciona con lentitud; sea perseverante y constante en la aplicación de la técnica).
  • Condición positiva. Exija al niño que haga algo que no le gusta como condición indispensable para conseguir algo que le gusta. (Recuerde que viven en el presente: no ofrezca recompensas o castigos a largo plazo; no serán eficaces).
DISMINUIR COMPORTAMIENTOS INADECUADOS
  • Ante comportamientos inadecuados, no le preste atención. Retire al niño de aquello que pueda resultar peligroso para él o para los demás, sin entrar en una discusión y espere a que pare su comportamiento para dirigirse a él.
  • Use el “tiempo fuera”. Retírelo a una zona o rincón aburrido, donde no tenga cosas estimulantes. Imponga esta situación, no como castigo, sino como un tiempo y una oportunidad para que se calme y pueda volver a incorporarse a la actividad. Use esta técnica después de una sola advertencia y únicamente para detener conductas violentas. Es fundamental que usted mantenga la calma en todo momento.
HAY QUE SER PACIENTES Y TENER MUY CLARO QUE TODOS LOS NIÑOS TIENEN ALTIBAJOS.
¿CÓMO LOGRAR QUE SU HIJO OBEDEZCA?
  • Simplifique las reglas de la casa o lugar donde se encuentre.
  • Ayude al niño a hacer las cosas paso a paso. Si le dice “recoge tu cuarto”, no sabrá a qué se refiere exactamente y se perderá en el camino. Mejor, dígale: “ve a tu habitación, coloca los juguetes en su caja, guarda la ropa en el armario y haz la cama”.
  • Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. No le grite las cosas desde otra habitación. Mírele a los ojos a su altura, hable con voz clara y calmada, con oraciones cortas y simples. Pídale que lo repita en voz alta.
  • Utilice un sistema de puntos sencillo con las principales normas que quiere que cumpla y dele un punto o una ficha cada vez que lo realice. Pacte un premio con una cantidad de puntos y sea constante en esta técnica.
ENSÉÑELE A SER ORGANIZADO:
  • Utilice listas con normas que estén a la vista y sean llamativas.
  • Coloque horarios y calendarios en los lugares que frecuente su hijo.
  • Cree rutinas diarias. Un horario estable ayudará al niño a anticiparse a las actividades y podrá amoldarse a los cambios internamente.
  • Use alarmas y relojes grandes y sencillos por toda la casa.
  • Intente que haya un sitio fijo para cada cosa. Le ayudará si, en algunas cajas o lugares, coloca un cartel con la palabra o la imagen necesaria.
  • Regálele una agenda. Es una agenda para organizarse y recordar cosas positivas. Intente que, en esta agenda, no se reflejen aspectos negativos del niño.
Actuar como modelo de ejemplo es fundamental.
EL NIÑO NO APRENDERÁ CON UNA CHARLA, APRENDERÁ, DÍA A DÍA, CON EL EJEMPLO.
FOMENTE SUS HABILIDADES SOCIALES
  • Observe a su hijo mientras juega con otros niños. Esto le ayudará a ver dónde falla y dónde tiene éxito.
  • Diseñe un sistema de señales para usar con su hijo en distintas situaciones sociales. A través de la señal le llamará la atención sobre un comportamiento inadecuado sin avergonzarle ante los demás.
  • Involucre a su hijo en actividades de grupo, siempre considerando sus intereses y habilidades. Las actividades fuera del colegio le ayudarán a no ser rechazado por una reputación negativa.
  • Implíquelo en una actividad deportiva de actuación individual (natación, baile, etc.)
  • Recuerde que usted es un ejemplo para su hijo.
LO QUE USTED DEBE EVITAR                                 
  • No exponga a su hijo a situaciones demasiado competitivas.
  • No desanime al niño a establecer relaciones con amigos que sean un año o dos más pequeños.
  • No regañe ni reprima al niño cuando exprese dificultades para relacionarse con los demás. Si lo expresa de modo inadecuado, a través de palabras o gestos, escuche su frustración y dele alternativas de comunicación. Ayúdele a poner en palabras lo que siente.
EL OCIO COMPARTIDO
  • Pase tiempo con su hijo entre semana y el fin de semana.
  • Trate de mantener un horario y acuérdelo con su hijo, aceptando sus sugerencias.
  • Planifique actividades culturales, educativas y en la naturaleza.
  • Deje que su hijo le ayude a cocinar. Involúcrele en la lista de la compra.
  • Tómese un “tiempo fuera”. Cuando su hijo esté muy inquieto y no pueda con él, lléveselo a dar un paseo.
  • Reserve un tiempo de calma para el final del día. Lean juntos o estén en la habitación con luz tenue, escuchando música tranquila y charlando.
VACACIONES
  • Procure continuar con las rutinas regulares hasta donde se pueda.
  • Involucre a su hijo en los preparativos del viaje.
  • Repase con su hijo las reglas y expectativas que usted tiene de él.
  • Prepárele para las visitas sociales o familiares.
  • Planee actividades educativas y distendidas (según los gustos de su hijo, no de los suyos)
USTED TAMBIÉN ES UNA PRIORIDAD. Si está tenso y agotado producirá un ambiente de ansiedad. Cuídese y mantenga un tiempo privado con su pareja o amigos.
LOS HERMANOS NO TDAH
  • Todos los niños necesitan afecto.
  • Reconozca también las habilidades de su hijo sin TDAH.
  • Motive al niño con TDAH y a sus hermanos a resolver las diferencias entre ellos.
  • Sea justo.
FRASES DE UN TDAH
  1. “Estoy atascado”, “no puedo hacerlo”.
  2. “Espera”,”Todavía estoy pensando”. “Necesito más tiempo”.
  3. “¿Está bien hecho?”. “¡Necesito saberlo ahora!”.
  4. “¡Ayúdame a concentrarme!”.
  5. “Necesito saber qué viene después”.
  6. “¡No te oí!”, “Espera a que esté preparado para escuchar”.
  7. “Seguro que lo he hecho mal”.
  8. No me digas “¡Ya te lo he dicho!”. Por favor, repítemelo y explícamelo con otras palabras.
  9. “¿Terminé ya?” ”No sé calcular el tiempo”.
  10. “¿Por qué me gritas siempre?”.
CUANDO TU HIJO TENGA UN MAL DÍA, RECUÉRDALE SUS CUALIDADES (Y ACUÉRDESE USTED TAMBIÉN).
Ana Díaz Benito (Terapeuta ocupacional)
Adaptación de “TDAH: Guía Práctica para padres”. Editada por FEAADAH
Fuente: