TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

miércoles, 17 de mayo de 2023

La regla de los 9 minutos para padres y madres

 


Hoy conoceremos la regla de los 9 minutos para ayudar a los padres a pasar tiempo de calidad con los hijos. 

Los niños necesitan sentirse escuchados y queridos por sus padres para crecer con una buena autoestima y una capacidad asertiva para resolver problemas. Cuando les prestamos atención, les ayudamos a desarrollar su independencia emocional y su autonomía personal. Por el contrario, cuando les ignoramos o les dedicamos poco tiempo, podemos generarles miedos, inseguridades y baja tolerancia a la frustración. Pero sabemos que el día a día es muy exigente y que no siempre podemos estar con nuestros hijos todo el tiempo que quisiéramos.

Por eso, es importante aprovechar al máximo los momentos que compartimos con ellos y hacerles sentir que son lo más importante para nosotros.

Para lograrlo, podemos usar la regla de los 9 minutos, una técnica sencilla pero muy efectiva que nos propone dedicarles tiempo de calidad en tres momentos clave del día.

 ¿En qué consiste la regla de los 9 minutos?

La regla de los 9 minutos se basa en la idea de que no es tanto la cantidad sino la calidad del tiempo que pasamos con nuestros hijos lo que marca la diferencia.

Según esta técnica, debemos enfocarnos en ellos y prestarles toda nuestra atención durante al menos 9 minutos al día, repartidos en tres momentos: al despertarse, al llegar a casa después del colegio o el trabajo y antes de irse a dormir.

Estos son los momentos en los que los niños están más receptivos y necesitan sentir nuestro apoyo y nuestro cariño. Durante estos 9 minutos (o más si podemos), debemos seguir estas pautas:

  • Dejar de lado las distracciones como el móvil, la televisión o el ordenador. Solo hablar con nuestro hijo o hija y mirarle a los ojos.
  • Participar en su juego o dejar que él nos invite a jugar con él. Observar qué le gusta hacer, cómo se expresa y cómo se divierte. Seguir sus iniciativas y sus reglas sin imponer las nuestras. Si no quiere jugar con nosotros, respetar su espacio y su ritmo.
  • Ponerse a su altura física. Si está jugando en el suelo, sentarnos junto a él. Si está en la cama, acostarnos a su lado. Así le transmitimos cercanía e interés por lo que hace o dice.

¿Qué beneficios tiene la regla de los 9 minutos para los niños?

La regla de los 9 minutos tiene muchos beneficios para los niños desde diferentes puntos de vista: físico, emocional e intelectual.

Desde el punto de vista físico

  • Ayuda a relajarse y liberar tensiones acumuladas durante el día.
  • Permite descargar energía mediante el movimiento corporal.
  • Estimula el desarrollo sensorial y motriz.

Desde el punto de vista emocional

  • Hace sentirse queridos e importantes para sus padres.
  • Refuerza la autoestima y la confianza en sí mismos.
  • Facilita la expresión de sus sentimientos y emociones.
  • Enseña a regular sus impulsos y frustraciones.

Desde el punto de vista intelectual

  • Fomenta la creatividad y la imaginación.
  • Potencia las habilidades cognitivas como la atención, la memoria o el razonamiento.
  • Amplía el vocabulario y la comprensión verbal.
  • Inculca valores como el respeto, la cooperación o la solidaridad.

FUENTE

https://educayaprende.com/regla-de-los-9-minutos/  

https://pixabay.com/es/photos/familia-amor-coraz%c3%b3n-rojo-madre-1721674/ 

lunes, 13 de febrero de 2023

TDAH, el trastorno que trae de cabeza a padres y profesores y hace sufrir al niño


Lo padece más del 5% de los niños de tres a 16 años y es un proceso de alteración del sistema nervioso central

Por Gema Puerto. 31 de enero de 2023

Alberto, tiene 14 años, es muy impulsivo y no se concentra. Como asegura su padre “es muy nervioso. Tiene dificultades para estar sentado, hacer deberes, o realizar cualquier tarea de índole intelectual. La situación se ha vuelto insostenible y, en el colegio, ha recibido distintas amonestaciones por su mal comportamiento, además de suspender varias asignaturas”. 

Después de analizarlo con la orientadora del colegio y llevarlo a neuropediatría, sus padres ya tienen el diagnóstico. Sufre trastorno por déficit de atención e hiperactividad, comúnmente conocido como TDAH. La doctora ha llegado a esa conclusión después realizarle una resonancia del cráneo y valorar los informes de distintos psicopedagogos que trataron a Alberto cuando era más pequeño. También la neuropediatra ha sopesado los antecedentes del pequeño, ya que, aunque su tío paterno no está diagnosticado, se cree que también lo tuvo.

Según Rafa Guerrero, psicoterapeuta y autor del libro “TDAH. Entre la patología y la normalidad”, “el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo por el cual el niño o adolescente tiene dificultad para concentrarse, intranquilidad, nerviosismo, necesidad de estarse moviendo constantemente y una alteración del control de impulsos. Lo sufre más del 5% de la población infantil y juvenil entre los tres y los 16 años. Es un proceso de alteración del sistema nervioso central que dificulta controlar el comportamiento de las emociones y los pensamientos, no poder concentrarse y dificultades para adaptarse en situaciones que necesitan gran atención”.

La importancia de la detección temprana

Es importante hacer una detección temprana de esta patología ya que tanto el niño como la familia obtendrán grandes beneficios con las terapias actuales, ya sea mediante medicamentos que le ayuden a concentrarse, como con terapia psicológica. Así se reducirá el impacto que produce la impulsividad, la hiperactividad y la falta de concentración.

No hacer el tratamiento puede provocar fracaso escolar.  Sin él, el paciente tendrá dificultades para memorizar y concentrarse, atender o escuchar en el colegio, lo que le provocará una frustración que después puede acabar en síntomas depresivos o adaptativos. También la impulsividad puede generar lesiones, problemas en el colegio con compañeros y diferentes problemas de comportamiento.

“Hay un porcentaje alto de profesores que tienen alumnos con TDAH y no lo saben. Los niños que lo sufren no se concentran y son impulsivos, pero esos son los síntomas. Lo que hay que buscar es la raíz del problema. EL TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que indica un procesamiento lento del cerebro, éste puede ser hasta un 35% más lento”, añade Guerrero quien asegura que su impulsividad suele generar situaciones estresantes, surgen problemas de concentración y de difícil organización debido a que no pueden mantener la atención, se distraen con facilidad e incluso se ha llegado a describir como una sordera ficticia ya que no escuchan.

Para este psicoterapeuta el TDAH no se cura, pero “se puede amortiguar dando recursos al niño o al adolescente para que haga trabajar la parte prefrontal de su cerebro que es la que tiene afectada”. Guerrero, no está en contra ni a favor de los medicamentos “la medicación es un complemento, si creo que al niño le viene bien le derivo al neurólogo. Gracias a los fármacos se aumentan los niveles de dopamina y noradrenalina. Se focaliza mejor y se controlan los impulsos, eso está muy bien, ya que ayuda a la concentración en clase, pero lo que queremos es que en algún momento se les reeduque con estrategias y recursos para quitarle la medicación y que funcione sin muletas”.

Pero ¿qué decir a los padres con hijos con TDAH?

“Cuando un niño es disruptivo en el aula, o en casa, hay algo que nos dice que algo está pasando. Lo que hay que hacer es no quedarse en los síntomas. Si nuestro hijo suspende ocho asignaturas, esa es la consecuencia, pero hay una raíz neurológica, ambiental etc. A lo mejor resulta que tiene dificultades para concentrarse, a lo mejor resulta que sus padres se llevan fatal, o alguien ha abusado de él o su abuelo se está muriendo...”, añade Guerrero. La respuesta es no juzgarles desde su entorno familiar, la escuela, los amigos…Estos niños “sufren una desregulación a muchos niveles, hay mucho miedo, mucha rabia y tienen la autoestima tocadísima. Son niños castigados y estigmatizados”.

Para acompañarle en su problema de maduración “es cuestión de tiempo y paciencia, la clave está en los adultos, los profesores. No está en el menor. El menor baila en función de la música que le pongamos. Lo que hay debajo de esos síntomas es una problemática a nivel de supervivencia. Yo les digo a los padres, imaginad que vuestro hijo está en la selva y corre ante un tigre. Vosotros, de forma paralela, le preguntáis por los autores de la generación del 27 y vuestro hijo mientras tanto se está jugando la vida. ¿Técnicas de estudio? No, lo primero son los cimientos, lo último es el ático, es decir, las notas. Hay que demostrarles que les quieres y que están arropados”.

FUENTE:

https://medicinaresponsable.com/enfermedades/tdah-ninos

https://www.istockphoto.com/es/foto/el-hombre-frustrado-con-problemas-nerviosos-siente-ansiedad-y-confusi%C3%B3n-de-gm1362894903-434655676       

martes, 17 de enero de 2023

Autoestima en niños: 6 Formas de elogiar que fomentan el desarrollo de tus hijos

 


Los elogios, utilizados correctamente, pueden convertirse en un arma muy poderosa para fomentar la autoestima de los más pequeños. Un niño que es elogiado de la forma correcta, se llevará valorado, y aprenderá a conseguir aquello que se proponga. En cambio, sobreproteger y alabar continuamente a nuestros hijos, puede generar, justo, el efecto contrario. ¿Cómo debemos elogiar los logros de nuestros hijos para fomentar su autoestima y seguridad?

Autoestima en niños: cómo fomentarla a través del elogio

¿Cómo podemos expresar a nuestro hijo/a lo orgullosos que nos sentimos por el/ella? Cuando el niño realiza una proeza, de inmediato, tendemos a alabarle por su logro. ¡Bravo! eres un valiente, que listo, inteligente, el más guapo, etc.  Este reconocimiento, nos sale de forma innata, sin pensar. Sin embargo, muchas veces estos elogios pueden tener un efecto negativo en los niños.

Autoestima en niños ¿qué es? La autoestima es la forma en la que nos valoramos y apreciamos a nosotros mismos y si nos sentimos capaces o no de afrontar las adversidades.

Las muestras de autoestima comienzan a percibirse desde muy temprano. Una autoestima sana va a prevenir multitud de problemas psicológicos en la vida futura del niño. Por tanto, es vital cultivarla desde los primeros años de nuestros hijos.

Las personas podemos desarrollar dos tipos de mentalidad: Mentalidad fija, o mentalidad de crecimiento. Que nos inclinemos hacia uno u otra, a va a depender, en gran medida, del tipo de elogios que hemos recibido en nuestra infancia:

La mentalidad fija: consiste en pensar que nuestros rasgos y habilidades son innatos (que nacemos con ellos y no se pueden cambiar). La mentalidad fija nos lleva a creer que, si no somos buenos en algo, no hay nada que hacer. Las personas que desarrollan este tipo de mentalidad, ven sus errores como fracasos.

La mentalidad de crecimiento: consiste en pensar que los rasgos y habilidades se conforman por la experiencia (los desarrollamos). La mentalidad de crecimiento nos lleva a creer que, si se nos da mal algo, se puede mejorar con la práctica. Los errores son oportunidades de aprender.

Según un estudio, el que los padres sientan inquietud y ansiedad ante los errores de los niños (como una mala nota en el colegio) y vean esos errores como algo negativo, hace a los niños proclives a tener una mentalidad fija.

En cambio, los padres que se centran en aprender de esos resultados, ayudarán a sus hijos a construir una mentalidad de crecimiento. La inteligencia de esos niños se construirá en base al esfuerzo y aprendizaje.

Formas de elogiar para fomentar la autoestima en niños:

1. Fomenta su independencia

Lo primero de todo, para poder elogiarlos tenemos que dejarles que sean independientes, asuman riesgos, que hagan cosas por sí mismas, que acaben lo que consiguieron, que tomen decisiones y que aprendan que sus acciones tienen consecuencias y que empiecen a responsabilizarse de estas. A veces es más fácil hacerlo todo nosotros, ya que lo haremos más rápido y mejor, y más cuando no nos sobra el tiempo.

Permítele que haga las cosas cuando su capacidad motora lo permita. Déjale que coma solo en el momento en que sea capaz de sostener bien la cuchara, déjale que se ate los zapatos solo, que ayude a poner la mesa… Que no te importe que tarde en hacerlo, puedes levantaros más pronto por la mañana y así no llegareis tarde al colegio.

2. Elogia el proceso y el esfuerzo, no en su resultado

Es importante no caer en el resultado que ha obtenido, sino en el proceso que le ha llevado hasta allí. De esta manera, estaremos fomentando el esfuerzo y el trabajo, no el resultado, ya que este a veces está fuera de nuestro control. Por ejemplo, en un examen puede que nos despistemos, que la profesora se equivoque, que el examen sea demasiado difícil… Lo importante es que nos hayamos esforzado y lo hayamos hecho lo mejor que hemos podido.

No le digas: “que buena nota ha sacado”, sino “se nota que te has esforzado mucho en este examen”. No le digas “qué dibujo tan bonito, qué artista eres”, dile “me gusta mucho tu dibujo, sobre toda la cantidad de detalles que ha puesto”.

3. Haz elogios concretos

Si tu elogio es general como “Bien hecho”, el niño no sabrá a qué te estás refiriendo, ¿qué de todo está bien hecho? No aporta nada de información y no ayudará al niño a mejorar.

Si el niño, por propia iniciativa, ha ayudado a otro niño, en lugar de decirle “Qué bueno eres”, dile “Has visto que necesitaba ayuda y le has ayudado, es un gesto muy bueno por tu parte”.

4. No hacer elogios de forma excesiva

Los elogios constantes pueden perjudicar la autoestima de los niños. Si se acostumbran a recibir alabanzas por todo se volverán dependientes de estas. Lo harán todo buscando el elogio de los demás, y se mostrarán muy mal cuando no lo reciban.

Además, un exceso de elogios puede hacerles pensar que, o bien son perfectos o bien tienen que ser perfectos todo el tiempo. Ninguna de estas cosas es deseable.

Decirle al niño que es el más listo, el más guapo, o el mejor fomenta en él un sentimiento ególatra, pero tarde o temprano se dará cuenta de que no es cierto, afectando negativamente a su autoestima.

Siempre sé sincero. Los niños detectan cuando una alabanza no lo es y esto les va a afectar negativamente. Elógiale sólo cuando realmente se haya esforzado en algo. Si no lo ha hecho puedes decir: “Es un buen comienzo” o “Como me gusta que dibujes. ¿Cómo crees que se podría mejorar?”. Para que no dependa del elogio haz de la alabanza algo ocasional e impredecible.

5. Observa más y elogia menos

Los niños se acostumbran al elogio y lo esperan, cada vez necesitan dosis mayores y actúan buscándolo.

En lugar de elogiar, señala los hechos. No hagas juicios acerca de lo que ha hecho. Di: “¡Has acabado los deberes!” o “¡Cuántos colores ha usado en este dibujo!” De esta manera les motiva y haces que se sientan orgullosos de sus logros.

6. Que el tono acompañe al elogio

Si nuestro tono de voz no coincide con lo que estamos diciendo, haremos más caso al tono que a las palabras. Si un niño no ve concordancia entre los dos elementos sabrá que no estás siendo sincero, lo percibirá como una mentira. Esto daña mucho su autoestima, por ello hay que tener mucho cuidado, no solo con lo que decimos, sino también con cómo lo decimos.

Cuando le digas a tu hijo cuánto se ha esforzado, díselo con un tono positivo y alegre. Así se daría cuenta de que estamos contentos por lo que ha hecho. Ya que, si lo decimos con un tono brusco y apagado, pensará que lo que ha hecho lo ha hecho mal.

Fuente:

https://blog.cognifit.com/es/autoestima-ninos-como-elogiar/

https://pixabay.com/es/illustrations/amor-propio-confianza-en-s%c3%ad-mismo-7206573/