¿Cómo pueden los padres definir reglas claras?
Para prevenir que el niño se meta en líos repetidamente y haya que explicarle una y otra vez las reglas (que, por supuesto, no obedece y encima se sorprenda cuando le castigan), es importante que primero comprenda bien las normas. Por ejemplo, si usted le pide “debes ser ordenado” como uno de los objetivos es posible que no lo entienda por lo que es mejor definir este objetivo claramente: “limpia el cuarto una vez por semana, recoge los juguetes antes de acostarte y báñate cada noche”. Esta regla es mucho más clara y no se puede interpretar de otra forma.
Además de explicarlas, conviene escribir las diferentes reglas, las consecuencias de no cumplirlas y los premios por cumplirlas. Ponga la lista en un sitio visible. Para niños pequeños ayudan los dibujos y los colores.
¿Cómo pueden los padres ayudar al niño a terminar una tarea dividiéndola en pasos más pequeños?
A estos niños les cuesta muchísimo acabar encargos, tareas y deberes escolares. Dividir la tarea en pequeños pasos les facilita que puedan hacer aprendizajes breves que su capacidad atencional pueda asumir. Las tareas cortas permiten que el niño no se canse, no caiga en la monotonía y no se distraiga. Para las tareas de la casa que tienen varios pasos es buena idea escribirlos.
Por ejemplo: recoger la mesa es:
- Vaciar los platos en la basura
- Vaciar los vasos en el fregadero
- Colocar los platos, vasos y cubiertos en el lavavajillas
- Poner jabón en el lavavajillas y encenderlo
- Limpiar las migas de la mesa
- Barrer el suelo
- Guardar el mantel y las servilletas
Otra tarea más sencilla seria tirar la basura:
- Cerrar la bolsa
- Bajar la bolsa al contenedor
- Limpiar el cubo si se ha ensuciado
- Poner una bolsa nueva en el cubo
- Guardar las bolsas sin usar en su sitio.
Parece sencillo, pero el niño puede creer que “ha tirado la basura” si ha bajado la bolsa abierta al contenedor, dejando restos por la cocina y sin poner una bolsa limpia. Se pueden hacer tarjetas para las diferentes tareas como limpiar el cuarto, preparar la cartera y la ropa la noche anterior, hacer la cama, echar la ropa sucia al cesto, ir a por el pan, prepararse por la mañana para ir al colegio (levantarse, lavarse, vestirse, desayunar, lavarse los dientes, coger la cartera, coger el bocadillo, etc).
¿Cómo pueden los padres aumentar la estructura y el orden de la casa?
Hay que buscarle un sitio a cada cosa. Por ejemplo, para ordenar los juguetes ponga etiquetas o dibujo de cada cosa en las cajas donde vaya a guardarlos. Nada más acabar de jugar el niño deberá ordenar los juguetes. Para facilitar la rutina de la mañana tenga un lugar definido para el abrigo, la cartera, los zapatos, la bolsa de gimnasia, el bocadillo, etc. La noche anterior asegúrese de que el niño coloca todo el material en la cartera y deja cada cosa en su sitio; así evitará prisas, olvidos y enfados por la mañana. Se pueden utilizar relojes o cronómetros (como los que se usan en la cocina) para marcarle el tiempo. Por ejemplo, si faltan 20 minutos para acostarse, ponga el reloj con alarma para que suene en 20 minutos, y evitaremos el “venga, que ya ha pasado media hora”.
¿Cómo pueden los padres establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo?
Las rutinas ayudan a estructurar el día y producen seguridad en el niño. Si él sabe lo que va a pasar no le sorprenderán las cosas y estará preparado. Casi todos los colegios hacen que el niño escriba su horario de clases. De la misma forma, podemos escribir un horario de actividades, tiempos de estudio, tareas y ocio después del colegio, que incluya las tareas extraescolares y también lo que se planea hacer el fin de semana. El horario debe estar en un sitio visible y, si hay que hacer algún cambio, se avisa al niño con tiempo suficiente y se le recuerda alguna vez. Los horarios de cenar, irse a dormir, etc, deben ser bastante estables y no hacer cambios arbitrarios o por sorpresa.
¿Cómo pueden los padres eliminar ruidos y distracciones?
Cuando el niños está (por fin) haciendo algo concreto, como uno de sus encargos (siguiendo los escritos de las tarjetas) o sus deberes escolares, es fácil que se distraiga con cualquier ruido como la TV, el teléfono o el tráfico de la calle, por lo que hay que evitar que haya cualquier tipo de distracción a su alrededor. Pregúntele al niño dónde cree que se concentrará mejor. A lo mejor usted cree que un sitio aislado y muy silencioso será el mejor, pero el niño trabaja mejor en un sitio tranquilo pero no alejado, donde usted pueda supervisarle de vez en cuando.
¿Cómo pueden los padres modificar la conducta del niño?
Para modificar la conducta de su hijo debe:
- Definir el problema de forma positiva. Definir claramente los comportamientos deseados sin mencionar el problema. Por ejemplo, en vez de reñirle por moverse, intente que esté sentado toda la cena; en vez de eliminar el desorden, intente que deje el material escolar en su sitio.
- Establecer metas razonables. Seguramente es demasiado pedir que su hijo permanezca sentado toda la cena todas las veces, por lo que es mejor empezar por periodo de 5 minutos, luego 6, luego 7, etc. Para preparar las cosas para el colegio, empiece por el abrigo y la cartera, luego añada el bocadillo, luego la bolsa de gimnasia...
- Avanzar poco a poco. Felicite a menudo a su hijo por obtener metas intermedias, haga comentarios específicos ("qué bien que has estado sentado"), evitando generalizaciones ("qué bueno has sido"), o “elogios negativos” ("ya era hora de que lo hicieras bien").
¿Cómo pueden los padres motivar al niño?
La mejor manera es utilizar un sistema de puntos, dándole puntos, estrellas o fichas cuando consiga alcanzar un objetivo marcado. Cada 5 puntos se pueden canjear por algo concreto (como ir al parque, unos cromos, leerle un cuento). Un punto por ordenar el cuarto y dos por hacerlo sin que se lo digan. Haga una lista de cómo se pueden ganar los puntos y por qué se pueden cambiar.
¿Cómo pueden los padres aumentar la disciplina?
Los padres deben hacer que el niño “sufra las consecuencias” de saltarse las normas inmediatamente o se le olvidará. No sirve de nada perder energía riñéndole ahora si lo que hizo mal ocurrió hace mucho tiempo, porque no conectará la acción con la consecuencia. Cuando el niño se está saltando una norma, hay que recordarle que lo está haciendo y que vamos a contar hasta tres y si no deja de hacer lo que está haciendo, lo pondremos en tiempo fuera (un lugar sin estímulos, durante unos minutos). Al contar levantamos los dedos: uno, dos y... tres (se puede contar despacio, pero no cuente hasta cuatro). Mientras contamos le damos tiempo para que asimile lo que estamos pidiendo y actúe. Hay veces que le pondremos en tiempo fuera por infracciones graves sin contar hasta tres.
¿Cómo pueden los padres ayudar al niño a obedecer mejor?
Cuando se manda algo al niño hay que seguir unos pasos:
- Es imprescindible que el niño conozca las normas y que éstas sean claras y concisas. No son buenas normas “portarse bien” o “ser bueno”, es mejor “no pegar”, “no gritar”, “no insultar”, ”recoger los platos después de cenar”, etc.
- Es importante que sepa qué va a pasar si las normas no se cumplen.
- Ayuda si se le recuerda o avisa con antelación: “acuérdate de que se acerca la hora de acostarte”, “¿Qué se te he pedido que hagas?”.
- Ayuda si repetimos la orden, pero sin tono de hastío o aburrimiento.
- Si no obedece, hay que llevarle a donde tenga que hacer lo que se le pide: llevarle de la mano a su cuarto para recoger los juguetes.
- Es bueno ayudarle, por ejemplo, echarle una mano (pero que no seamos nosotros los que lo hagamos; que sea él).
- Finalmente es fundamental alabarle y animarle mientras lo esté haciendo ("qué bien te está saliendo; anda, venga, que acabamos enseguida") y cuando haya terminado (“ya verás qué orgullosos se pone papá/mamá cuando vea lo bien que lo has hecho”, “qué niño más obediente”).
- NUNCA, NUNCA, NUNCA debemos hablarle con sarcasmo (“ya era hora de que lo hicieras”, “a buenas horas lo haces, para eso mejor no hacerlo”, “encima te voy a dar un premio por hacerlo una vez y no hacerlo treinta...).
¿Cómo se pone al niño en “tiempo fuera”?
Si hay que castigarle, se le sienta en una silla en un sitio tranquilo y aburrido ( el pasillo) pero no aislado. El niño debe permanecer sentado tantos minutos (cronometrados), tantos como años tenga. Tiene que quedarse sentado y callado. Cuando suene el reloj de la alarma le pediremos que nos diga por qué le hemos castigado. Luego hay que decirle que ha hecho muy bien el tiempo fuera. El tiempo fuera es una consecuencia que obtiene el niño de una situación problemática y se puede hacer en casa o fuera de casa. Si se aplica inmediatamente puede enseñarle al niño a predecir qué comportamientos producirán consecuencias negativas y aprenderá a obedecer antes del tiempo fuera, cuando contemos hasta tres. Para evitar estar siempre riñendo, debemos intentar prestar “atención positiva” a nuestro hijo e ignorar las conductas inadecuadas menos relevantes.
¿Cómo pueden los padres prestar “atención positiva” a su hijo?
Para niños menores de 9 años elijamos unos 10 o 20 minutos cada día que serán su “tiempo especial” con nosotros. Debemos pasar ese tiempo exclusivamente con nuestro hijo, sin que haya otros niños. Podemos jugar con él, interesándonos por lo que hace. No intentemos dirigir ni controlar la actividad, simplemente debemos relajarnos y pasarlo bien intentando entender lo que hace. Tras unos minutos observando, describiremos en voz alta algunas de las cosas que hace para mostrar nuestro interés: “así que estás jugando con los coches en el garaje, y los estás lavando porque van a ir a una carrera”, pero no hagamos preguntas, excepto si no entendemos lo que hace.Para niños mayores de 9 años simplemente podemos pasar un rato con nuestro hijo, hablando e interesándonos por él.
Diremos a veces una frase de admiración que lo anime y que le demuestre nuestro cariño o que valoramos su comportamiento adecuado: “pero qué bien lo haces, me gusta mucho cuando juegas así en silencio”. Si no podemos decir nada, démosle un abrazo, una caricia, una sonrisa, un guiño... Si el niño empieza a portarse mal, intentemos ignorarlo mirando a otro lado, pero si sigue, debemos decirle que no hoy no vamos a jugar más con él porque se está portando mal y entonces, nos levantaremos y saldremos de la habitación.
OTRAS ORIENTACIONES PARA REDUCIR LA HIPERACTIVIDAD
Actuaciones de los padres
- Si pretendemos ayudar al niño “hiperactivo” a aprender a atender y a concentrarse, necesitamos conocer cuales son sus intereses, utilizándolos como base del aprendizaje asociado. Si el niño está interesado en los dinosaurios, por ejemplo, se le pueden asignar ejercicios de lectura, aritmética, etc. utilizando directamente estos intereses: pueden ser el tema de las lecturas, se pueden montar historias, desarrollar el vocabulario, contar o clasificar, con los dinosaurios como protagonistas. Estos intereses deberían emplearse también para recompensar al niño al atender y completar tareas en casa, por ejemplo,” cuando termines las tareas puedes ir a jugar con tus muñecos “.
- Ayudar al niño a desarrollar su autoconfianza: reconocer sus progresos y ejecuciones por lentas o limitadas que éstas sean. Exija logros graduales (unos momentos en los que consiga permanecer sentado, estar atento...)
- Ofrecerle demostraciones de cariño y aceptación a través de frecuentes caricias, zalamerías, cosquillas, besos. El niño con TDAH necesita gran cantidad de contacto físico y afecto paterno/materno. Utilice esas demostraciones como refuerzo cada vez que se aproxime a la conducta contraria que se pretende modificar: permanecer más tiempo sentado; estar quieto, reposado; escuchar, seguir instrucciones.
- Debemos sorprender al niño “siendo bueno “o haciendo alguna cosa deseable, tan frecuentemente como sea posible, y recompensarle con un refuerzo positivo (una alabanza, sonrisa, etc.)
- Debemos utilice la atención adecuadamente: sólo recibirá atención cuando esté tranquilo, quieto, atento, pero no cuando haga lo contrario porque entonces estamos reforzando la conducta inadecuada. Debemos evitar la excesiva exaltación emocional.
- El niño no debe recibir excesivas instrucciones: ¡no te levantes, estate quieto y no molestes! Las instrucciones serán simples, concisas y concretas y se las diremos de una en una. Debemos explicarle claramente lo que debe hacer y qué obtiene a cambio. Usemos gestos con él u otras claves para recordar las normas.
- Implicar al niño en el establecimiento de reglas, esparcimientos y otras actividades personales y familiares.
- Decir al niño cuándo se porta mal y explicarle lo que sentimos acerca de su conducta; después debemos proponerle y enseñarle otras formas de conducta más aceptables.
- Poner en práctica ejercicios de relajación, reducción de la tensión, la inhibición muscular o el desarrollo de la atención y concentración (técnica de entrenamiento conductual cognitivo).
- Ser estable y perseverante con la aplicación de las técnicas y de las normas. Lleva tiempo reducir la conducta hiperactiva.
- Procurar darle un lugar para trabajar o estudiar sin interrupciones y de esta forma fomentar la capacidad del niño para concentrarse en lo que está haciendo, reduciendo, en todo lo que sea posible, los estímulos perturbadores de su entorno.
- Como padres es preciso ser estables con nuestra propia conducta. Recordar que cada vez que cambiamos nuestra reacción conductual ante el niño le confundimos acerca de lo que nosotros esperamos o cómo deseamos que actúe.
FUENTE:
muy buenotu blog, con tu permiso copio para darle mas difusion en mi blog de tdah noticias
ResponderEliminargracias
¡Por supuesto que sí! De eso se trata, de que llegue a cuanta más gente mejor.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Antonio
Un saludo