TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

miércoles, 3 de septiembre de 2025

CÓMO LA IA PUEDE MEJORAR LA VIDA DE LAS PERSONAS CON TDAH, SEGÚN UN PSIQUIATRA: “SE PUEDE PROSPERAR EN LA VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL”

 

Imagen creada por IA


El uso de esta tecnología aporta grandes beneficios para la salud mental

Por David Otero Romero


La IA es capaz de facilitar tareas que para algunas personas son imposibles

La Inteligencia Artificial se está adentrando tanto en nuestras vidas que ya, prácticamente, es una más en nuestro día a día. Con un uso ético y correcto, puede ser una aliada poderosa en nuestras tareas cotidianas. A muchas personas ya les está cambiando la forma en que trabajan, estudian y organizan su tiempo.

Entre sus múltiples beneficios, la IA destaca por su capacidad para ayudarnos a optimizar el tiempo, mejorar el enfoque y reducir la ansiedad frente a decisiones diarias. No solo es útil para empresarios o estudiantes, sino también para personas que lidian con desafíos cognitivos como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).

Según la UNESCO, herramientas de IA adaptativa han permitido a personas con dislexia, TDAH o autismo mejorar su desempeño académico y profesional con un incremento del 20–30% en sus resultados. “Con apoyo tecnológico adecuado, se puede prosperar tanto en la vida personal como en la profesional”, afirma el psiquiatra Dr. Scott S. Shapiro.

IA para organizar, priorizar y empezar

Uno de los grandes desafíos para quienes tienen TDAH es traducir sus ideas en acciones concretas. Habilidades como la organización, priorización, gestión del tiempo y regulación emocional no siempre son intuitivas. Ahí es donde la IA puede entrar como una ayuda esencial.

Por ejemplo, herramientas como Motion, Reclaim AI o Google Calendar con IA permiten planificar el día con anticipación, dividiendo tareas complejas. Una técnica eficaz consiste en planificar tres tareas principales, agregar tareas rutinarias y dejar huecos para descansos. Así, al despertar, el usuario ya sabe qué debe hacer sin gastar energía mental en decidirlo.

Además, asistentes conversacionales como ChatGPT pueden actuar como compañeros de trabajo que ayudan a iniciar proyectos paso a paso. Cuando una persona se siente bloqueada frente a una hoja en blanco, puede usar la IA para generar ideas, organizar pensamientos o incluso crear plantillas de tareas repetitivas. Esto no solo reduce el estrés inicial, sino que genera una sensación de progreso y control que puede ser clave para mantener la motivación.

Ganar tiempo para reducir la frustración

Las personas con TDAH suelen ser creativas, inteligentes y llenas de ideas, pero a menudo les cuesta llevarlas a cabo por falta de estructura o por saturación mental. Al automatizar y facilitar lo más difícil, como es cómo empezar, decidir por dónde seguir o recordar lo importante, la IA permite que esas fortalezas florezcan.

Escribir los pasos de una tarea, desarrollar protocolos o reutilizar plantillas son estrategias que la IA puede optimizar fácilmente. Esto no solo ahorra tiempo, sino que reduce la frustración y mejora la autoestima, lo que favorece la continuidad y el logro de objetivos a largo plazo.

La mejor medicina... si se usa de forma ética

La clave está en usar la IA como una herramienta, no como una solución a todo. Si se implementa de forma ética y personalizada, la inteligencia artificial puede ser una aliada clave para que las personas con TDAH dejen de sentirse desbordadas y comiencen a avanzar en su vida personal y profesional.

Porque como demuestran los estudios, son capaces de mejorar los efectos de medicamentos o terapias sin prácticamente esfuerzo. Aunque, al igual que una medicación, hay que saber cómo funcionan, conocer sus riesgos y controlar su uso.

FUENTE:

https://www.infobae.com/espana/2025/07/30/como-la-ia-puede-mejorar-la-vida-de-las-personas-con-tdah-segun-un-psiquiatra-se-puede-prosperar-en-la-vida-personal-y-profesional/

lunes, 4 de agosto de 2025

Ni castigo, ni regaños: recomendaciones para lidiar con hijos que siempre pierden sus cosas



Imagen creada con IA

Puede ser frecuente que tu hija o hijo extravíe objetos. Según una especialista, estas sugerencias pueden contribuir a mejorar el panorama.

"Mi hijo pierde sus cosas" es una frase frecuente entre madres y padres. Celia Harris, profesora de Ciencias Cognitivas de la Universidad de Western Sydney, y Penny Van Bergen, docente de Psicología de la Educación de la Universidad Macquarie ofrecen una serie de recomendaciones para revertir esta situación. O al menos intentarlo.

Con el próximo regreso a clases, madres, padres y profesores afrontan una escena frecuente por parte de hijos, hijas y alumnos: "No encuentro mi cartera", "Olvidé el cuaderno en casa". Para quienes tienen a cargo adolescentes, el riesgo puede ser aún mayor: desde la pérdida de teléfonos móviles y ordenadores hasta billeteras.

Niños y niñas desarrollan constantemente sus habilidades de memoria: recuerdan dónde ponen las cosas, generan nuevos conocimientos conceptuales y acatan rutinas necesarias para el día a día.

"La memoria prospectiva es la que los menores utilizan cuando dejan una botella en el suelo durante el recreo y deben acordarse de recogerla más tarde, o cuando reciben una nota de la maestra y deben recordar mostrársela a sus padres después del colegio", explican las profesoras Celia Harris y Penny Van Bergen

"El éxito en la memoria prospectiva implica que múltiples procesos cognitivos funcionen correctamente", agregan. "Si bien todos los niños mejoran su función ejecutiva a lo largo de la infancia, esto ocurre a un ritmo diferente; algunos niños pueden ser más olvidadizos que otros de su misma edad".

Una afección particularmente relacionada con el olvido es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los niños con un subtipo de TDAH con falta de atención pueden ser más propensos a perder objetos y a ser olvidadizos durante actividades cotidianas como las tareas del hogar o los recados.

Recomendaciones para que tu hijo no pierda sus cosas

Estas profesionales recomiendan establecer rutinas y mantenerlas. Las investigaciones demuestran que las rutinas ayudan a los niños a desarrollar habilidades cognitivas y autorregulación. Los niños recuerdan mejor una rutina cuando está "automatizada" (es decir, si se practica con la suficiente frecuencia como para aprenderla sin pensar).

Estas profesionales recomiendan establecer rutinas y mantenerlas. También es bueno tener espacios precisos de guardado.

Asimismo sugieren no hacer las cosas por ellos sino juntos, al menos hasta que puedan internalizar su rutina, por ejemplo, la de revisar los cuadernos y útiles escolares que necesitan para el día siguiente. Si estás realmente preocupado, busca apoyo profesional. El diagnóstico puede ser útil para acceder a otro tipo de herramientas.

"No confíes en que los niños puedan memorizar espontáneamente; ¡esa es la parte más difícil de la memoria prospectiva! En su lugar, usa listas de verificación y ayudas para memorizar. Por ejemplo, si siempre dejan su botella en la escuela, podrías ponerle una etiqueta en su mochila que diga "¿Dónde está tu botella?". Usar indicaciones no es hacer trampa, sino fomentar el éxito".

FUENTE:

https://www.losandes.com.ar/por-las-redes/ni-castigo-ni-reganos-recomendaciones-lidiar-hijos-que-siempre-pierden-sus-cosas-n5957439

miércoles, 23 de julio de 2025

UNA NUEVA IA LOGRA DETECTAR AUTISMO Y TDAH EN SOLO 15 MINUTOS CON ASOMBROSA PRECISIÓN, SEGÚN UNA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA

 


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Un nuevo estudio demuestra que una IA puede analizar el movimiento de la mano con sensores milimétricos y clasificar con más del 70 % de precisión si una persona tiene autismo, TDAH o ambos. Además, permite medir la severidad del trastorno mediante biomarcadores como la entropía y el Factor de Fano, abriendo la puerta a diagnósticos más rápidos, objetivos y personalizables.

Publicado por Eugenio M. Fernández Aguilar. Físico, escritor y divulgador científico. Director de Muy Interesante Digital. Creado: 21.07.2025 | 13:27

Hay familias que pasan meses, incluso más de un año, esperando un diagnóstico para sus hijos con sospecha de autismo o TDAH. La incertidumbre, la ansiedad y el acceso limitado a profesionales especializados complican aún más un proceso que ya es emocionalmente desafiante. En este contexto, cualquier avance que agilice el diagnóstico sin perder precisión representa no solo un progreso técnico, sino también un alivio potencial para miles de personas.

Un equipo interdisciplinar liderado por científicos de la Universidad de Indiana ha desarrollado una herramienta basada en inteligencia artificial capaz de detectar trastornos del neurodesarrollo en apenas 15 minutos. Publicado en la revista Scientific Reports, el estudio combina sensores de movimiento y algoritmos de aprendizaje profundo para clasificar a los participantes como neurotípicos, TEA, TDAH o ambos. Además, ofrece una estimación objetiva de la gravedad del trastorno, algo que actualmente no puede determinarse con métodos clínicos tradicionales.

Movimiento y diagnóstico: una pista en los pequeños gestos

El punto de partida del estudio es sorprendente: analizar los micromovimientos que realizamos al mover la mano hacia una pantalla. El protocolo de prueba consiste en pedir a los participantes que toquen un objetivo que aparece aleatoriamente en un monitor táctil, mientras llevan un sensor de alta definición adherido a la mano. Esta tarea simple permite capturar datos cinemáticos de forma extremadamente precisa, registrando aceleración, rotación y dirección del movimiento en milisegundos.

Según los autores del estudio, estas variaciones contienen información crucial sobre el funcionamiento neurológico. Tal como explican en el artículo, “los movimientos contienen información cognitiva oculta sobre los participantes cuando se observan a escala de milisegundos”. La hipótesis se basa en estudios previos que muestran cómo las personas con autismo o TDAH presentan patrones de movimiento diferentes, incluso en tareas sencillas.

En investigaciones anteriores, el mismo grupo ya había detectado que los pacientes con autismo muestran una mayor aleatoriedad en sus movimientos, y ahora han confirmado que esta característica se mantiene y puede medirse cuantitativamente.

Inteligencia artificial que aprende de cómo nos movemos

Para aprovechar esa información, los científicos entrenaron una red neuronal basada en una técnica llamada Long Short-Term Memory (LSTM), especializada en procesar secuencias temporales. El algoritmo recibió como entrada datos crudos de 6.432 trayectorias distintas realizadas por 92 participantes. De cada ensayo se extrajo una secuencia de solo 40 muestras, lo suficiente para captar señales relevantes sin sobrecargar al sistema.

Los resultados fueron prometedores. La precisión de diagnóstico alcanzó el 71,48% al clasificar correctamente a los participantes en una de las cuatro categorías clínicas (autismo, TDAH, ambos o desarrollo neurotípico). El área bajo la curva (AUC), una medida habitual en clasificación médica, fue especialmente alta para el grupo neurotípico (0,93), seguida de autismo (0,87), TDAH (0,83) y autismo combinado con TDAH (0,86) .

Una de las claves fue combinar diferentes señales cinemáticas: la aceleración lineal, la velocidad angular y los ángulos de rotación (roll, pitch y yaw). Cuantas más variables se incluían, mayor era la precisión del sistema, lo que indica que estas dimensiones del movimiento aportan información complementaria sobre el estado neurológico.

Medir la severidad del trastorno con biometría

Además del diagnóstico, el equipo quiso abordar otra cuestión fundamental: ¿es posible cuantificar cuán severo es un caso de autismo o TDAH?. Actualmente, los clínicos solo pueden basarse en observación y cuestionarios, pero no existen biomarcadores objetivos y cuantificables. Aquí entra en juego la segunda parte del estudio: el análisis de las fluctuaciones aleatorias del movimiento.

Mediante el uso de técnicas estadísticas, los investigadores calcularon dos indicadores clave: el Factor de Fano, que mide la variabilidad en una distribución, y la entropía de Shannon, que estima la complejidad del patrón de movimiento. Según el paper, “los biomarcadores permiten una subclasificación cuantitativa de los trastornos del neurodesarrollo según su gravedad” .

El patrón fue claro: a mayor entropía y menor Fano, mayor severidad del trastorno. Los participantes con diagnóstico leve mostraban trayectorias más predecibles, mientras que los de mayor afectación presentaban un comportamiento más errático. Esta herramienta podría, en el futuro, servir para hacer seguimientos individualizados del progreso de cada persona y ajustar los tratamientos con más precisión.

Aplicaciones clínicas y escolares

Una de las ventajas más destacadas del sistema es su velocidad. Toda la prueba se realiza en aproximadamente 15 minutos, lo que permitiría usarla como herramienta de cribado en contextos escolares o clínicas con alta demanda. Como apunta Khoshrav Doctor, coautor del estudio, este método no pretende reemplazar al psiquiatra, sino actuar como una herramienta adicional en su repertorio clínico.

También destaca su flexibilidad. El sistema funciona con sensores Bluetooth de alta definición, similares a los que ya existen en muchos dispositivos portátiles. Esto abre la puerta a futuras versiones adaptadas a relojes inteligentes o tablets educativas, sin necesidad de equipos costosos ni entornos clínicos complejos.

El neurocientífico José Ramón Alonso lo resume así: "Los diagnósticos se basan en la observación del comportamiento y eso hace que requieran tiempo, profesionales muy bien entrenados y una buena disposición a colaborar, algo que no siempre es fácil con un niño. Esas dificultades llevan a que haya más variabilidad de la deseable y a que pueda haber falsos positivos y falsos negativos. Necesitamos herramientas rápidas, fiables y flexibles y la IA es parte de ese futuro".

Un paso hacia el futuro del diagnóstico personalizado

El equipo también exploró la posibilidad de usar esta tecnología no solo para detectar, sino también para monitorizar la evolución de los pacientes. Al registrar datos cinemáticos a lo largo del tiempo, se podría comprobar si un tratamiento está teniendo efecto o si es necesario ajustarlo. De nuevo, la idea es aportar herramientas cuantitativas y objetivas que complementen la evaluación clínica.

"Los diagnósticos se basan en la observación del comportamiento y eso hace que requieran tiempo, profesionales muy bien entrenados y una buena disposición a colaborar, algo que no siempre es fácil con un niño"

José Ramón Alonso

En este sentido, el doctor Alonso añade: "El uso de biomarcadores cuantitativos y biometría nos debería permitir no solo un mejor diagnóstico sino también el seguimiento de la evolución de cada persona, lo que incluye valorar la eficacia de las terapias y tratamientos".

Como toda innovación, esta propuesta necesita aún ser validada en muestras más amplias y diversas. No obstante, los resultados actuales ofrecen una prueba de concepto robusta que podría revolucionar la forma en que se diagnostican los trastornos del neurodesarrollo, especialmente en edades tempranas. El uso combinado de sensores de movimiento y redes neuronales no solo permite ver lo que el ojo clínico no alcanza, sino hacerlo de forma rápida, estandarizada y reproducible.

Referencias

Khoshrav P. Doctor, Chaundy McKeever, Di Wu, Aditya Phadnis, Martin H. Plawecki, John I. Nurnberger Jr. y Jorge V. José. Deep learning diagnosis plus kinematic severity assessments of neurodivergent disorders. Scientific Reports (2025). DOI: 10.1038/s41598-025-04294-9.

FUENTE:

https://www.muyinteresante.com/ia/ia-diagnostico-autismo-tdah-15-minutos.html

jueves, 26 de junio de 2025

NI 'VAGO', NI 'DESMOTIVADO': LOS MENSAJES QUE SE PUEDEN EXTRAER DE LOS SUSPENSOS DE TU HIJO

 

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Cuando el boletín académico no cuadra con el esfuerzo del menor, hay que pararse a revisar varios aspectos

Carlota Fominaya. 24/06/2025

En no pocos hogares las notas de fin de curso 2024-25 no han sido las esperadas. Tras muchos meses de esfuerzo personal del menor y, en muchas ocasiones, económico por parte de las familias, los padres refieren unas malas calificaciones. ¿Cómo afrontarlo? En principio, apunta la psiquiatra, psicoterapeuta y directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias, Ana Isabel Sanz, «sugeriría evitar la crispación y responsabilizar al estudiante tachándolo de 'vago', 'despreocupado', 'irresponsable' e 'incapaz'».

Porque, antes de sacar conclusiones sobre los motivos de unos malos resultados académicos, prosigue Sanz, también directora del departamento de Psiquiatría del Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza, «hay que sentarse a hablar y analizar dónde han podido surgir los problemas y valorar el esfuerzo realizado, o admitir que este no ha sido el suficiente. Ante una actitud dialogante, en lugar de un acercamiento descalificador o amenazante, el estudiante no se cerrará en una postura defensiva o incluso de mutismo, sino que se sentirá capaz de reflexionar sobre lo que ha hecho y si ha sido suficiente, o transmitir si presenta dificultades en su capacidad de sacar el máximo rendimiento al tiempo que dedica a las tareas académicas».

En estos primeros momentos, más que señalar el fallo, corrobora Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid, «conviene revisar juntos el proceso, reconociendo el esfuerzo y buscando, con calma, qué puede mejorarse. Cada estudiante –asegura esta experta–, tiene su manera de aprender, y a veces lo que falla no es la motivación ni el esfuerzo, sino la estrategia. «Algunos necesitan más organización, otros trabajar en bloques cortos de tiempo, otros visualizar los contenidos... Lo primero que hay que hacerse es una serie de preguntas: ¿Cómo estudia? ¿Cuánto tiempo le dedica? ¿Qué le funciona y qué no? Y a partir de ahí, ofrecer herramientas adaptadas a su estilo de aprendizaje. Porque una mala nota puede ser una oportunidad para ajustar el enfoque, no una sentencia».

Otras cuestiones que hay que barajar es «que no haya existido algún acontecimiento estresante que esté afectando la concentración del menor en sus tareas escolares o que exista una limitación a nivel cognitivo», señala Ana Belén Pardo Salamanca, directora de la especialidad de orientación educativa del máster del profesorado en Universidad Internacional de Valencia (VIU) y especialista en trastornos del neurodesarrollo.

A partir de ahí, y una vez descartadas estas posibilidades, continúa la docente de la VIU, «es importante observar si el niño dedica mucho tiempo y esfuerzo a la realización de los deberes y al estudio de las materias. Si, a pesar de esta entrega, los resultados siguen siendo bajos y no se corresponden con el tiempo y la dedicación invertidos, podríamos estar ante la posibilidad de un trastorno del aprendizaje», advierte.

En estos casos, apunta Bacaicoa, «lo mejor es abordarlo desde una mirada integral, en colaboración con el departamento de orientación. Hay señales que pueden indicar que algo más está interfiriendo en el aprendizaje, y detectarlo a tiempo es clave para poder ofrecer el acompañamiento. No se trata de etiquetar, sino de comprender qué necesita ese alumno para poder desplegar todo su potencial». Pero es fundamental, añade Pardo Salamanca, «averiguar qué le está ocurriendo e intervenir lo antes posible, con el objetivo de evitar el fracaso académico y, como consecuencia, un daño reseñable en su autoestima».

Una vez analizados si los métodos de enseñanza, de evaluación o el estado emocional del estudiante suponen barreras significativas, la siguiente consideración es, a juicio de la directora del Instituto Ipsias, «considerar si hay problemas específicos (dislexia, Tdah...) que obstaculizan la capacidad de aprendizaje de un determinado alumno».

Así, concluye esta psiquiatra, «ante dificultades persistentes en el progreso académico de un niño, antes de pensar en su incapacidad o una mala actitud conviene incluir entre las posibilidades que se deben considerar dificultades específicas que van más allá de la voluntad del menor y que requieren una evaluación y un abordaje especializado, nunca una estigmatización. Cuanto antes se tomen medidas menor daño implicarán para su desarrollo emocional».

FUENTE:

https://www.abc.es/familia/educacion/vago-desmotivado-mensajes-pueden-extraer-suspensos-hijo-20250624143755-nt.html

jueves, 22 de mayo de 2025

TDAH: COMPRENDER PARA ACOMPAÑAR

 


El TDAH no es una desviación, es una brújula que señala caminos distintos y maneras de ser diferentes a los tradicionales, pero igual de válidos. Solo hay que atreverse a seguirlos.
Imagen generada por inteligencia artificial (ChatGPT, OpenAI, 2025).

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no es una moda, ni una excusa, ni el resultado de una mala crianza. Es un trastorno neurobiológico del desarrollo que afecta a entre un 5 y un 7% de la población infantil. El TDAH persiste en la edad adulta en aproximadamente el 50% al 65% de los casos diagnosticados en la infancia. Esto significa que, aunque algunos síntomas pueden atenuarse con la maduración neurológica y el desarrollo de estrategias de compensación, entre la mitad y dos tercios de los niños con TDAH continuarán presentando síntomas clínicamente significativos en la adultez.

En cuanto a la prevalencia general, se estima que el TDAH afecta aproximadamente al 2,5% al 4% de la población adulta, según estudios internacionales. En adultos, el cuadro clínico suele cambiar respecto al de la infancia:

  • La hiperactividad se vuelve más interna o subjetiva (sensación de inquietud constante).
  • Persisten los problemas de atención, impulsividad, organización y planificación.
  • Se asocia frecuentemente con dificultades laborales, problemas en relaciones personales y baja autoestima.

La identificación en la edad adulta suele ser más compleja porque muchos adultos no fueron diagnosticados en su infancia, o bien aprendieron a camuflar los síntomas, pero siguen sufriendo sus efectos.

El TDAH está ampliamente reconocido por la comunidad médica y científica internacional, descrito en manuales diagnósticos como el DSM-5, y respaldado por numerosos estudios de neuroimagen y genética que muestran diferencias claras en el funcionamiento cerebral de las personas que lo padecen.

El TDAH no se ve. No deja marcas físicas. Pero está ahí, en la forma en que el cerebro regula la atención, la actividad y los impulsos. Las personas con TDAH tienen un funcionamiento distinto en áreas clave como la corteza prefrontal, responsable de lo que llamamos funciones ejecutivas: planificar, organizar, recordar instrucciones, regular emociones, priorizar tareas o mantener el foco. Y aunque estas habilidades se desarrollan con la maduración del cerebro, en el TDAH suelen hacerlo con retraso o de forma irregular.

Esto significa que muchos comportamientos que, a simple vista, pueden parecer caprichosos, desafiantes o desmotivados, en realidad responden a una dificultad real del cerebro para autorregularse. No es que no quieran prestar atención: es que les cuesta filtrar estímulos irrelevantes. No es que no puedan estarse quietos: es que moverse les ayuda a pensar mejor. No es que no escuchen: es que su mente salta de un estímulo a otro sin que puedan evitarlo. No es que no les importe: es que están agotados de no poder controlar lo que otros hacen sin esfuerzo.

Imagina que te piden hacer una receta compleja sin darte los ingredientes ni los pasos, mientras alguien te habla sin parar y cambian la música cada 10 segundos. Así es como viven las tareas diarias muchos niños y adultos con TDAH. Y lo hacen cada día, en casa, en clase, en sus relaciones, en el trabajo. El resultado suele ser frustración, reproches, castigos, baja autoestima… y el riesgo de que, con el tiempo, dejen de intentarlo.

El TDAH no es un trastorno leve. Afecta significativamente a la vida escolar, familiar, social el aspecto laboral. Pero tampoco es una condena. Con un entorno que entienda su funcionamiento, con adultos que los acepten, los acompañen y apoyen desde el cariño, estas personas pueden aprender a desarrollar estrategias para compensar sus dificultades y destacar por su creatividad, sensibilidad, energía, intuición y capacidad de conectar con lo auténtico.

Aceptar el diagnóstico no es etiquetar, ni resignarse, ni rendirse. Es el primer paso para entender por qué ocurren ciertas conductas y cómo acompañarlas mejor. Es comprender que cuando tu hijo se olvida de lo que le acabas de decir no lo hace para desafiarte; cuando se mueve sin parar no lo hace por desobediencia; cuando te interrumpe no es porque no te respete. Lo hace porque su cerebro funciona de otra forma, y aún está aprendiendo a regularlo.

Es nuestra tarea, como adultos responsables, construir puentes entre su mundo y el nuestro. Ser esa red que sostiene cuando tropiezan. Ser quienes les enseñamos a aprovechar sus fortalezas sin hacerles sentir defectuosos por sus dificultades.

Con intervención temprana, tratamiento multidisciplinar (que puede incluir psicoterapia, apoyo escolar y, en algunos casos, medicación), acompañamiento familiar y una escuela inclusiva, el pronóstico del TDAH mejora de forma significativa.

Porque sí, hay esperanza. Pero la esperanza empieza por comprender.

Y si alguna vez dudas, recuerda: tu hijo no es un niño difícil o un adulto rebelde. Es un niño o adulto que lo tiene difícil. Y te necesita más que nunca. No para que le exijas ser como los demás, sino para que le ayudes a ser la mejor versión de sí mismo.

El TDAH no es una etiqueta. Es una invitación a mirar el mundo de las personas con TDAH con otros ojos y a valorar talentos que no siempre se ajustan a los moldes establecidos.

FUENTE:
Gloria López Ruiz

martes, 22 de abril de 2025

TÉCNICA POMODORO ADAPTADA PARA TDAH

 


Objetivo: 

Mejorar la concentración dividiendo el tiempo de estudio en intervalos cortos y manejables.

¿Cómo se aplica?

  • Elige una tarea específica. Por ejemplo: leer una página del libro de ciencias.
  • Configura un temporizador para 10-15 minutos. (Puedes usar un reloj visual o de arena si el niño es pequeño).
  • Durante ese tiempo, el niño se concentra solo en esa tarea. Es importante minimizar distracciones (sin móvil, sin ruido, etc.).
  • Cuando suene el temporizador, se hace una pausa de 5 minutos. Que se levante, se estire, tome agua, juegue un poco…
  • Después de 3 o 4 ciclos, se hace una pausa más larga (15-30 minutos).

¿Por qué funciona?

Los niños con TDAH suelen tener dificultad para mantener la atención por mucho tiempo.

Esta técnica les da una estructura clara, tiempos breves y descansos frecuentes, lo que mejora su capacidad de mantener la concentración sin frustrarse.




Un incentivo como refuerzo positivo es una excelente estrategia complementaria, especialmente efectiva en niños con TDAH.

Después de completar un número determinado de “Pomodoros” exitosos (por ejemplo, 3 ciclos de estudio), se le entrega un incentivo que motive al niño.

Ejemplos de incentivos:

  • Elegir y realizar un juego o actividad favorita durante 15-30 minutos.
  • Pegatinas o puntos que se puedan canjear por un premio mayor.
  • Tiempo extra en el parque o con dispositivos electrónicos.
  • Un elogio especial o mensaje positivo escrito por los padres o docentes.
  • Una ficha que diga: “¡Hoy lo hiciste genial!”.

Claves para que funcione

  • El incentivo debe ser inmediato (cuanto más pequeño el niño, más rápido debe recibirlo).
  • Personalizado: que se adapte a los intereses del niño.
  • Coherente: siempre que se logre el objetivo, se entrega el refuerzo.
  • Gradual: se puede aumentar el número de Pomodoros necesarios conforme el niño mejore su autorregulación.
IMÁGENES: creadas por IA

martes, 18 de marzo de 2025

UN NUEVO PROYECTO: MI LIBRO SOBRE EL TDAH

 


Primero que todo, quiero disculparme por mi ausencia en el blog durante los últimos meses. 

He estado inmersa en un proyecto muy especial que finalmente está tomando forma: estoy escribiendo un libro sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Este libro está dirigido tanto a padres, educadores y profesionales que trabajan con niños y adultos con TDAH, como a las propias personas que viven con este trastorno. A lo largo de estas páginas, explico cómo funciona el cerebro de las personas con TDAH y comparto estrategias prácticas, basadas en la experiencia, para ayudar a mejorar el rendimiento escolar y personal, brindando herramientas útiles que pueden hacer una gran diferencia en la vida diaria.

El enfoque de mi libro es ofrecer soluciones concretas para los desafíos que afrontan tanto niños como adultos con TDAH, basándome en investigaciones, estudios recientes y mis propias vivencias impartiendo conferencias y charlas sobre este trastorno, tanto a padres y madres, como a docentes. Mi objetivo es ofrecer un recurso accesible, claro y lleno de esperanza, en el que tanto los afectados como sus familias puedan encontrar la guía necesaria para prosperar y llevar una vida equilibrada.

Creo que un libro sobre este tema puede ser una gran herramienta, y es por eso que me siento emocionada de poder compartir mis conocimientos con los futuros lectores. Todavía no tengo un título definitivo, pero puedo adelantarles que es un trabajo que he desarrollado con mucha pasión y dedicación.

Si alguna editorial está interesada en publicar este trabajo o en conocer más detalles sobre el contenido, estaré encantada de escuchar sus propuestas.

Gracias por seguirme, por su paciencia y apoyo constante. ¡Nos leemos pronto con más novedades!

Gloria López Ruiz