TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 26 de agosto de 2011

LA ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN EN NIÑOS CON TDAH

La desorganización ha sido identificada como una de las características claves del Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). ¿A qué nos referimos con organización y planificación?
A saber por dónde empezar, qué hacer después, dar prioridad a lo importante, saber planificar, completar tareas de pasos múltiples, cumplir proyectos a largo plazo, anticipar consecuencias, predecir resultados y utilizar eficiente y efectivamente el tiempo.
El sentir que pueden superar y controlar su desorganización permite que desarrollen la motivación interna para organizarse. Enseñarles a simplificar y desglosar las tareas, utilizar estrategias, tomar decisiones y aumentar su conocimiento de los procesos del pensamiento ayuda a desarrollar este sentido del control.
PLANTEAMIENTOS ÚTILES PARA MEJORAR LAS DESTREZAS DE ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN:
Enséñele a simplificar la tarea: Cuando una tarea larga es dividida en pequeños pasos y/o partes, se convierte en una tarea más manejable.
Ejemplo de cómo las tareas escolares pueden (y necesitan) ser divididas en trabajos más pequeños:
  1. Copiar los deberes en la agenda de forma precisa.
  2. Encontrar y traer a casa los materiales correctos para completarlos.
  3. Planificar el tiempo para hacerlos.
  4. Hacerlos.
  5. Colocarlos en el lugar adecuado para llevarlos a la escuela.
  6. Entregarlos en el colegio.
Enséñele estrategias: son técnicas que ayudan a realizar el trabajo más fácilmente. A menudo, incluyen el uso de “accesorios” o instrumentos:
  • Las listas de “cosas por hacer” son accesorios claves para la organización: proporcionan un sentido de logro inmediato debido a que demuestran el progreso con cada paso completado.
  • Los cronómetros ayudan a los niños a evaluar el tiempo que les lleva completar varias tareas.
  • Las agendas u horarios para planificar actividades ayudan a los niños a ver el tiempo en bloques visuales. Escribir sus obligaciones y compromisos en esa agenda u horario anima al niño a tomar decisiones y aumenta aún más su conciencia del tiempo y las destrezas de planificación.
  • Utilizar contadores de tiempo de 60 minutos: hacer una “carrera contra el tiempo” para hacer las tareas cotidianas en un tiempo establecido, tales como prepararse por la mañana para ir a la escuela o limpiar un cuarto, haciendo el trabajo más divertido al dividirlo en tareas y en duraciones temporales más pequeñas, lo que ayuda a finalizar el trabajo planificado con menos estrés  y no dejando para hacerlo en el último minuto. Esta estrategia se refuerza si va ligada a un privilegio o recompensa por completarlo en el tiempo establecido.
  • Utilizar envases (cajas, latas, carpetas, etc.) e identificarlos con palabras y, quizás también, con ilustraciones. Esta ayuda nos permite colocar las cosas en sus respectivos lugares y las hace más fáciles de encontrar. La codificación usando colores destaca los grupos clasificados y da un sentido de visión general de la organización.
Enséñele a tomar decisiones: Los niños desorganizados son frecuentemente indecisos. Tienen los escritorios y las libretas desordenadas porque no pueden decidir qué deben guardar y qué dejar (ellos necesitan criterios). No hacen su tarea porque no pueden decidir por dónde empezar y qué hacer después. La organización, además de tener bajo control el tiempo, los materiales y los procedimientos, requiere tomar decisiones. Para enseñárselo debemos:
  • Proporcionarles alternativas apropiadas a su edad (con las que se sentirán seguros, ya que el adulto proporciona las alternativas para escoger).
  • Apoyarles con los comentarios que les hagamos (“Buena decisión”; “Esa decisión significa que tú podrás...”). Diga en voz alta el razonamiento que usted sigue para tomar una decisión sobre un tema, para que ellos puedan ver el lenguaje interno que utiliza (autoinstrucciones).
  • Enseñarles a desarrollar listas con los pros y los contras, lo que ayudará a que sus decisiones sean más obvias.
  • Dirigirnos a ellos de una manera positiva para reforzar sus acciones. Utilice palabras específicas de “pensamiento” para resaltar los momentos de conciencia y autodirección: “Te has acordado de meter el cuaderno en tu mochila”; “Te has dado cuenta de que estabas distraído”; “Has pensado acerca de esto; bien hecho”, “Has utilizado una estrategia para…”, son maneras de animarles a pensar por sí mismos.
Utilice la estructura y la organización en las actividades:
  • Ayudar a dar una estructura externa.
  • Dar reglas claras e instrucciones precisas y simples.
  • Hacer recordatorios, anticipar lo que se va a hacer, recordándoles los límites.
  • Decirle al niño qué se espera de él.
  • Anunciar con tiempo los cambios que se avecinan
Los niños con TDAH necesitan supervisión, estructura y un conjunto de estrategias que les ayuden a iniciar y finalizar un proyecto, tarea o actividad.
FUENTE:

martes, 16 de agosto de 2011

EDUCAR Y QUERER BIEN A UN NIÑO CON TDAH

Mi hijo es TDA, sin H. Es un trastorno de atención que provoca dificultades en la planificación, en la memoria a corto plazo, en la selección de información. Estos niños son inatentos, con dificultades para concentrarse. No tienen un problema de inteligencia, sino de organización y de autocontrol de la atención, de las emociones, de la conducta y la relación social. No son más torpes que otros, pero sí necesitan un profesor que se implique, que se preocupe, que sepa estimularlos y que utilice refuerzos positivos. Continuamente, necesitan que se les reconozca su esfuerzo, que se les motive y, sobre todo, que les valoren  y acepten.
Luis Rojas Marcos, célebre TDAH, dijo en una ocasión que en su vida tuvo dos ángeles: su madre y una profesora que creyó en él.
Tras 13 años en el colegio, nos vemos obligados a buscar ese “ángel” en otro centro.
Es muy fácil educar a niños sin problemas, pero la vocación y la profesionalidad se demuestran en todos los campos. Los TDAH son diamantes en bruto; tan sólo necesitan cruzarse en su camino con quien sepa tallarles.
FUENTE:

lunes, 1 de agosto de 2011

FAMILIA, ESCUELA Y NIÑOS CON TDAH D. Jesús Bernal Hernández.

1.- PLANTEAMIENTOS INICIALES.
Teniendo en cuenta que el TDAH es un trastorno, con frecuencia, crónico, muy importante en la infancia, conviene analizar las limitaciones que tenemos con respecto al trastorno, así como las posibilidades.
Nuestras limitaciones… vienen determinadas por la imposibilidad de que el trastorno desaparezca. Es importante que los padres de los niños con TDAH comprendan que nada de lo que hagan podrá hacer que el trastorno desaparezca. Tampoco la escuela puede hacer desaparecer por completo este trastorno. La medicina, abordada, a veces, como auténtica panacea para este y otros trastornos, tampoco puede hacerlo desaparecer. Por último, tampoco los propios niños o personas con TDAH pueden hacer que el trastorno desaparezca definitivamente de sus vidas.
Vista así, la situación es terrible y dolorosa… Nadie nos prepara (a profesionales, familias, instituciones) para no poder resolver un problema. Más aún, no podemos entender que no podamos hacerlo.
Pero, lo cierto es que tenemos posibilidades reales de manejar el TDAH en términos satisfactorios para todos, sobre todo para las personas afectadas.
Podemos hacer cosas, muchas cosas, desde la medicina, desde la escuela, desde la familia y desde el propio niño o adolescente con TDAH. Podemos manejar, en parte, este trastorno, tenemos un margen en el que hacer frente al trastorno, podemos aprender a convivir con el trastorno haciéndolo menos incómodo, menos doloroso, menos frustrante…Podemos poner al trastorno en su sitio, impidiendo que nos invada e invada nuestra ilusión, nuestra esperanza.
No somos víctimas indefensas a merced de un monstruo voraz. Somos personas que podemos decidir hacer cosas e integrar estilos personales, dinámicas familiares, estrategias y hábitos saludables que nos proporcionen (a familias y pacientes) una calidad de vida adecuada.
Vamos a analizar estos indicadores en la familia y en la escuela y en la relación entre ambas, que pueden ayudar a colocar al trastorno en su sitio.
2.- INDICADORES DE MANEJO - RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LOS PADRES.
Estos indicadores que se describen a continuación, deben entenderse como un continuo, donde, en un extremo, se sitúan las posturas más radicales que implican riesgo y en el extremo opuesto, las posturas más radicales que indican manejo y funcionalidad. Lógicamente, cada persona y cada familia se sitúa en un punto de este continuo, un punto que en ocasiones varía, se modifica con el tiempo o las circunstancias.
Reconocimiento y aceptación del la existencia de un problema.
Indicador de manejo: ambos padres aceptan la existencia de un problema y aprenden a convivir con el TDAH.
Indicador de riesgo: la negación del problema, bien por uno o por los dos progenitores. Esto siempre provoca una invasión del trastorno a muchas áreas de la vida de la familia.
Capacidad de los padres para REPARTIR las tareas y las responsabilidades en la crianza y educación, así como para COMPARTIR las tareas que implican la existencia del TDAH.
Indicador de manejo: reparto del trabajo y tareas generales y específicas de crianza y cuidado del hijo, que implica el TDAH.
Indicador de riesgo: sobrecarga de uno de los padres y ausencia del otro progenitor.
Participación en una red de apoyo específica.
El indicador de manejo viene determinado por el uso de esta red de apoyo, formada por asociaciones, grupos de apoyo, etc., relacionados con el TDAH y que puedan proporcionar, cuando la familia lo desee, un recurso.
El indicador de riesgo se sitúa en el extremo contrario: padres que nunca toman contacto con estos recursos porque niegan el problema, porque sienten vergüenza o porque piensan que ellos lo pueden todo.
Conocimiento y formación específica sobre el TDAH.
Indicador de manejo: los padres dedican tiempo y esfuerzo personal en conocer los aspectos relacionados con el TDAH, buscan lecturas recomendadas por profesionales, consultan dudas, piensan y planifican, incorporando estrategias específicas al uso diario.
Indicador de riesgo: los padres no se preparan para manejar el TDAH, piensan que es suficiente con los conocimientos.
Compromiso con el Sistema Escolar y con el Sistema Sanitario.
El indicador de manejo por parte de los padres, viene determinado por su compromiso en apoyar incondicionalmente a los diferentes profesionales con los que se relacionan ellos y sus hijos (maestros, especialistas, médicos…). Cuando los padres, en mayor o menor medida, rechazan estos profesionales, los critican o los minusvaloran, se colocan en una posición de riesgo para manejar adecuadamente el TDAH.
Funcionamiento personal, como pareja y como padre/madre al margen del TDAH y sus implicaciones.
Indicador de manejo: los padres viven para muchas cosas, además de para el TDAH. Dedican tiempo y atención a actividades personales, tiempos de ocio, proyectos e ilusiones…De esta manera, los padres tienen oportunidades de colocar el trastorno, impidiendo que éste invada otras áreas vitales.
Indicador de riesgo: el TDAH invade, emocional, temporal y espacialmente, la vida de la familia, hasta el punto de que los padres pierden progresivamente la ilusión por hacer otro tipo de cosas al margen del trastorno.
Si hay hermanos, dedicarles un tiempo y un espacio específicos e individuales.
Los hermanos de los niños con TDAH necesitan una atención individualizada, no compartida, que, a veces, no reciben porque toda la atención recae en su hermano. El indicador de riesgo viene determinado por la ausencia de esta atención. Los padres dedican su tiempo, prioritariamente, al hijo con TDAH y, si se tiene tiempo y ganas, al resto de los hijos.
El indicador de manejo implica que los padres están disponibles para todos los hijos y los dedican tiempos específicos, en los que hacen cosas con ellos.
Introducir el humor como estrategia y recurso.
El sentido del humor sano es claramente un aliado en todas las situaciones vitales, más aún cuando sentimos que las circunstancias no tienen salida o solución. Reírse de sí mismo y de las cosas puede llegar a introducir pensamientos y emociones que ayuden a “tomar respiro” y continuar adelante.
3.- INDICADORES DE MANEJO-RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LA ESCUELA
Posicionarse ante el TDAH desde la perspectiva de las Necesidades Educativas Especiales.
La escuela asume riesgos en el manejo del trastorno si trata de atenderlo sin hacer adaptaciones (más o menos significativas, en función de cada niño).
El índice de manejo viene determinado por la capacidad de la escuela en realizar todas aquellas adaptaciones que el niño necesite.
Conocimiento por parte del tutor y de los profesores del TDAH: estrategias funcionales e implicaciones del Trastorno en el ámbito escolar.
Indicador de riesgo: los profesores que trabajan con el niño desconocen el trastorno, no usan estrategias ni técnicas para manejar el trastorno. El centro se coloca en la posición de que sean otros (otro colegio, otros profesores) los que intervengan con el niño.
El indicador de manejo se refleja en que el centro asume al niño, asume los cambios necesarios, a nivel profesional y a nivel organizativo.
Apoyarse en la familia, aceptando su presencia como algo indispensable y cooperar con ella.
Índice de manejo: los profesores aceptan a la familia, entienden que los padres son de ayuda para manejar el trastorno y cooperan con ellos.
Índice de riesgo: los profesores piensan y actúan desde la posición de que los padres son molestos, no ayudan y más vale mantenerlos alejados.
Centrarse en las soluciones y no en los problemas.
La escuela adquiere margen de maniobra ante el TDAH si, ante las dificultades se posiciona en la actitud de “¿qué podemos hacer, cómo vamos a solucionarlo o a mejorarlo?”.
El índice de riesgo vendría definido por la actitud de “¡vaya problema!, ¡nosotros no podemos hacer nada!, ¡que vaya a otro centro!”, es decir, la escuela, con esta actitud, en lugar de proporcionar soluciones, se convierte, para el propio niño y su familia, en un problema añadido.
Devolver competencia al niño y a sus padres desde una posición de Consideración Positiva.
La escuela y sus agentes consideran que el problema es el TDAH, NO es el niño. El niño tiene un trastorno, pero NO ES un trastorno. De esta forma, el maestro, es capaz de valorar áreas funcionales en el niño, alejadas del trastorno, siendo capaz de motivar y reforzar positivamente al niño y a la familia.
El TDAH tiene riesgo de no ser manejado adecuadamente por la escuela si ésta insiste en ver sólo el TDAH. Interpreta los síntomas y las expresiones (conductuales, emocionales…) del trastorno como actos voluntarios del niño: “si quisiera, se portaría de otra forma”, “cuando quiere atiende”, “lo que le pasa es que es un vago y no quiere trabajar”, “no me extraña que se porte de esta manera, con los padres que tiene…”.
4.- RELACIÓN ESCUELA-FAMILIA. ELEMENTOS FUNCIONALES EN LA RELACIÓN ENTRE AMBOS SISTEMAS.
Compromiso incondicional entre ambos sistemas y sus agentes.
La escuela ayuda, valida y forma parte de la red de apoyo del propio niño y de su familia,  INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan el propio niño y su familia.
Los padres ayudan, validan y forman parte de la red de apoyo de la escuela INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan los profesores o algún profesor en particular.
Manejo de las diferencias entre adultos, dejando al niño al margen.
Cuando surgen dificultades, probablemente frecuentes a lo largo de toda la escolarización del niño, éstas son manejadas entre adultos, centrándose en las posibles soluciones. El niño permanece al margen de este debate, y ningún adulto en el entorno familiar y escolar entromete al niño, informándole, pidiendo su opinión, posicionándolo en contra o a favor o implicándolo emocionalmente…
Consideración positiva, recíproca, ante el niño y ante los demás.
El niño recibe estímulo, refuerzo y consideración por lo que él es y por cosas que hace en las que obtiene un éxito, al margen del trastorno. Asimismo, los maestros trabajan con los compañeros del niño con TDAH, con el fin de que éstos también puedan tener una opinión positiva y válida de su compañero.
Si las diferencias son insalvables, tomar decisiones dejando fuera al niño y preservando lo positivo del colegio y de la familia.
Aun en las circunstancias más difíciles, incluso cuando los padres puedan decidir cambios en la escolarización de su hijo, la escuela y la misma familia deberán mantener mensajes de validación de los sistemas.
Conocer y confiar en los recursos generales y servicios especiales que existen en el entorno, priorizando su uso sobre otros más lejanos. Si no existen en el Centro, reclamarlos a la administración.
Los recursos, los profesionales y los servicios, cuanto más próximos al niño, mejor. No siempre los recursos y los profesionales lejanos son mejores. El sistema educativo debe proporcionar apoyos suficientes y, si esto no es así, la familia tiene el derecho de reclamarlos por las vías establecidas.
Centrarse en las tareas del ámbito familiar. No interferir en las funciones propias del contexto escolar, no construir en casa un “colegio paralelo”.
La escuela trabaja objetivos específicos de aprendizaje, utilizando metodologías específicas. En casa pueden trabajarse otros objetivos, utilizando métodos también diferentes. Cada contexto se centra en lo suyo, sin interferir en lo que el otro contexto hace (esto no significa no colaborar, ni trabajar objetivos comunes). La escuela no funciona como una familia paralela y la familia no funciona como una escuela paralela.
Colaborar juntos con el fin de gestionar adecuadamente la atención de los niños/as con TDAH. Colaborar con otras instituciones y organismos (médicos, asociativos…)
Familia y escuela generan soluciones en la atención a los niños/as con TDAH, buscando la colaboración y el compromiso con la red asistencial médica y con otras entidades de la red local, con el fin de elaborar PROTOCOLOS COMUNES de actuación para los niños/as con TDAH.
Fomentar actitudes colaboradoras y de respeto familia-colegio, independientemente de lo que haga el otro sistema.
Familia y escuela no tienen más remedio que colaborar juntos. Son contextos que necesariamente se necesitan para que el niño se desarrolle, socialice, adquiera competencia y pueda tener calidad de vida.
Hacer explícitas las muestras de apoyo.
Esto significa que los padres son capaces de expresar el apoyo incondicional al Centro, al profesorado, a la tutora…mediante mensajes de agradecimiento, cartas, detalles materiales.

Jesús Bernal Hernández, es Terapeuta Familiar y Maestro Especialista en Pedagogía Terapéutica. Director de Programas de Formación en Terapia Familiar del Centro Antheo de Valladolid y Miembro del Equipo de Atención al Alumnado con Trastornos de Conducta de Valladolid.
FUENTE:
Artículo publicado en “Hiperactivos, estrategias y técnicas para ayudarlos en casa y en la escuela”. Ed. “LoQueNoExiste”, Madrid, 2008.
http://www.arpanih.org/fileadmin/usuario/pdf/TDAH-Familia-Escuela._Jesus_Bernal_Hdez..pdf