TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 14 de junio de 2013

CUANDO EL NIÑO CON TDAH NO QUIERE COMER


La comida no suele ser una de las prioridades en los niños con TDAH. 
Fundamentalmente, esta situación está condicionada por dos causas:
  • La falta de apetito. Puede ser uno de los efectos secundarios de la medicación para el TDAH, cuando ésta no está bien ajustada al peso y altura del niño.
  • El aburrimiento. Para nuestros hijos con TDAH, comer es aburrido. Siempre hay cosas más gratificantes que hacer que sentarse a comer tranquilamente siguiendo las reglas básicas de comportamiento y las buenas maneras en la mesa.

Así, en muchas familias, la hora del almuerzo o de la cena se convierte en una auténtica pesadilla, en la que se entra en el círculo vicioso “no tengo hambre, no me gusta….” “Pues no te levantas de la mesa hasta que no termines de comértelo todo…”

Diariamente, esta dinámica suele terminar en preocupantes enfrentamientos y peleas entre los progenitores y el niño cuando, esa supuesta experiencia positiva de cordial encuentro en la mesa de toda la familia, en la que debería fomentarse la relación afectiva y la socialización, se convierte en una batalla campal y una lucha de poderes: el niño empieza a retorcerse en la silla, se levanta de la mesa, corre por la habitación, juega con los cubiertos y los vasos y acumula los alimentos en uno de sus carrillos durante interminables espacios de tiempo. Es aquí cuando se pone a prueba nuestro aguante y autoridad frente a sus desafíos.
Ante todo ¡¡¡no perder la calma!!! Un niño no se muere de hambre a no ser que tenga otras enfermedades o patologías. Es preferible crear una atmósfera agradable y relajada, en la que la relación padres-hijo no se deteriore. Debemos evitar que los niños conviertan el enfado diario a la hora de comer en un rechazo habitual de la comida.


CONSIDERACIONES Y HÁBITOS ALIMENTICIOS CORRECTOS
La hora de la comida es muy importante, no sólo por alimentarse debidamente, contribuyendo a que rindan de la mejor manera posible en el colegio, sino por su componente pedagógico, para enseñarles tanto educación nutricional como las reglas de la mesa (no comer con la boca abierta, no levantarse en medio de la comida, no jugar en la mesa, etc.) a nuestros hijos.
Comer todos juntos sentados a la mesa, charlando y sin la tele encendida, es una oportunidad única en el día para compartir todo aquello que nos ha sucedido en la jornada. Pero a los niños con TDAH les cuesta estar sentados más de 3 minutos sin moverse, las conversaciones de los adultos les aburren y las judías con patatas no les gustan nada. Lo que quieren es levantarse, jugar con la comida, probar sólo aquello que les gusta e irse a jugar con sus juguetes.

He aquí algunas consideraciones que pueden facilitar el quehacer diario:
Un momento de convivencia agradable
La hora de las comidas tiene que ser un momento de placer, encuentro, diálogo y relación afectiva con el niño. Si todos los miembros de la familia llegamos cansados y aburridos, predispuestos para lo que ya se ha convertido en rutina, es decir, una guerra continua padres - hijo,  el niño no tendrá ninguna gana de formar parte de esa “ceremonia”.
Así, puede convertirse  en inapetente el niño manejado por una madre autoritaria y nerviosa, con una actitud negativa de gritos ademanes bruscos o impositivos. Entonces se crea un ambiente tenso de disgusto, con prisas y amenazas, introduciendo factores emocionales añadidos y que transforman el comer en un símbolo de lucha entre la madre y el hijo.
Por otra parte, se recomienda que el momento del almuerzo o de la cena sea una actividad en familia, en vez de ser una actividad individual, en la que es más fácil que el niño se aburra.
No le presiones
Hay palabras que transforman en un drama la situación más banal. Debemos desterrar de nuestro vocabulario expresiones como: “¡Termínate el plato!” o “Si no hay judías verdes, no hay postre!”. Esta es la mejor manera de que el pequeño se niegue a comer. Es más fácil que empiece a comer si el niño no se siente presionado.
No te enfrentes a un niño que no quiere comer, él buscará agotar tu paciencia. Trata de decirle pacientemente: “De acuerdo, no comes en la mesa, pero si tienes hambre dos horas más tarde, tendrás que esperar a la cena”. Eso sí, no le dejes picotear durante la tarde. Y después, deja de lado el tema de la comida para hablar con él de otras cosas.
Como decimos, es importante crear una atmósfera agradable, de charla e intercambio. Pero tampoco es un momento para ver la televisión ni para jugar. La hora de la comida es para comer. Sabemos que no podrá parar quieto y que jugará con los utensilios de la mesa, lo que no significa que le permitamos jugar con juguetes.
Hacer de la hora de la comida un momento de diversión
Haz que intervenga en el “ritual” de la comida. 
A cada edad puede realizar una labor: a partir de los 18 meses, puedes comenzar a llevarle al mercado y enseñarle las verduras y frutas por colores y por nombres. Una vez en casa, déjale ayudarte a ordenarlas, lavarlas y colocarlas en el plato o la fuente una vez cortadas. A los 2 años pídele que ayude a elegir el mantel, a poner las servilletas o coger flores para el centro de la mesa. Desde los 3 años, si sus movimientos son ya suficientemente coordinados puede colaborar colocando los platos y cubiertos en la mesa. A partir de los 4 años puede ayudarte a hacer una receta o puede hacer él mismo una receta sencilla, bajo tu supervisión y, que sin duda, ¡le abrirá el apetito!. Si se involucra se sentirá parte del proceso.
Si después de esto nuestro hijo sigue sin tener hambre, pídele que se siente en la mesa aunque no coma. Lo importante es no hacer un drama de la alimentación.
Promover una conversación positiva y agradable durante las comidas suele evitar significativamente el aburrimiento, especialmente si se tratan temas que interesen al niño.


Las rutinas y los hábitos. Respetar los horarios
Las rutinas y los hábitos son elementos indispensables en la vida de los niños con TDAH. Igualmente, la comida debe seguir una rutina preestablecida.
Es importante que se respete un horario fijo para las comidas, creando así un hábito. Si se le hace esperar demasiado tiempo o se le da la comida cuando no tiene hambre, la situación llegará a convertirse en un problema.
No dilatar el tiempo de duración de la comida
Como los niños con TDAH pueden aburrirse enseguida demorándose en exceso, aunque haya que tomarse un tiempo para comer y masticar tranquilamente, tampoco debemos dilatar la duración del almuerzo o el niño se cansará. Por tanto, debemos servir la comida con mucha agilidad y motivar al niño para que no se aburra. Es preferible quitarle el plato en un tiempo prudencial que dejarlo durante horas delante de él.
Si le incentivamos para valerse por sí mismo ante la comida, estaremos consiguiendo un interés y apetencia por la misma.
Proporciónale una alimentación variada
No es conveniente hacer una comida nueva si no le gusta, pero tampoco debemos caer en el error de  prepararle sólo las comidas que sabemos que le gustan para evitar el conflicto a la hora de comer. La madre tiene que decidir lo que su hijo debe comer y no al contrario. Si por rutina no quiere lo que se le presenta, no debemos prepararle otro plato, y es mejor que no coma a que él decida lo que va a comer. Esto no quiere decir que tenga que gustarles absolutamente todo. Si un niño sigue una alimentación variada y sana, no pasa nada porque haya algún alimento que no le guste y evitemos ponérselo.
Igualmente, debemos tener cuidado para no transmitir negativamente nuestros gustos culinarios a nuestros hijos, ofreciendo sólo aquellos alimentos que a nosotros nos gustan. Debemos darles de comer de todo, aunque no nos guste comerlo o prepararlo.
Nosotros somos el modelo a imitar y los niños aprenden imitándonos en todo. Si nunca nos ven comiendo fruta, ¿cómo podemos pretender que ellos la coman?
Haz atractivos los platos
Que nuestros hijos tomen algunos alimentos como la fruta o la verdura puede resultar una pesadilla. Con algunos trucos podemos conseguir engatusar los estómagos más caprichosos para que coman de todo: seamos creativos cuando preparemos los platos. Podemos variar las formas de las verduras, córtalas de diferentes formas, en palitos por ejemplo, que podrán mojar en salsas (purés) de colores y texturas diferentes. Podemos cortar la fruta en pequeños trozos y ensártala en un palito a modo de brocheta. Utiliza la imaginación para hacer agradable los platos que menos le gustan. No hay duda que disfrutarán ese momento festivo  y les hará olvidar que bajo esos adornos de colores se encuentra el puré de zanahoria que tanto les desanima.
Refuerzo positivo
Debemos demostrarles frecuentemente con elogios, que valoramos su esfuerzo e intentos por comportarse adecuadamente en la mesa o por comer con diligencia, y cualquier otro avance a la hora de la comida
Legalizar el movimiento
Otro factor que hay que tener en cuenta es que nuestros hijos necesitan moverse con frecuencia y como todos los niños, desarrollan intensamente sus conocimientos a través de los sentidos. No debemos prestarles atención si se porta mal. Les gusta verlo y tocarlo todo. Hay que permitir, por lo tanto, una flexibilidad en cuanto a los hábitos en la alimentación para que el niño tome parte activa en la misma. Debemos legalizar que se levante con la excusa de traer más pan, por ejemplo. No podemos pretender que permanezca en la mesa hasta que todos los comensales terminen, ya que les resultaría un esfuerzo excesivo.
De la misma manera, debemos dejarle que toque los alimentos y juegue con la cuchara. Esto, además, facilitará que desarrolle sus habilidades psicomotrices. Según vayan creciendo y su hiperactividad se vaya interiorizando, aprenderán a permanecer tranquilos en la mesa.
Normas y límites
Tampoco es conveniente que les exijamos muchas normas a la vez en la mesa. Sabemos que en la educación de los niños con TDAH, las reglas tienen que ser pocas, secuenciadas y priorizadas, hasta que las aprenda. Después podremos introducir otras nuevas: primero que coma, después ya puedes introducir normas, como utilizar la cuchara, no meter las manos en la comida, sentarse correctamente, no ensuciar la mesa, cerrar la boca, recoger su plato, etc.
Raciones equilibradas
A veces, angustiados por la falta de apetito de nuestros hijos, exageramos el tamaño de las raciones y queremos que coman más de lo que necesitan. Aunque esté delgado, si nuestro hijo está fuerte y sano no debemos preocuparnos de que coma poco, siempre que lo que coma sea complementario y equilibrado. No hay que “atiborrar” a los niños y pensar que cuanto más coman, más sanos estarán.
La cantidad que les pongamos debe ser la adecuada para que se termine el plato. Es mejor que repita  a que se desanime ante un plato muy colmado y se sienta incapaz de terminarlo. Para el niño, es muy gratificante terminarse todo y luego pedir más. Si la comida consta de dos platos, modera el primero para que pueda comerse el segundo.
El niño debe hacer cuatro o cinco comidas al día y no se le debe permitir picar fuera de las horas asignadas para el alimento. Si los niños son mayores y pueden abrir la nevera o los armarios de la cocina, debemos vigilar que no cojan lo que ellos quieran cuando ellos decidan. Nuestra postura debe ser paciente, pero firme y constante, y debemos mantener la disciplina de comer a sus horas, si queremos que su alimentación se normalice.
Los alimentos como disuasión
Tampoco debemos utilizar el alimento como premio o castigo. “Si no te lo comes todo, no saldrás al parque a jugar” o “Si no ordenas tus juguetes, no hay postre”. A menudo los padres utilizan estos argumentos para conseguir algo de nuestros hijos. Sin embargo, es preferible entender la comida como un hecho cotidiano y básico y no como una herramienta para disuadir.
Cuando hay ansiedad
Por el contrario, hay niños que toman la postura contraria y devoran sin degustar la comida. Esta voracidad ante el alimento nos está hablando de un problema de ansiedad. Debemos reflexionar y atender a las causas, además de procurar motivarle para que coma más despacio, saboreando los alimentos y tomando una postura reposada en la comida.
Por último…
No nos olvidemos que nuestro pequeño copia nuestro comportamiento. Es muy importante por lo tanto que vea en nosotros el placer de comer. Comer implica muchas más cosas que el simple hecho de engullir y digerir. En cuanto tenga edad, ponle cuanto antes a tu lado en la mesa junto con el resto de la familia y haz de ese instante un momento de convivencia.
Es importante que en la alimentación prime la calidad en vez de la cantidad, y usar técnicas agradables alrededor de la mesa.
Es necesario puntualizar que las ideas expuestas anteriormente sirven para trabajar con niños con TDAH, aunque no tendrán la misma eficacia si presentan además un trastorno oposicionista desafiante.

CONSEJOS NUTRICIONALES
El niño con TDAH tiene una fuerte impulsividad, que junto a esa necesidad descontrolada de buscar estímulos gratificantes, se manifiestan en una serie de comportamientos inadecuados que pueden llegar a afianzarse. Estos también están presentes a la hora de realizar las diferentes comidas del día. Pero debemos tener presente que el niño no cambia sus hábitos de un día para otro. Se trata de un proceso lento que puede durar meses y en el que es posible que, en el aspecto nutricional, el niño coma menos.
El objetivo fundamental es aportarle los alimentos suficientes para recibir las calorías y los nutrientes necesarios para que su actividad diaria y rendimiento escolar no se vean afectados.


PIRÁMIDE DE LA ALIMENTACIÓN SANA
Para conseguir todo lo que vemos en la pirámide nutricional hay que actuar en la comida más importante del día: el desayuno, que debe ser nutritivo, para evitar la fatiga, y comer alimentos saludables a media mañana.
Los alimentos, como los lácteos, grasas, frutas y cereales, mediante una rica mezcla entre todos, hacen del desayuno una deliciosa primera comida.
Las frutas, antes o después de la comida, siempre traerán beneficios para la salud y un correcto crecimiento, aportándole vitaminas del grupo A, B y C, fortaleciendo el sistema inmunológico.
La Agencia Española de Seguridad alimentaria y Nutrición (AESAN) reconoce que la población infantil es un grupo vulnerable a desequilibrios nutricionales.
Aporte energético: la comida debe aportar el 35% de la energía total de las necesidades diarias.
Perfil calórico: se recomienda en el menú que la grasa aporte más del 30-35% de la energía. Las proteínas un 12-15% del contenido calórico y el resto de los hidratos de carbono.
Perfil lipídico: las grasas saturadas no deben de aportar más del 10% de la energía total.
Aporte de micronutrientes, como vitaminas y minerales: se deben incluir a diario.

METILFENIDATO. EFECTO SOBRE EL APETITO
Dos tipos: liberación inmediata y liberación prolongada.
Efectos secundarios más frecuentes:
  • Pérdida de apetito.
  • Retraso en la conciliación del sueño.
Estos efectos secundarios suelen desaparecer al reducir la dosis aunque, generalmente, disminuyen con el tiempo.
  • Si el niño se siente inapetente después de tomar el medicamento, dale la dosis después del desayuno.
  • Como probablemente no tenga apetito a la hora  del almuerzo, compensa con una buena cena por la noche y ten siempre a mano bocadillos nutritivos de bajas calorías.
  • Si la inapetencia se prolonga, el médico deberá decidir si se rebaja la dosis o si suspende el medicamento, por ejemplo, los fines de semana.


UN MENÚ EQUILIBRADO

¿Qué debe de incluir un menú equilibrado?
Los niños en edad escolar tienen unos requerimientos nutricionales muy exigentes, por varios motivos:
  • Desarrollo físico y crecimiento
  • Esfuerzo intelectual
  • Actividades extraescolares
  • Hiperactividad
DESAYUNO
Debe contener proteínas, una importante cantidad de hidratos de carbono y fruta:
  • Un vaso de leche con o sin cacao.
  • Pan integral o blanco, con aceite de oliva (la cantidad dependerá de cada niño).
  • Embutido no graso (jamón dulce, pechuga de pavo, queso tierno,…).
  • Una pieza de fruta o zumo, o cereales con leche.
COMIDA Y CENA
La comida y cena deberían aportar los siguientes alimentos:
  • Pescado azul. Por su alto contenido en fósforo. Imprescindible para una buena concentración y memorización.
  • Carnes rojas. Con un día a la semana es suficiente, pero son necesarias por la vitamina B12.
  • Verduras y legumbres. Este debería ser un plato imprescindible por su alto contenido en vitaminas y minerales.
MERIENDA
Debería tener los mismos ingredientes que el desayuno, pero no tan contundentes en cuanto al tamaño de la porción. Debe incluir:
  • Frutas dulces o cítricas. Fuente de vitaminas del grupo B1 y B2, con la naranja como máximo exponente, rica en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico.


ALIMENTOS NUTRITIVOS
Cuando existe una falta de apetito, debe de primar la calidad a la cantidad.
PRIMER PLATO: por su aporte vitamínico y energético
  • Verduras
  • Hortalizas
  • Patatas
  • Pastas
  • Arroz
  • Legumbres… 
SEGUNDO PLATO: alternar productos ricos en aminoácidos, esenciales para mantener su estructura corporal.
  • Carnes
  • Pescados
  • Huevos
La comida irá acompañada de pan y agua, mejor que bebidas carbonatadas.
  • El agua es importante en la salud de los niños. Los niños hiperactivos fomentan mucha actividad física y, por consecuencia, se deshidratan más rápidamente. La cantidad de agua es relativa. Se aconseja de 4 a 6 vasos de agua.
  • Para la elaboración de las comidas, usar preferiblemente aceites vegetales monoinsaturados (aceite de oliva) o poliinsaturados (aceite de girasol, maíz).
  • Utilizar el tamaño de platos para engañar visualmente la cantidad de comida. Usando un plato más grande, el niño creerá que come menos cantidad.
  • No abusar de los alimentos precocinados como nuggests de pollo o varitas de merluza.
  • Leche y yogur mejor que natillas y flanes.
  • Evitar dulces con aceites de coco y palma. Intentar utilizar dulces caseros mejor que los elaborados industrialmente.
REFLEXIÓN FINAL
Comer más no es estar mejor alimentados y nutridos.
FUENTES:
¿Falta de apetito en TDAH? Consejos nutricionales a padres. Rafaela Torres Herruzo.

7 comentarios:

  1. Un artículo muy interesante, es cierto todas las familias me comenta el problema que se les presenta a la hora de comer, que no se mantienen sentados, que les gusta tres cosas... que lo pasan mal, es una lucha constante.
    Besitos. Cuidate.

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  2. ¡Muchas gracias Rocío!!
    Abrazos también para ti.

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  3. Buenas tardes a todos los que ven este blog soy Rafaela Torres Gracias por citar la fuente y dar difusión de este tema muy importante para los padres que tenemos esta dificultad con nuestros hijos.
    Saludos

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  4. ¡¡Muchas gracias a ti por escribirlo, Rafaela!!
    Un cordial saludo

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  5. Muy interesante, mu hijo ya tiene 16 anos los medicamentos les quitan el apetito y con el tiempo les genera cambios en el carácter, como experiencia a Osman mi hijo se le retiro el medicamento a los 11 anos y solo lo tratamos con Omega 3, la diferencia es enorme, recupera el crecimiento físico se y se disminuye enormemente la impulsividad mejoran en lo academico y sobre todo miden sus impulsos. Uno de los maestros de mi hijo se lo da a su nina de dos anos. Saludos

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  6. Muchas gracias por tu aportación, Ramona.
    Un abrazo.

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  7. Gracias, habrà que recomendarla a mis ppff. saludos (=

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