La motivación es una de las armas más importantes para alcanzar el éxito personal. Por ello, es indispensable motivar a nuestros hijos a rendir mejor en la escuela desde una edad temprana. A continuación, se exponen 7 maneras para motivar a los más pequeños.
Que los niños
estén motivados es esencial para que den
lo mejor de sí mismos en la escuela y disfruten del proceso de aprendizaje.
Como padres, crear un ambiente para educarles en el esfuerzo y la dedicación es
muy importante, ya que un niño motivado se esforzará más, tendrá una actitud
positiva para aprender, y se enfrentará y abordará los problemas de diferentes
maneras. Por ello, los padres tienen que dirigir esfuerzos a la motivación de
los hijos.
Cómo motivar a los niños
Se presentan
a continuación 7 sencillos consejos útiles para promover la motivación en los
niños:
1. Ten las expectativas adecuadas
Los niños son
muy conscientes de cómo los padres los perciben y, muchas veces, ajustan sus
expectativas según lo que piensen los padres. Por ello, si esperas que tu hijo
triunfe, es muy posible que su motivación y probabilidades de éxito sean mucho
mayores. Si tus expectativas son bajas, es muy probable que no consiga los
resultados esperados.
Es importante
fijar las expectativas adecuadas y acordes a cada niño. Para ello, sigue estos
dos pasos:
Habla con tu
hijo: charla abiertamente con tu hijo sobre los campos de estudio que más le
gustan y en los que más sobresale. Ofrece tu opinión sobre lo que también has
observado. En general, si los dos coincidís en un área, es posible que en esta
se fijen las expectativas más altas.
Reevalúa
cuando sea necesario: a medida que tu hijo crezca, los intereses y aptitudes
cambiarán, por ello, es importante volver a ajustar las expectativas cada
cierto tiempo.
2. Ayuda a tu hijo a fijarse metas
Es importante
enseñar a tu hijo a establecer metas propias, que le ayudarán a estar más motivado
y conseguir sus objetivos.
Anotar las
metas: alcanzar las metas será más fácil y motivador si se escriben en un
papel. Puede ser muy útil colocar estas notas en un lugar visible de la casa
para que tu hijo las recuerde cada día.
Las metas
deben ser específicas: por ejemplo, más que marcar como meta ‘el próximo
semestre te irá mejor en matemáticas’, será mucho más efectivo si se concreta
más: ‘repasarás los problemas de matemáticas 20 minutos todos los días’.
Las metas
deberán poder medirse: las metas tienen que ser cuantificables para valorar si
se está progresando en su cumplimiento.
3. Encuentra maneras de mostrarle a tu hijo que la escuela es importante
Si mostramos
a los hijos nuestro propio interés y entusiasmo por la educación, ellos
adoptarán la misma actitud.
Existen diversas maneras para fomentar este
interés:
Establece una
relación con el profesor de tu hijo: comparte con el maestro las expectativas
que esperas para tu hijo y pídele opinión al respecto.
Apoya los
programas de la escuela de tu hijo: asistir a acontecimientos organizados por
la escuela, obras de teatro, etc., sirve para demostrar a tu hijo la
importancia que le otorgas a la escuela y sus actividades.
Crea un
ambiente adecuado para hacer las tareas: asegúrate de que tu hijo dispone de un
lugar tranquilo y bien iluminado en casa para hacer los deberes y estudiar.
Préstale ayuda y colaboración con las tareas, pero nunca las hagas en su lugar.
Conoce las
tareas de tu hijo: aquello que está estudiando en cada asignatura, los trabajos
y exámenes que debe hacer, etc.
4. Ten una actitud positiva hacia la escuela
Si tu hijo
observa que percibes las tareas escolares de una manera positiva e interesante,
él lo percibirá de la misma manera.
Apoya el estilo de aprendizaje de tu hijo.
Cada niño tiene una manera predilecta de estudiar y aprender, que es más
natural y motivadora. Ayúdale a descubrirla y fomenta que la utilicen de la
mejor manera posible.
En general, existen tres tipos de estudiantes:
Estudiante
auditivo: aquel que aprende más fácilmente mediante actividades en las que
tiene que escuchar.
Aconséjale, por ejemplo, que grabe los temarios y luego los
repase escuchándolos o que, si tiene que leer una novela, busque la versión de
audiolibro.
Estudiante
visual: retendrá más la información mediante actividades visuales como, por
ejemplo, leyendo un libro o analizando un gráfico.
Recomiéndale que utilice
diferentes colores para los apuntes y que elabore fichas didácticas con el
temario y las cuelgue en la habitación.
Estudiante
quinesiológico: estará más motivado a aprender a través de ejercicios prácticos
que teóricos.
Suele tratarse de niños muy movidos y participativos. Para
fomentar esta cualidad, anímale a realizar proyectos prácticos como participar
en ferias científicas.
5. Utiliza un lenguaje que le anime
Alentar a los
niños motiva mucho más que elogiarlos. La diferencia entre estas dos formas de
motivación es que alentar implica que el niño se evalúe a sí mismo de manera
positiva; con palabras de aliento reconocemos su esfuerzo.
El elogio se
refiere más concretamente a los triunfos y se suele utilizar cuando los niños
han actuado de la manera esperada, mientras que el aliento se puede ofrecer
independiente del desempeño y resultados del niño, se trata más de animar a que
la próxima vez se haga mejor.
6. El aprendizaje en casa y en la comunidad
Tus hijos
deben percibir el aprendizaje como un acto divertido y no sólo como la tarea
obligatoria y pesada de estar sentado detrás de un escritorio.
Los estudiantes
motivados ven el aprendizaje en cualquier parte y entienden que hay algunas
actividades divertidas que a la vez también aportan conocimiento.
Existen
diversas ideas para fomentar esta visión en tu hijo: cuando lea un clásico de
la literatura infantil, podéis pasar a ver la versión en película, se pueden
estudiar las diferentes culturas a las que no acude de forma regular (si le
gusta el fútbol, llevarlo al ballet, por ejemplo), o visitar museos sobre temas
que esté estudiando.
7. Fomenta la fortaleza en su hijo
Los niños
fuertes son más susceptibles a estar motivados, por ello, es importante
promover la fortaleza en tu hijo. Si un niño no es fuerte internamente, su
motivación disminuye mucho y ve pocas vías para salir adelante en medio de la
adversidad.
La fortaleza hace que estén preparados ante las adversidades y que
se enfrenten a ellas y tengan capacidad de resolver muchos problemas,
aprovecharan sus puntos fuertes y se darán cuenta de que todos cometemos
errores y de que son oportunidades para aprender.
Para fomentar
la fortaleza tu hijo sigue estos pasos:
Identifícate
con tu hijo viendo la situación desde su punto de vista antes de reaccionar.
Ofrécele
opciones razonables para elegir entre dos cosas.
Cambia la
forma de abordar una cierta situación cuando no da resultados.
Por ejemplo, si
tu hijo no presta atención, en lugar de seguir gritando, prueba con algo muy
diferente como susurrarle.
Fomenta los
talentos e intereses de tu hijo. Por ejemplo, si tu hijo no tiene resultados
positivos en la escuela, pero le gustan mucho las clases de teatro y es lo que
más le anima, no le prives de estas actividades por el hecho que no saque
buenas notas. Celebra sus talentos y no los prohíbas.
De este modo,
como padres, tenéis un papel clave en la motivación de vuestros hijos a tener
mayor rendimiento académico y, por tanto, vuestro apoyo y actitud serán de gran
relevancia también en su futuro.
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