TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 19 de julio de 2013

Un nuevo test para diagnosticar el TDAH: EL NEUROPSYCHIATRIC EEG-BASED ASSESSMENT AID (NEBA) SYSTEM

15 de julio 2013
La FDA (Agencia del Medicamento de Estados Unidos) permite la comercialización del primer test que usa las ondas cerebrales, como complemento del diagnóstico del TDAH en niños y adolescentes.


La FDA (U.S. Food and Drug Administration), acaba de aprobar la comercialización del primer dispositivo médico para el diagnóstico del TDAH en niños, niñas y adolescentes de entre 6 a 17 años.
El dispositivo, con el nombre Sistema de Ayuda para la Evaluación Neuropsiquiátrica basado en el Electroencefalograma, en inglés Neuropsychiatric EEG-Based Assessment Aid (NEBA) System, está basado en la tecnología del electroencefalograma (EEG), y registra los diferentes tipos de impulsos eléctricos (ondas) emitidos por las neuronas (células nerviosas) en el cerebro y el número de veces (frecuencia) que los impulsos se emiten en un segundo.
El Sistema NEBA es un examen no invasivo  de unos 15 a 20 minutos de duración, que calcula la relación de dos frecuencias de ondas cerebrales, conocidas como ondas theta y beta. Se ha demostrado que a relación theta / beta es mayor en los niños y adolescentes con TDAH que en los niños sin el trastorno.
Christy Foreman, directora de la Oficina de Evaluación de Dispositivos en el Centro de la FDA para Dispositivos y Salud Radiológica, nos recuerda que el diagnóstico del TDAH es un proceso clínico y multimodal, que requiere un examen médico y psicológico completo. Foreman afirma que el Sistema NEBA es un complemento del habitual examen médico y psiquiátrico basado en la información clínica recogida, que puede ayudar a los profesionales de la salud a determinar con mayor precisión si el estudio y evaluación del paciente debe centrarse en un TDAH o si debe buscar otras causas que produzcan síntomas similares a los del TDAH. 
Se ha presentado un estudio clínico que ha evaluado a 275 niños y adolescentes de entre 6 y 17 años de edad con dificultades de atención o problemas de comportamiento. Los investigadores evaluaron a los 275 pacientes utilizando el Sistema NEBA por una parte, y los protocolos de diagnóstico estándar, que incluyen los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Texto Revisado de la IV Edición (DSM-IV-TR), cuestionarios comportamentales, tests para determinar el coeficiente intelectual, y exámenes físicos, para determinar si el paciente tenía TDAH. Un grupo independiente de expertos en TDAH han revisado todos estos datos, y los resultados del estudio mostraron que el uso del Sistema NEBA ayuda a los especialistas clínicos en la elaboración de un diagnóstico más preciso de TDAH cuando se utiliza junto a la evaluación clínica tradicional para el TDAH, en comparación con la realización de la evaluación clínica por sí sola.


Las células cerebrales (neuronas) se comunican produciendo diminutos impulsos eléctricos. Esta actividad eléctrica puede medirse mediante pequeños electrodos situados en diversas áreas del cuero cabelludo que miden los cambios en la actividad eléctrica del cerebro. El aparato utilizado para medir dicha actividad recibe el nombre de electroencefalograma (EEG).
Los investigadores consideran que un cerebro en su pleno funcionamiento puede generar hasta 10 vatios de energía eléctrica.  La actividad eléctrica que emana del cerebro se muestra en el EEG en forma de ondas cerebrales. Dado que la intensidad de los cambios eléctricos está directamente relacionada con el grado de actividad neuronal, las ondas cerebrales varían en amplitud y frecuencia, según nos encontremos despiertos o en alguna de las diferentes fases del sueño.
Existen cuatro tipos de ondas: alfa, beta, theta y delta. A continuación se describen los diferentes tipos de ondas en orden de mayor a menor actividad.
Ondas Beta:
Se producen cuando el cerebro está despierto e implicado en actividades mentales. Son ondas amplias y las más rápidas de las cuatro. Su frecuencia oscila entre 15 y 40 ciclos por segundo. Denotan una actividad mental intensa. Cuando una persona está dando un discurso, estudiando, realizando un problema de matemáticas, etc. su cerebro se encuentra emitiendo este tipo de ondas.
Ondas Alfa:
Alfa representa un estado de no actividad y relajación. Son más lentas y de mayor amplitud que las beta. Su frecuencia oscila entre 9 y 14 ciclos por segundo. Una persona que ha terminado una tarea y se sienta a descansar, se encuentra a menudo en un estado alfa, así como la persona que está dando un paseo, disfrutando del paisaje.
Ondas Theta:
Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 5 y 8 ciclos por segundo). Se trata de un estado de meditación profunda. La persona que está fantaseando o, como suele decirse, soñando despierta, se encuentra en este estado, así como la persona que tras conducir un rato, de repente se da cuenta de que no recuerda los últimos kilómetros. Es el estado más inspirador.
A menudo, una persona tiene las mejores ideas cuando predominan este tipo de ondas. Se trata de un estado en el que las tareas que realizas se han vuelto tan automáticas, que no necesitas tener un control consciente de su realización y puedes distanciarte de ellas mentalmente. Es decir, tu mente está en “otro sitio”. Las ideas que surgen en la mente en este estado fluyen con libertad y sin censura o culpa.
Ondas Delta:
Son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 1,5 y 4 ciclos por segundo). Nunca llegan a cero, pues eso significaría la muerte cerebral. Es un estado de sueño profundo.


Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesivamente de beta a alfa, theta y finalmente, delta. Durante el sueño se producen ciclos que duran unos 90 minutos.
Anteriormente se creía que el estado Beta era el ideal para aprender; pero nuevos descubrimientos han demostrado que el estado ALFA es el mejor para aprendizaje y grabar nueva información en el subconsciente. 



El TDAH es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes en la infancia. Según la Asociación Americana de Psiquiatría, el 9 por ciento de los adolescentes estadounidenses tienen TDAH y la edad promedio de diagnóstico es de 7 años. Los síntomas más visibles en el TDAH son alteraciones de la atención, hiperactividad, impulsividad y problemas de comportamiento.

La FDA es un organismo dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., que vela por la salud pública, regulando  el suministro y calidad de alimentos, y la eficacia y la seguridad de medicamentos, vacunas, cosméticos, suplementos dietéticos, y otros productos biológicos y sanitarios para uso humano y veterinario.

FUENTE:

jueves, 4 de julio de 2013

TDAH Y EL CEREBRO




TDAH Y EL CEREBRO por el Dr. Mitul Mehta
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH, como se conoce comúnmente,  afecta a cerca de uno cada 20 jóvenes en todo el mundo. Puede tener un gran impacto en la vida cotidiana, en la escuela, y con los amigos.
Los síntomas de desatención, impulsividad e hiperactividad pueden reducir la capacidad de una persona para controlar sus acciones y para concentrarse sin distraerse.
Algunas personas han expresado su escepticismo con respecto al trastorno, pero las imágenes cerebrales han mostrado que los síntomas de TDAH están asociados con una serie de anomalías en el desarrollo y funcionamiento de algunas zonas del cerebro.
Veamos primero la corteza cerebral, la capa superficial del cerebro: durante el desarrollo normal, la corteza, que juega un papel clave en la memoria, atención, pensamiento y lenguaje, aumenta gradualmente en grosor antes de alcanzar un máximo durante la adolescencia. Los escáneres muestran que en niños con TDAH la corteza se desarrolla en general más despacio, especialmente en las regiones de los lóbulos frontal y temporal, los cuales son importantes para la memoria y para controlar la conducta.
Generalmente, la corteza frontal junto con otras partes fundamentales del cerebro son más pequeñas en los niños con TDAH que en los niños que no lo padecen.
Estas partes del cerebro no funcionan de forma aislada sino que interactúan ampliamente para crear redes que controlan funciones como el lenguaje, la atención y el movimiento. La actividad de las distintas redes aumenta y disminuye, permitiendo que tengan lugar las distintas funciones. Por ejemplo, mientras estás viendo este vídeo, la actividad de las redes involucradas en el procesamiento de la información, generalmente, habrá aumentado, mientras que la actividad de las redes involucradas en la distracción habrá disminuido. En una persona con TDAH, la actividad de estas redes está alterada y las conexiones dentro de las redes están interrumpidas, y cuando miramos más de cerca la comunicación entre estas redes, también hay un trastorno en la liberación de las sustancias químicas dopamina y noradrenalina, que son las responsables de trasmitir mensajes entre células cerebrales. En términos generales, cuando los niños con TDAH llevan a cabo tareas específicas, algunas redes no están encendidas lo suficiente, mientras que otras permanecen encendidas demasiado tiempo.
Las investigaciones en todo el mundo han mostrado diferencias en el desarrollo y en el funcionamiento del cerebro de los niños con TDAH. Aunque todavía no podemos usar técnicas de imagen cerebral para diagnosticar este trastorno, cuanto más aprendamos sobre TDAH y el cerebro mejor podremos entender los síntomas de los niños con TDAH experimentan en la vida cotidiana y más podremos hacer para apoyarlos.
El contenido de esta animación se basa en el conocimiento actual y en las investigaciones publicadas. Es importante señalar, sin embargo, que el conocimiento de la Neurobiología del TDAH está en constante evolución, y que cada niño con TDAH es único.
El Dr. Mitul Mehta es profesor adjunto del departamento de Neuroimagen. Su investigación se centra, sobre todo, en  la acción de las drogas sobre el cerebro. Desarrolla su actividad en el King´s College de Londres, dirigiendo el grupo de Neurofarmacología. Anteriormente, ejerció en la Universidad de Cambridge y el Imperial College (Hospital Hammersmith) antes de unirse al Instituto de Psiquiatría en 2003. Su trabajo en el sistema de la dopamina fue reconocido por la Asociación Británica de Psicofarmacología, con el premio a los Jóvenes Investigadores en 2005. Actualmente es un editor consultivo de la revista Psicofarmacología.
FUENTE: