TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

jueves, 29 de octubre de 2015

LAS EMOCIONES EN EL TDAH. El cerebro dividido ¿Cómo me siento?



Inteligencia Emocional. El cerebro dividido
Sólo en los últimos años ha aparecido un modelo científico de la mente emocional que explica la forma en la que muchas de nuestras actividades pueden estar controladas emocionalmente. ¿Cómo podemos ser tan racionales en un determinado momento y tan irracionales al momento siguiente? También da cuenta de las razones y la lógica particular de nuestras emociones.
Los neurocientíficos utilizan el término “memoria de trabajo” para referirse a la capacidad de la atención para mantener en la mente los datos esenciales para el desempeño de una determinada tarea o problema. La corteza prefrontal es la región del cerebro que se encarga de la memoria de trabajo.
La amígdala forma parte del llamado cerebro profundo, ese donde priman las emociones básicas tales como la rabia, el miedo o el amor, y también el instinto de supervivencia, básico sin duda para la evolución de cualquier especie. Ella es la responsable de que podamos escapar de situaciones de riesgo o peligro, pero ella también es la que nos obliga a recordar nuestros traumas infantiles y todo aquello que nos ha hecho sufrir en algún momento.
En la danza entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones instante tras instante, trabajando mano a mano con la mente racional y capacitando –o incapacitando- al pensamiento mismo.
Esto vuelve a poner sobre el tapete el viejo problema de la contradicción existente entre la razón y el sentimiento. No es que nosotros pretendamos eliminar la emoción y poner la razón en su lugar –como quería Freud-, sino que nuestra intención es la de descubrir el modo inteligente de armonizar ambas funciones.
Existen motivos neurológicos –ligados al papel que desempeñan los circuitos prefrontales en la toma de conciencia de las emociones- que justifican que determinadas personas puedan detectar con más facilidad que otras la excitación propia del miedo o la alegría y, así, ser más conscientes de sus emociones.
Mientras que el mundo suele presentarnos un desbordante despliegue de situaciones y de posibilidades, nos hace plantearnos preguntas tales como ¿En qué debería invertir los ahorros de mi jubilación? ¿Con quién debería casarme? Es así como el cerebro emocional se halla tan implicado en el razonamiento como lo está el cerebro pensante.
El conocimiento de las propias emociones, el conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular entre el equilibrio de la mente y la sociedad, así como una inteligencia emocional adecuada.
La capacidad de seguir momento a momento nuestros sentimientos resulta crucial para la introvisión psicológica y para la comprensión de uno mismo. Por otro lado, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos deja completamente a su merced. Las personas que tienen una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tienen un conocimiento seguro de cuáles son sus sentimientos reales.
En cierto modo, todos tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional,  y nuestro funcionamiento en la vida está determinado por ambos.
FUENTE:
https://www.youtube.com/watch?v=7Ax_n7CZRCg

Controlar las emociones para tratar el TDAH

Los niños y adultos con TDAH no sólo presentan dificultades en atención, desorganización, hiperactividad e impulsividad, sino también distintos problemas afectivos: labilidad emocional, excesiva reactividad emocional y carácter irritable. Estas dificultades emocionales se agrupan formando una dimensión denominada ‘desregulación emocional’.
Aunque el déficit en la regulación emocional no sea actualmente uno de los síntomas diagnósticos del TDAH, las diversas propuestas teóricas coinciden en indicar que constituye un aspecto fundamental del trastorno.
Los estudios que han explorado estos procesos de regulación emocional en niños y adultos con TDAH confirman que ambos tienen importantes dificultades para controlar sus emociones, especialmente cuando son negativas. Distintas investigaciones muestran que tanto niños como adultos con TDAH expresan mayores niveles de agresividad, depresión, tristeza y enfado que sus iguales sin TDAH.

Además, algunos datos sugieren que los niños con TDAH son incapaces de ocultar sus emociones incluso después de recibir instrucciones para hacerlo y que son menos empáticos que los niños control. Por otro lado, se ha observado una excesiva reactividad emocional en niños y adolescentes con TDAH durante la realización de deportes individuales y colectivos, y en adultos durante la conducción de su vehículo.

La regulación emocional desempeña un papel importante en el modelo ejecutivo de Barkley, y también en el del Dr. Brown, los cuales defienden que estas personas tendrán importantes dificultades para modular sus estados afectivos, ya que en este caso están implicados distintos procesos de control ejecutivo.

El Dr. Russell A. Barkley, Ph.D., científico, psicólogo e investigador norteamericano, y uno de los actuales expertos en Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad afirma que las personas con TDAH tienen una incapacidad para manejar las emociones.
Barkley señala que las personas que padecen este trastorno son muy emocionales y no saben gestionar sus emociones. Sostiene que las dificultades para modular las emociones observadas en las personas con TDAH están generadas por una disfunción primaria ejecutiva en los procesos de control inhibitorio y que parecen estar  presentes únicamente en los subtipos combinado e hiperactivo-impulsivo.
Las personas con este trastorno son "desinhibidos en todos los campos" y eso les lleva a tomar decisiones "demasiado rápido". Optan por lo inmediato, sin sopesar las repercusiones, y no valoran las acciones a largo plazo.
La autorregulación emocional es entendida por Barkley como un conjunto de procesos ejecutivos que nos permiten modular las emociones y que, en el caso de presentar una disfunción, pueden provocar una serie de problemas como, por ejemplo, un aumento de la respuesta emocional ante determinadas situaciones, una menor empatía, una menor capacidad de regular estados emocionales o una mayor dificultad para crear y mantener la motivación y la activación. El modelo de Barkley ha sido, posiblemente, el más influyente en las investigaciones realizadas hasta el momento sobre la regulación emocional en el TDAH.

Por su parte, el Dr. Thomas E. Brown describe el TDAH como un trastorno complejo en el que están deterioradas distintas funciones ejecutivas: activación, concentración, esfuerzo, memoria, acción y emoción. En relación con esta última, Brown afirma que muchos niños y adultos con TDAH tienen una baja tolerancia a la frustración y una dificultad crónica para regular sus emociones, características que los llevan a reaccionar de manera desproporcionada ante distintas situaciones o eventos. Estos problemas afectivos constituirían un aspecto fundamental del trastorno.

Otros investigadores van más allá, y se cuestionan si ciertos síntomas característicos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad pueden dificultar el reconocimiento de distintos estímulos emocionales, como las expresiones faciales y la prosodia afectiva.
Según estas investigaciones, reconocer las emociones que están experimentando otros es una importante habilidad que facilita las interacciones sociales. Las intenciones y los estados emocionales se hacen visibles a través de señales afectivas como las expresiones faciales y la prosodia, por lo que una correcta identificación de éstas resulta fundamental para establecer relaciones interpersonales adecuadas.

Las habilidades relacionadas con el reconocimiento emocional apenas se han estudiado en el TDAH, ya que, hasta ahora, clínicos e investigadores han asumido que las personas con el trastorno no padecen problemas al respecto. No obstante, algunos estudios conductuales sugieren que los niños y adultos con TDAH tienen importantes dificultades para reconocer y comprender la información afectiva.

Según estas últimas investigaciones, los niños, adolescentes y adultos con TDAH tienen problemas en las habilidades que forman la competencia emocional: reconocimiento, regulación y expresión de las emociones. En relación con el primero, datos convergentes de distintas investigaciones indican que tanto los niños como los adultos con TDAH presentan importantes disfunciones en el reconocimiento de la información afectiva (p. ej., expresiones faciales emocionales y prosodia afectiva). Estas dificultades están presentes en los subtipos combinado e hiperactivo-impulsivo, no existiendo datos en relación con el subtipo inatento.

Algunos estudios han observado que las disfunciones detectadas en el reconocimiento emocional no están generadas por las deficiencias cognitivas características del trastorno (inatención, impulsividad), sino que constituyen un déficit primario, resultado de una serie de anomalías en los circuitos neurales subyacentes.

Asimismo, la evidencia científica también indica que las alteraciones en el sistema dopaminérgico, particularmente afectado en el TDAH, se relacionan estrechamente no sólo con alteraciones motoras y cognitivas, sino también con dificultades en distintos procesos emocionales y motivacionales. Además, el importante papel de la dopamina en el procesamiento emocional se pone de manifiesto gracias a distintos estudios hemodinámicos
En este sentido podríamos hipotetizar que, al menos parcialmente, las alteraciones en el procesamiento emocional en el TDAH se deben a una disfunción en el sistema dopaminérgico.

Hasta el momento sólo se dispone de datos conductuales que indican que tanto los niños como los adultos con TDAH muestran importantes dificultades para modular sus emociones, especialmente cuando éstas son negativas.

Asimismo, se subraya la necesidad de evaluar la competencia emocional de los niños y adultos con TDAH en la práctica clínica y de entrenar estas habilidades con el objetivo de reducir las dificultades de identificación de las emociones de los demás y de aumentar el control emocional de las personas con TDAH

FUENTE:


¿Cómo me siento? UNICEF. Cuaderno de trabajo para el niño 

Este cuadernillo de trabajo contiene una serie de actividades para realizar con niños y niñas, con el fin de incentivarlos a expresar sus sentimientos y emociones.


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