TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

martes, 28 de febrero de 2012

SIMPOSIO INTERNACIONAL EN TDAH, organizado por Lilly

MADRID, 24 Feb. (EUROPA PRESS)
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) va mucho más allá de los tres clásicos síntomas de hiperactividad, falta de atención e impulsividad, afectando a todas las áreas de la vida del paciente relacionadas con el desarrollo social y emocional. Así lo han afirmado los expertos reunidos en el Simposio Internacional en TDAH, organizado por Lilly (23 y 24 febrero), donde también se ha constatado la evidencia de un retraso en la maduración de algunas regiones del cerebro como origen de este trastorno psiquiátrico.
La neuroimagen como apoyo para el diagnóstico del TDAH
El TDAH es un diagnóstico clínico; no es fruto del resultado de una prueba sino de la suma de las conclusiones de varios tests, entrevistas y evaluaciones, tanto del paciente como de su entorno más directo. De ahí su dificultad.
Nadie sabe exactamente por qué se produce el TDAH, aunque se considera que no tiene una causa única, sino que se da por una serie de factores biológicos y psicosociales que interactúan entre sí. Por un lado, una producción irregular en dos neurotransmisores como son dopamina y noradrenalina; y, por el otro, la predisposición genética, que se traduce en un riesgo del 57 por ciento de que el niño presente este trastorno si uno de los dos padres también lo tiene.
Ahora diversos estudios de neuroimagen han demostrado que los niños con TDAH presentan un deterioro cerebral. “El TDAH se asocia a un déficit en la estructura y la función de las sustancias químicas del cerebro. Estas pruebas, que muestran que existen alteraciones neurobiológicas en los pacientes, ratifican que el TDAH no es una enfermedad inventada”, afirma la doctora Katya Rubiá, Profesora en Neurociencias Cognitivas en el Instituto de Psiquiatría Maudsley del King´s College de Londres, directora del Departamento de Neuropsicología del desarrollo y Neuroimagen y gurú del trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Sobre qué sucede en el cerebro de un niño hiperactivo, la especialista indica que los estudios de Neuroimagen destacan que algunas zonas cerebrales están infradesarrolladas y que también tienen anomalías, tanto estructurales como funcionales:
Se ha demostrado que este trastorno está acompañado de un retraso de maduración de algunas regiones del cerebro, concretamente en el grosor cortical. En las personas sanas, a los siete años, esta región alcanza su tope de grosor; en los niños hiperactivos, en cambio, este momento se retrasa hasta los 10 ó más años.
Entre las regiones más afectadas se encuentran  las conexiones entre el lóbulo frontal y los ganglios basales, regiones (redes frontosguiadas), importantes para la atención, el autocontrol, la atención y la motivación", afirma.
En este sentido, investigaciones acerca del origen del TDAH realizadas en las dos últimas décadas han hecho grandes progresos en la comprensión de las funciones del córtex prefrontal, en su implicación en los procesos de inhibición y autocontrol a través de las llamadas funciones ejecutivas y, por tanto, en su implicación en los procesos neuropsicológicos alterados subyacentes al TDAH.
Esta experta utiliza la neuropsicología, la genética, la manipulación farmacológica y la resonancia magnética para investigar los sustratos neuronales de las funciones cognitivas asociadas con la atención y la impulsividad en el desarrollo normal y, en especial, en trastornos infantiles como el TDAH y otros trastornos conductuales.
Novedades de las técnicas de neuroimagen en los últimos años
La idea, al principio, era que el niño tenía un problema en el lóbulo frontal, región muy importante para las funciones ejecutivas.
Pero a través de los estudios de imagen en la última década hemos visto que hay mucho más que solo un problema del lóbulo frontal y que hay muchísimas áreas implicadas en el trastorno.
Las más afectadas son los ganglios basales, a nivel estructural, funcional y bioquímico. Están conectados con el lóbulo frontal y forman redes llamadas frontoestriadas, las cuales son muy importantes para el autocontrol, funciones inhibidoras, de atención y timing (medida del tiempo), que está muy relacionado con la impulsividad.
Aparte de esto, se ha encontrado que el cerebelo, también un área importantísima, que está disminuido en volumen, en estructura y está menos activado en niños con TDAH. Es fundamental para las funciones motoras, la hiperactividad, pero también lo es para la atención y el timing.
El lóbulo parietal, importante para la atención, es otra área afectada.
También hay evidencia de que el sistema límbico está afectado también aunque hay menos estudios que lo han investigado.
La conclusión es que hay varias redes neuronales que están afectadas en el TDAH que conectan todas estas áreas.
Los resultados de PET han demostrado que la sustancia bioquímica que más se ha visto afecta en TDAH es la dopamina (primordial para la motivación y la atención) y la mayoría se encuentra en los ganglios basales. Sabemos que el mecanismo de acción de la medicación psicoestimulante es bloquear los transmisores de dopamina y, si se bloquean, se produce una elevación de la dopamina. También hemos encontrado que la medicación psicoestimulante está asociada a un tamaño más normal de estos ganglios. O sea, aquellos pacientes que llevan años medicados ya no tienen esa anomalía. Esto es importante porque todo el mundo estaba preocupado de que la medicación alterara o interviniera en el desarrollo normal del cerebro, pero nuestro estudio demuestra que es al revés, no sólo que no es negativo, sino que el efecto parece ser positivo.
Los resultados de este metaanálisis son novedosos y fueron publicados en noviembre de 2011 en American Journal of Psiquiatry.
Aplicación de estos descubrimientos a futuras terapias
Estas investigaciones indican que la medicación psicoestimulante es adecuada porque modula los ganglios basales, que es el problema principal, y explica por qué funciona. (Siempre hemos sabido que funciona pero no exactamente por qué). En segundo lugar, también puede llevar al descubrimiento de fármacos nuevos, porque hay otras sustancias que son importantes que ayudan a estas redes frontoestriadas como gaba y glutamato, y de hecho hay algunos estudios que han demostrado que ambos están también afectados en el TDAH, por lo tanto esta sería una nueva vía de investigación.
Actualmente, afirma la Dra. Rubiá, estamos empezando un estudio sobre neuro-feedback, (enseñar al cuerpo a controlar respuestas involuntarias) y tardaremos como unos tres años en finalizarlo. El feedback está basado en la idea de que el niño puede activar funciones deterioradas o que no tiene completamente activadas, como por ejemplo, los ganglios basales y el lóbulo frontal. Lo que vamos a hacer ahora es meter a los niños en un escáner y darles feedback sobre su activación cerebral. Ya se ha demostrado con otra técnica más superficial y no tan buena, como la resonancia magnética, que los niños pueden hacer esto a través del método ensayo-error e intentan incrementar la actividad de ciertas áreas que sabemos que no funcionan. Ahora sabemos qué área no funcionan bien en estos niños, por eso enseñarles cómo activarlas a través de feedback es el siguiente paso. Pensamos que con este método se puede ayudar a incrementar la actividad de los niños en estas áreas sin medicación, a través de su autorregulación.
Los malos de la clase
En la vida cotidiana, estos niños son incapaces de permanecer quietos y concentrados en una actividad, no atienden y tienen un mal comportamiento.
 "Tienen grandes problemas con la atención sostenida, para concentrarse, se distraen con mucha facilidad y les cuesta atender a una cosa; tienen una falta de inhibición y problemas con la memoria a corto plazo; son impulsivos y no consideran las consecuencias de sus actos", explica.
   Asimismo, presentan un retraso psicomotor, trastorno del lenguaje y dificultades en la grafía, que muchas veces se confunde con falta de interés o incapacidad del niño para aprender. A todo ello se le debe añadir su mala gestión de las emociones, que les lleva a tener problemas con sus compañeros y a que a menudo se les etiquete como 'los malos de la clase'. De hecho, señala Rubiá, "se ha observado que hasta un 50 por ciento de los presos han sufrido TDAH en la infancia".
El resultado es una elevada desadaptación y falta de integración social. Por este motivo, “muchas veces, cuando diagnosticamos TDAH a un niño y los padres conocen en mayor profundidad este trastorno, sienten cierto alivio porque se dan cuenta de que no es que hayan fracasado en la educación de su hijo, sino que existe un problema orgánico que provoca ese mal comportamiento y que puede ser tratado”, explica la doctora Margaret Weiss, Doctora en Medicina y especialista en Psiquiatría, directora del Programa Provincial para TDAH de la University British Columbia (Canadá), que ha desarrollado la escala de diagnóstico WFIRS
El infradiagnóstico es alto, "en gran medida por el desconocimiento de los médicos de Atención Primara"; sin embargo es indispensable abordar cuanto antes su tratamiento porque es una enfermedad crónica.
Afecta entre el 3 y el 7 por ciento de la población infantil en España, según la Guía de Práctica Clínica en TDAH, del Ministerio de Sanidad. Se estima que más del 80 por ciento de los niños que presentan el trastorno continuarán padeciéndolo en la adolescencia, y cerca del 65 por ciento lo presentarán también en la edad adulta, aunque las manifestaciones del trastorno irán variando notablemente a lo largo de su vida.
Una enfermedad que exige un abordaje multimodal
Aunque los tratamientos farmacológicos alcanzan un éxito valorado en un 70-80% en pacientes adecuadamente diagnosticados, las diferencias individuales en dicha respuesta son amplias.
Dado que los síntomas que sufre el niño con TDAH van más allá de los síntomas nucleares del trastorno (hiperactividad, falta de atención o de impulsividad), en la actualidad se establece que el tratamiento correcto del TDAH pasa por su abordaje multimodal, apoyado simultánea y coordinadamente con terapias farmacológica, psicológica, psicopedagógica y psicosocial, con la colaboración de psiquiatras especialistas en niños y centros de atención donde se les ayude a modular el comportamiento (a través de fármacos y actividades conductuales).
“Existen varios medicamentos que pueden controlar los síntomas del TDAH y mejorar considerablemente su calidad de vida. Un niño con este trastorno, por ejemplo, puede mejorar la relación con otros niños, sin embargo, su comportamiento sigue sin ser normal”, aclara la doctora Weiss. “Por este motivo, es imprescindible un abordaje multimodal, integral del trastorno”.
Por lo tanto, ha añadido, es necesario aumentar la información y formación sobre este tema entre profesionales y la población general.
En la misma línea se pronuncia la doctora Rubiá quien afirma que es un trastorno muy grave que, cuando no se trata, afecta a todas las esferas de la vida... relaciones sociales y familiares, además de conducir al fracaso escolar. “Incluso si los síntomas de TDAH se reducen en la edad adulta, algunos problemas subclínicos persisten en todos los pacientes, como un cierto grado de problemas de impulsividad o falta de atención”. Son personas que no suelen permanecer en un trabajo por mucho tiempo, cambian a menudo de pareja, no terminan un libro y tienen más accidentes de tráfico. Su impulsividad se suma a la búsqueda incansable de sensaciones fuertes, de ahí que sean personas que suelen practicar deportes de riesgo o que consumen drogas.
El fármaco más utilizado es un psicoestimulante, el metilfenidato, que aumenta los niveles de dopamina. Aunque, en los últimos años se están estudiando nuevos bioquímicos. No obstante, recuerda, "los fármacos no curan, disminuyen los problemas conductuales", hasta el punto de que "en el 70 por ciento de los pacientes los fármacos disminuyen los problemas conductuales hasta un 40 por ciento". Sin embargo, no los normalizan del todo y, al menos, "hay un 30 por ciento de niños que no responden a ninguna medicación", para estos caso se aplican sobre todo los tratamientos conductuales.
Sobre el tratamiento de este tipo de niños más allá de lo puramente farmacológico, Rubiá hace hincapié en que los afectados que además reciben terapias que modulan el comportamiento evolucionan mejor que los que sólo se medican. La disciplina, por ejemplo, juega un papel prioritario a la hora de enseñar el autocontrol, pero en las sociedades modernas actuales hay menos disciplina. Los padres también tienen que aprender a saber cómo tratar a estos niños.

viernes, 24 de febrero de 2012

TDAH: 26ª JORNADA DE PEDIATRÍA AMBULATORIA DE USP DEXEUS

Los trastornos psiquiátricos y los trastornos del aprendizaje, temas destacados de la 26ª Jornada de Pediatría Ambulatoria de USP Dexeus. 25 de febrero de 2012.

“El 20% de la población infanto-juvenil presenta algún trastorno mental y sólo una quinta parte está correctamente diagnosticado”
 “Un 30 % de los alumnos españoles fracasan en sus estudios y un 15% presenta un trastorno de aprendizaje”
 
Barcelona, febrero de 2012.- Los trastornos psiquiátricos juveniles y los trastornos de aprendizaje en la población infanto-juvenil serán los temas destacados en la 26ª Jornada de Pediatría Ambulatoria de USP Dexeus, un evento que mañana reunirá a más de 200 pediatras, médicos de familia, personal de Enfermería y otros especialistas en salud infantil interesados en conocer los últimos avances en esta especialidad.
Una de las conferencias destacadas de la jornada será la que impartirá la Dra. Silvina Guijarro, psiquiatra infantil del Departamento de Pediatría de USP Dexeus, sobre el “Día a día en salud mental: señales de alerta en el niño predictivas de patología psiquiátrica en el adulto”. Según apunta la Dra. Guijarro: “Actualmente hasta un 20% de la población infantil-juvenil presenta algún trastorno del desarrollo, trastorno comportamental, trastorno afectivo, de ansiedad y/o psicosis a lo largo de su desarrollo, y tan sólo una quinta parte está correctamente diagnosticado y tratado”.
Además, casi el 50% de las enfermedades mentales crónicas de la población general se inician en la adolescencia. De hecho, hoy en día sabemos que un 30% de los casos de trastorno bipolar empiezan antes de la etapa adulta. En el caso de la depresión infantil-juvenil, un 10% de los casos tienden a la cronicidad y un 45% de los adolescentes deprimidos desarrollarán un nuevo episodio entre los 20-24 años de edad, principalmente aquellos casos que no hayan sido debidamente detectados ni tratados. Por eso es importante la detección e intervención precoz de trastornos mentales en edades tempranas.
Asimismo, sabemos que la presencia de un trastorno de ansiedad no tratado en la infancia incrementa entre dos y cuatro veces el riesgo de presentar un trastorno depresivo en la etapa adulta. En el caso del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), un 40% los casos persisten con los síntomas en la edad adulta y este trastorno se asocia con un alto riesgo de presentar problemas de consumo de sustancias y conductas antisociales durante la adolescencia y la etapa adulta.
 Por esta razón se puede observar que los trastornos mentales son frecuentes en la infancia y adolescencia. Además, son trastornos que normalmente persisten en la etapa adulta o son factores de riesgo de otras enfermedades mentales en esa edad. La ausencia de un correcto diagnóstico y tratamiento empeora tanto a corto como a medio plazo la evolución y tratamiento no sólo del trastorno en sí sino también del individuo y de su familia”.
Por su parte, la psicóloga clínica infantil y juvenil de USP Dexeus, Virginia Trèmols, impartirá la conferencia “Aspectos prácticos que el pediatra debe conocer: TDAH, dislexia, altas y bajas capacidades intelectuales”. Según la experta en neurociencia cognitiva:”La Comisión Europea ha alertado sobre la alta tasa de fracaso escolar en España. Alrededor de un 30 % de los alumnos fracasa en sus estudios y los abandona. De estos alumnos que no consiguen avanzar de forma adecuada, alrededor de un 15 % presenta un trastorno del aprendizaje. Desde la neurociencia cognitiva se nos confirma que los trastornos del aprendizaje tienen una base neurobiológica. Es posible conocer y detectar la sintomatología que nos hará sospechar si un alumno presenta un trastorno del aprendizaje.”
La conferencia de la Dra Trémols tiene como objetivo proporcionar al pediatra herramientas para detectar de forma precoz la sintomatología del paciente pediátrico que puede hacer sospechar de presentar un trastorno del aprendizaje, como la dislexia, de un trastorno de comportamiento con repercusiones negativas en el aprendizaje, como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), de un rendimiento intelectual por debajo o por encima de la media.
 El pediatra, por su proximidad al paciente y el cuidado regular e integral de su salud, tiene un papel fundamental en la detección precoz de las dificultades que puede presentar un alumno y, por tanto, un papel privilegiado para ofrecer al alumno y su familia la ayuda necesaria y favorecer un buen desarrollo y aprendizaje.
El Instituto Universitario USP Dexeus es un hospital general que ofrece asistencia médica y quirúrgica de primer nivel en todas las especialidades. USP Hospitales es el primer grupo hospitalario privado en el mercado español.
Programa de la Jornada y más información aquí.
FUENTE:

jueves, 23 de febrero de 2012

PREVENIR LA AGRESIVIDAD INFANTIL



Muchos niños muestran comportamientos agresivos como pegar, empujar, arañar o morder. Este comportamiento suele aparecer al comenzar Educación Infantil pero, en algunos casos, se prolonga a lo largo de los años escolares.
TENER EN CUENTA
La presencia de estas conductas hasta los 5 o 6 años puede ser un proceso normal ya que, a esa edad, la capacidad de autocontrol es todavía reducida. Pero, aunque su presencia forme parte del desarrollo, se trata de comportamientos inadmisibles que hay que corregir.
  • El comportamiento agresivo tiene consecuencias negativas para los demás niños porque puede provocar daños y heridas importantes.
  • Pero también tiene consecuencias para el propio agresor. Si este comportamiento se repite, el niño será rechazado y evitado por los demás. Además, está aprendiendo una forma inadecuada de actuar que, cuando sea un poco mayor, le traerá consecuencias negativas.
  • Por último, un niño o niña agresivo, se arriesga a que sea también objeto de una agresión por otro niño como respuesta a su conducta.
FACTORES QUE PUEDEN ESTAR ASOCIADOS
  • El ejemplo de sus padres. Los niños aprenden por imitación y si en el hogar muchas situaciones se resuelven con cierta violencia, el niño aprenderá esa forma de resolver problemas similares.
  • Las dificultades de comunicación. Los retrasos del lenguaje o las dificultades para expresarse, favorecen estos comportamientos.
  • La exposición a escenas violentas. La frecuente exposición a escenas violentas aumenta la agresividad de los niños, porque aprenden un modelo que tratarán de imitarlo posteriormente. Programas de televisión, películas, deportes de lucha, videojuegos y similares, con cierta carga de violencia también contribuyen directamente a que reproduzcan conductas agresivas.
  • Ambientes familiares competitivos. Ambientes familiares donde los niños están descuidados, no existen normas coherentes y donde de alguna manera impera la “ley del más fuerte”, son proclives a que se desarrollen comportamientos violentos.
  • Poca tolerancia a la frustración y estrés. Los niños que toleran poco las frustraciones o que están sometidos a situaciones de estrés, también suelen ser más violentos.
  • Otras razones que pueden influir son la falta de habilidades sociales para resolver situaciones conflictivas de manera adecuada y, sobre todo, que el niño consiga, con su comportamiento violento, dominar a los demás y obtener beneficios, porque de esta manera está recibiendo un “premio” a ese comportamiento inadecuado.
MEDIDAS QUE DEBEN ADOPTARSE
  1. Hablar con el niño: explicar que las conductas violentas, como arañar o pegar, son inadecuadas y las consecuencias negativas que tienen para los demás niños y para él mismo. Debemos enseñarles otras opciones adecuadas como respuesta a esas conductas
  2. No exponer a escenas violentas: debemos procurar que los niños no presencien escenas violentas, ya sean en películas, videojuegos, espectáculos deportivos, etc. Muchas veces, los niños no distinguen entre la realidad y la ficción y tratarán de reproducir esas situaciones en su vida real.
  3. Ejemplo en el hogar: los niños aprenden por imitación. El ejemplo que le demos a nuestro hijo o hija será decisivo. El niño debe ver en sus padres un modelo de afrontar las situaciones dialogando, negociando, pero sin recurrir a la violencia física o verbal. Debemos tener en cuenta que nuestros hijos nos observan y escuchan siempre.
  4. Enseñar otras opciones: los padres debemos enseñarles, de manera concreta, alternativas a su conducta, es decir, cómo puede resolver las situaciones de otra manera. Esto se suele hacer reflexionando sobre episodios sucedidos en el colegio o en situaciones en las que se está en contacto con otros niños, por ejemplo, en el parque.
  5. No reforzar las conductas agresivas. Sin querer, muchas familias “premian” el comportamiento agresivo de su hijo. Bromeando, presumen de esta forma de ser ante otros familiares y amigos, con comentarios como “preferimos que él pegue a que le peguen”. De esta forma están aprobando el comportamiento de su hijo o hija. En otros casos, se etiqueta al niño como “pegón”, lo que también refuerza este tipo de conducta
  6. Elogie y apruebe. Sorprender al niño resolviendo las situaciones adecuadamente, con sus hermanos u otros niños. En esos casos, debemos prestarle una especial atención, elogiando y aprobando su conducta. Será una forma muy concreta de decirle: “me gustaría que actuaras así la próxima vez”.
  7. Adopte medidas. Cuando el niño pegue o agreda a otro niño, adopte medidas de manera que ese comportamiento tenga consecuencias negativas. Las medidas se deben adoptar lo antes posible. En primer lugar debemos regañarle y dejarle bien claro que no queremos que se comporte así, de manera breve aunque firme. Si acaba de presenciar una reacción violenta, utilice la técnica de “tiempo fuera”: déjelo en un lugar aburrido pero supervisado, tantos minutos como años tiene.(1 minuto por año). Otra forma de actuar, consiste en retirarle algunos privilegios como: no poder ver la TV o retirarle un juguete. Aquí, el criterio general será retirárselo tantas horas como años tiene
  8. Si nada funciona. Si a pesar de todas las medidas, y pasado un tiempo prudencial el niño o la niña continúa con una conducta agresiva, sería necesario que un especialista valorara el comportamiento para proponer un programa de mejora más personalizado.
FUENTE:
Elaborado por Jesús Jarque García

domingo, 19 de febrero de 2012

I CONGRESO DE NEUROPSICOLOGÍA EN LA ESCUELA

Sanitarios y docentes se unen para afrontar los retos de la integración en el aula.
PURI BRAVO - SEGOVIA | 18/02/2012
Los expertos que han participado en el I Congreso de Neuropsicología en la Escuela, clausurado ayer sábado 17 de febrero en Segovia, han presentado a un centenar de profesionales de la sanidad y la educación, las claves para identificar trastornos neuropsicológicos en los niños, y analizan la complejidad del cerebro para estimular el aprendizaje.
Alrededor de un centenar de profesionales sanitarios y educadores se alían en este I Congreso en la búsqueda de soluciones a los nuevos retos que presenta la integración en las aulas de niños con trastornos de comportamiento, patologías neurológicas o retrasos madurativos, así como para procurar mejorar el rendimiento escolar de los menores. Las nuevas técnicas de neuroimagen y los avances científicos en neuropsicología, expuestos por los principales expertos en la materia en España, son las herramientas básicas que se emplean en este trabajo multidisciplinar que ayer comenzó a desarrollarse en la ciudad de Segovia con la perspectiva de tener una continuidad anual.
Cerca de un diez por ciento de los escolares tienen dificultades de aprendizaje relacionadas con un trastorno del neurodesarrollo, entre los que destaca el Trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad, según explicó ayer el prestigioso neuropediatra Fernando Mulas, que calificó esta incidencia como “bastante elevada”.
 “Tener un fracaso escolar que alcanza al 30 por ciento de los estudiantes demuestra que los mecanismos de intervención con los chicos no son los adecuados”, comentó Fernando Mulas, explicando que a veces se fuerza a los estudiantes a terapias, deberes y obligaciones “sin considerar si su cerebro está preparado para la demanda que existe”. 
En este sentido, los expertos que han ido pasado por el congreso han dejado claro que el concepto de “una clase con chicos normales”, ya está desdibujado y cada vez es más frecuente encontrar en las aulas a niños inteligentes que no tienen discapacidades ni problemas auditivos o visuales, pero que no desarrollan un adecuado rendimiento académico. De ahí que en el encuentro de neuropsicología, pionero en España, se ha puesto de manifiesto la importancia de identificar los problemas de aprendizaje que cada niño tiene, así como sus causas. Además, se ha destacado la relevancia de que el mundo de la educación y de la sanidad trabajen en coordinación y se han aportado a los profesionales de ambos campos claves científicas y prácticas para reconocer los distintos trastornos.
El fundador y director del Instituto Valenciano de Neuropediatría (INVANEP), Fernando Mulas, abrió ayer el programa de ponencias y talleres, con una sesión protagonizada por el Trastorno por Déficit de Atención, presente en los grupos de todas las escuelas españolas. “Hay un caso por aula”, apuntó Fernando Mulas. Los estudios de neurología han permitidos conocer que el TDAH, ignorado primero y después limitado a problemas de conducta, está ocasionado por una alteración de los sistemas bioquímicos cerebrales regulados por la dopamina y la noradrenalina (los dos neurotransmisores implicados en el trastorno). 
HIPERACTIVIDAD
TDAH e Hiperactividad no siempre es lo mismo, ya que según precisó Mulas hay tres subtipos de trastorno por déficit de atención: el ‘inatento’, el hiperactivo e impulsivo y otro combinado. Precisamente, el ‘inatento’ pasa desapercibido, no se mueve mucho y parece vago, es un niño sin interés y es más difícil de diagnosticar. En este sentido, el pediatra reprochó los efectos negativos que una actitud excesivamente permisiva de padres y docentes tiene en el diagnóstico de problemas neuropsicológicos. Mulas indicó que el TDAH se debe diagnosticar cuando el niño tiene seis o siete años, —coincidiendo con las primeras exigencias académicas, aunque se puede hacer en Educación Infantil—, “pero en España se tarda dos años más, a los 8 o 9 años de edad e, incluso, se llega a los doce años.
Según la pedagoga, Teresa Solís, directora del encuentro, “nos encontramos que, en todas las aulas, tenemos niños de estas características, pero —expuso la experta en neuropsicología y educación— hay otros múltiples síndromes y afectaciones en los niños que se atienden en las aulas”. Teresa Solís defendió que el “gran éxito” de la integración de los niños con dificultades hace que los profesores deban aprender a identificar los problemas que puedan tener y a aportar la atención especial que puedan necesitar.
 Un reto similar al de las escuelas se presenta en las consultas de pediatría a las que, cada vez con más frecuencia, acuden padres cuando el rendimiento de sus hijos no es el esperado. De ahí que los organizadores del congreso, — una iniciativa promovida por el Centro Pedagogía Terapéutica Sinapsis,— estimen necesario que el colectivo médico también conozca cuáles son los síntomas a nivel de rendimiento escolar que pueden hacer sospechar de un trastorno, una patología o simplemente un retraso madurativo que justifique la situación escolar.
Solís defiende que el aprendizaje es la herramienta más potente que tiene el ser humano para crecer, desarrollarse personal y profesionalmente, colaborar al crecimiento de la sociedad y, sobre todo, formar parte activa de ella. La pedagoga, directora de Sinapsis, aseguró que si se analizan los procesos neuropsicológicos y se identifica el problema, un entrenamiento apropiado ayudaría a que un niño sin problemas cerebrales graves, pero con dificultad para sacar sus asignaturas, pueda conseguir un nivel óptimo de autonomía.
El programa aborda cuestiones como el desarrollo neuropsicológico y las bases del aprendizaje escolar; la funcionalidad auditiva y visual en la lectoescritura y su desarrollo desde el aula, así como la importancia de la integración sensorial en los aprendizajes. Los temas son expuestos desde una perspectiva teórica y científica, pero se analizan a través de un caso práctico para facilitar el aprendizaje de quienes no están tan familiarizados con las neurociencias.
El congreso cuenta con la intervención de ponentes relevantes, entre los que cabe destacar al profesor Francisco Rodríguez, director de la Unidad de Diagnóstico y Evaluación Neuropsicológica (UDEN-EOS), la profesora Inmaculada Rodríguez, experta en aprendizajes tempranos, y el neuropediatra Fernando Mulas.


GATEO Y LECTOESCRITURA
La directora del Congreso de Neuropsicología en la Escuela, Teresa Solís, destacó la relación directa que existe entre el gateo de los niños y su capacidad de realizar operaciones cerebrales como la lectura y la escritura. Según Solís, los niños que no gatean, no se arrastran y juegan por el suelo pueden tener deficiencias en el desarrollo de su motricidad ocular que luego deriven en problemas de lectoescritura. “Los niños que vienen con dificultades para la lectura, si no tienen un problema grave del lenguaje que lo justifique, generalmente son niños que no mueven bien los ojos porque no han hecho el entrenamiento ocular que se hace con el gateo y hay que empezar por hacer ejercicios de barrido y reeducar su motricidad ocular”, señaló la pedagoga.
Teresa Solís también expuso el valor que tiene la práctica de juegos de mesa para mejorar la capacidad de aprender matemáticas, hacer cálculo mental, retener información, ampliar y aplicar vocabulario y ejercitar procesos de comprensión. “La práctica de juegos de mesa, como el parchís y otros de estrategia, son un buen entrenamiento de las capacidades cognitivas de los niños, porque tienen que hacer cálculos, planear sus acciones, hacer análisis sintácticos y relacionarse con otros compañeros de juego”, expuso ayer Teresa Solís que, además, resaltó la relevancia de practicar juegos al aire libre, donde el niño trabaja la organización espacial y contribuye a su desarrollo psicomotor, puesto que influyen en el aprendizaje de matemáticas. “Jugar a las canicas, al parchís, a la semana, al rescate.... todo esto es imprescindible para un niño”, declaró Solís.

martes, 14 de febrero de 2012

GESTIÓN DEL TIEMPO: LOS DEBERES EN CASA

LA TÉCNICA DEL POMODORO


La Técnica del Pomodoro fue desarrollada por Francesco Cirillo a final de los años 80 y toma su nombre del reloj de cocina que utilizaba para fraccionar el tiempo (pomodoro significa tomate en italiano).
La técnica consiste en dividir el tiempo de trabajo en periodos de 20-25 minutos (llamados pomodoros) separados por periodos breves de descanso.
Se organiza en  5 sencillos pasos:
  1. Hacer un listado priorizado de “tareas para hoy”.
  2. Poner el pomodoro (el reloj o cronómetro) a 20 ó 25 minutos
  3. Trabajar en la tarea hasta que el reloj suene y tacharla
  4. Tomar un pausa breve (5 minutos)
  5. Cada cuatro "pomodoros" tomar una pausa más larga (10-15 minutos)
Se puede utilizar un reloj convencional, un temporizador regresivo o una aplicación web. Estas últimas tienen la ventaja de que vienen con los tiempos de trabajo y descanso establecidos y son configurables.
Existen multitud de aplicaciones tanto para ordenador (PC, MAC. Linux) o teléfono (iPHONE, ANDROID)
Las aplicaciones se pueden instalar en el ordenador o en el teléfono móvil y nos van marcando los tiempos de trabajo y descanso. 

LA TÉCNICA DEL POMODORO PARA LOS DEBERES
A menudo los niños y niñas con TDAH dedican en casa mucho tiempo para estudiar y hacer los deberes sin obtener unos resultados satisfactorios. Con frecuencia manifiestan, tanto ellos mismos como sus padres y madres, que no aprovechan el tiempo y se distraen con frecuencia. Lo cierto es que emplean demasiado tiempo en tareas que podrían realizar fácilmente y con brevedad.
Estas orientaciones facilitan la gestión del tiempo  que  hacen los niños y niñas y les permite  aprovechar las tardes, de manera que, además de estudiar y realizar los deberes, puedan encontrar un tiempo para dedicarse a otras actividades más lúdicas y placenteras.
1º PASO: PLANIFICAR LAS TAREAS
Este es el primer paso en el que los padres/madres deben ayudar a sus hijos. El objetivo es establecer claramente las tareas que se van a realizar durante el tiempo de estudio.
En primer lugar empezaremos por comprobar en la agenda el listado de tareas pendientes y preparar los materiales necesarios para realizarlas:
Ej.: ejercicios de Matemáticas (cuaderno y libro de texto), Conocimiento del Medio (estudiar el examen de la unidad 3 y para ello necesito el libro y el resumen que realicé los días anteriores), ejercicios de Lengua (cuaderno y libro), Dibujo (láminas, cuaderno y pinturas),
Una vez definidas perfectamente las tareas, debemos ordenarlas de mayor a menor dificultad. Es preferible dejar las tareas más fáciles y atractivas para el final, cuando ya estamos más cansados.
Colocaremos las tareas pendientes a la izquierda de la mesa,  apiladas y ordenadas de mayor a menor dificultad.
2º PASO: PLANIFICAR EL TIEMPO
Se trata de hacer un cálculo del tiempo que necesitaremos para cada tarea, de manera que el tiempo de estudio queda organizado por periodos de trabajo de 20-25 minutos, seguidos de 5 minutos de descanso.
                            

3º PASO: DESARROLLO DEL PLAN DE TRABAJO ESTABLECIDO
Durante  el  tiempo de trabajo se deben evitar todas las distracciones, tanto internas como externas. Así por ejemplo el alumno debe evitar atender una llamada telefónica, mirar el correo electrónico o levantarse por cualquier motivo y debe permanecer centrado en la tarea dedicando el máximo de esfuerzo a la misma.
Los familiares deben evitar interrumpir este tiempo de trabajo.
Las tareas realizadas se van tachando para visualizar claramente el trabajo realizado y el todavía pendiente.
Durante el tiempo de trabajo no se puede realizar ninguna otra tarea, solamente la prevista de antemano, aunque si la terminamos antes de tiempo, podemos iniciar la siguiente. Por ejemplo, si he terminado los ejercicios de Matemáticas puedo iniciar Conocimiento del Medio.
Para evitar las interrupciones externas, se puede establecer una señal con la familia de manera que, cuando por ejemplo, una figura acordada está de pie, significa que estamos en tiempo de trabajo y no debe producirse ninguna interrupción. Cuando la figura está tumbada, estamos en tiempo de descanso y se permiten las interrupciones.
Para medir el  tiempo se puede utilizar  un temporizador de cocina o un programa informático.
FUENTE:
Francisco Martínez Santiago

miércoles, 8 de febrero de 2012

MI HIJO/A NO HACE CASO



La mamá de José Miguel acaba cada jornada exhausta. Su hijo de 5 años no le da un respiro. Ella misma lo dice: pasa el día dando órdenes, regañando, llamando la atención y lo peor, la mayoría de las veces, sin conseguir nada.
“José Miguel apaga la luz del baño”; “José Miguel recoge tus juguetes... ven a comer... baja la tele... límpiate los dientes..”.
Pero José Miguel no apaga la luz, los juguetes los termina recogiendo ella y se hace “el sueco” para limpiarse los dientes antes de dormir.
Al final, solo consigue que obedezca si le grita o le amenaza.

¿POR QUÉ NO HACEN CASO?
El caso de José Miguel describe la situación que muchos padres padecen.
Los niños no hacen caso por diferentes razones y, a continuación, se exponen las más frecuentes:
  • No comprenden las órdenes.
  • Se dan muchas órdenes seguidas.
  • Las órdenes no se dan convenientemente:
    • Se transmite inseguridad y poco convencimiento al darlas.
    • En lugar de dar la orden, se pregunta: “¿Quieres lavarte ya las manos?”
    • La orden es poco clara o demasiado abstracta: “Sé bueno; pórtate bien”.
  • No hay normas o si las hay, son incoherentes. Se permite hacer lo que no estaba permitido.
  • Las medidas que se adoptan cuando no hace caso, se incumplen.
  • Hay diferentes cuidadores, con diferentes normas.
  • También puede ser un niño más tozudo y difícil de manejar.
Sobre todo, los niños se han acostumbrado a desobedecer y que eso no tenga consecuencias. De alguna forma se ha venido “premiando” el hecho de no hacer caso, al conseguir casi siempre salirse con la suya.

QUÉ HACER PARA QUE OBEDEZCA:
ESTABLECER NORMAS
El niño debe disponer de unas normas claras y concretas.
Las normas estarán referidas a los diferentes tiempos, espacios, trato con las personas y objetos.
Las normas se adaptarán a la edad y madurez del niño.
Las órdenes que se le den al niño, no serán caprichos personales, sino que estarán referidas a esas normas básicas y sólo serán un recordatorio.
Algunos ejemplos de normas son:
  • Los juguetes se recogen al terminar
  • El abrigo se cuelga en la percha
  • Se come sentado en la silla
  • Al volver del parque te bañas
  • Las cosas se piden prestadas al hermano
  • A las 10 te vas a la cama
  • Se cruza la calle cogido de la mano
CÓMO DAR LAS ÓRDENES
Hay que asegurarse de que nos escuchan y atienden cuando le damos una orden. Si es preciso, nos ponemos a la altura de sus ojos y le miramos mientras le hablamos, asegurándonos de que nos presta atención. Después, le pedimos que nos repita la instrucción que le hemos dado.
Las órdenes:
  • Deben ser claras y concretas, expresar claramente qué estamos esperando que hagan.
  • Deben darse con seguridad y contundencia. La orden no puede ser una pregunta: “¿Quieres recoger?”
  • Dar las órdenes de una en una, evitar dar muchas a la vez y no atosigar.
  • Dejar un tiempo prudencial para que la lleven a cabo.
  • Supervisar que las órdenes se cumplen adecuadamente.
  • Elogiar al niño cuando las cumpla
PRESTAR MÁS ATENCIÓN
El niño debe descubrir que se le presta mucha más atención cuando se porta bien que cuando se porta mal.
Igualmente, debemos prestarle atención cuando cumpla las normas y obedece.
De esta forma aumentaremos la probabilidad de que se vuelva a comportar así y le indicaremos de manera concreta cómo esperamos que se comporte la próxima vez.

QUÉ HACER SI DESOBEDECE
LLAMARLE LA ATENCIÓN
Si a pesar de lo anterior el niño desobedece, se le llamará la atención un máximo de tres veces.
  • La primera vez se le recordará la orden.
  • La segunda llamada se hará con más contundencia.
  • La tercera y última, se le anticiparán las consecuencias si no obedece.
OBLIGAR
Cuando no ha atendido las llamadas de atención, se acudirá y se le obligará a lo que se le ha mandado: recoger, ordenar, ir a cenar…
REPRIMENDA
Cuando desobedecer tiene una consecuencia negativa, se le dirá una reprimenda breve, contundente e inmediata, recordándole cuál es la norma.
RETIRADA DE PRIVILEGIOS
Cuando la desobediencia es muy reiterativa, se le puede retirar algún privilegio: por ejemplo, retirarle un juguete o una actividad que le guste.
  • Se debe aplicar lo antes posible (inmediatamente)
  • El tiempo de retirada debe ser breve: es igual de efectivo retirarle un juguete durante una hora (en niños pequeños) o una tarde (en más mayores) y será más fácil de llevar a cabo.
SER COHERENTES
Es importante que los hijos vean que sus padres son coherentes con las normas.
  • Si decimos que “no” tiene que ser “no”.
NO PREMIAR LA DESOBEDIENCIA
  • El niño no puede aprender que con su mal comportamiento e insistencia consigue cambiar las decisiones de sus padres.
  • Si el niño desobedece y se sale con la suya, estaremos “premiando” su mal comportamiento y aumentará la probabilidad de que vuelva a hacerlo en una situación similar.
ACUERDO ENTRE LA PAREJA
Los niños deben recibir el mismo mensaje de papá y de mamá. Si existen discrepancias, nunca deben mostrarse delante del niño o niña.
FUENTE:
Jesús Jarque García