Por una parte, encontramos que la
mayoría de las personas están equipadas neurológicamente para detectar lo que
es prioritario e importante en la actividad diaria, y para obtener por sí mismas
la motivación suficiente que les mueva a conseguirlo, aún cuando no les
interese.
Y por otra parte, está el resto de
personas que tiene déficit de atención…
El TDAH es una condición confusa,
contradictoria, incoherente y frustrante, y resulta abrumador convivir con este
trastorno a diario.
Los criterios diagnósticos que se han
utilizado durante los últimos 40 años dejan a muchas personas cuestionándose
si realmente tienen la enfermedad o no, dada la sutil frontera que separa lo
que es y lo que no es TDAH. El diagnóstico incluye una larga lista de síntomas
que deben cumplirse. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM IV-TR) cuenta con 18 criterios, pero podemos confeccionar otro listado que incluirá hasta casi otro
centenar de síntomas originados por el déficit en las funciones ejecutivas en este trastorno.
Los profesionales continúan investigando
para establecer una definición del TDAH y sus deficiencias, que marque claramente
los límites que separan lo que es TDAH de lo que no lo es, que explique el
origen de las dificultades que este trastorno genera, y que ofrezca orientación
sobre lo que debe hacerse al respecto.
Si nos remitimos a los expertos, es
decir, a los cientos de personas diagnosticadas y sus familias, y buscamos la característica
que diferencia a las personas con déficit de atención de las que no lo tienen, la
encontraremos en el sistema nervioso.
El sistema nervioso del paciente con
TDAH es una creación única y especial, que regula la atención y las emociones
de manera diferente a como lo haría el sistema nervioso de aquellos que no lo
padecen.
LA ZONA TDAH: LA HIPERFOCALIZACIÓN Y EL ÉXITO
Casi ninguno de los pacientes se identifica con el término “Trastorno por déficit de atención e
hiperactividad”, porque describe aspectos totalmente opuestos a lo que ellos
viven en el día a día y, aunque se le denomine trastorno, también tiene
aspectos positivos, como veremos a continuación.
El TDAH no es consecuencia de un sistema
nervioso dañado o defectuoso. Se trata de un sistema nervioso que funciona bien,
aunque con un conjunto de reglas propio y peculiar.
Sin embargo, a pesar de que estas deficiencias se
asocia con frecuencia a problemas de aprendizaje, muchas personas con esta
condición, si bien no todas, tienen un coeficiente intelectual alto o incluso que
puede ser superior a la media. Y también lo utilizan de manera diferente al
resto ya que, en muchas ocasiones, son capaces de hacer frente a los problemas
de una manera diferente, visualizando soluciones que nadie más es capaz de ver.
Aunque se les denomina “hiperactivos”,
la gran mayoría de los adultos con TDAH no muestran ya abiertamente signos de
hiperactividad, sino que son hiperactivos internamente.
Las personas con este trastorno no
tienen un déficit de atención. Prestan mucha atención a todo y tienen cuatro o cinco cosas a la vez en su mente. La característica
distintiva del sistema nervioso con TDAH no es el déficit de atención, sino una
atención inconsistente.
Las personas con trastorno por déficit de atención saben que pueden
“hiperfocalizarse”, por lo menos, cuatro o cinco veces al día, es decir, pueden
dirigir su atención a un pensamiento o centrarse en una actividad, con tanta
intensidad que se aíslan del entorno. Cuando están en este estado, saben que no
tienen dificultades, y que los déficits en la función ejecutiva que puedan
tener habitualmente desaparecen.
Saben que son inteligentes y brillantes, pero no están seguros de que sus habilidades se activen cuando las necesitan. El rasgo que define al TDAH es que los síntomas y las dificultades van y vienen a lo largo del día, y esto hace que sea desconcertante y frustrante. No obstante, como decimos, estas personas pueden hiperfocalizarse cuando realizan algo que realmente les interesa. Hablamos entonces de un sistema nervioso basado en intereses, y los amigos y familiares juzgan estos comportamientos de egoístas, Cuando se les echa en cara que "sólo hacen bien las cosas que les gusta", estamos describiendo la esencia del sistema nervioso con TDAH.
Saben que son inteligentes y brillantes, pero no están seguros de que sus habilidades se activen cuando las necesitan. El rasgo que define al TDAH es que los síntomas y las dificultades van y vienen a lo largo del día, y esto hace que sea desconcertante y frustrante. No obstante, como decimos, estas personas pueden hiperfocalizarse cuando realizan algo que realmente les interesa. Hablamos entonces de un sistema nervioso basado en intereses, y los amigos y familiares juzgan estos comportamientos de egoístas, Cuando se les echa en cara que "sólo hacen bien las cosas que les gusta", estamos describiendo la esencia del sistema nervioso con TDAH.
Los afectados por esta condición también pueden entrar en
un estado de hiperfocalización cuando la tarea a realizar les supone un reto,
pues les sitúa en un entorno competitivo en el que son desafiados por la propia
tarea. Las actividades novedosas también atraen su atención, si bien, la
novedad desaparece al poco tiempo y la actividad vuelve a tornarse aburrida y
monótona instantáneamente.
Otro aspecto a resaltar es que las
personas con un sistema nervioso TDAH activan sus habilidades y se ponen en
marcha cuando las tareas adquieren un carácter realmente urgente. Y esta es otra
de las características: la procrastinación, es decir, postergan sistemáticamente
aquellas actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por
otras irrelevantes, pero más agradables, y realizando aquellas que rehuyen sólo en el último
momento, cuando ya no queda más remedio que realizarlas. El sistema neurológico
TDAH pospone todo aquello que es monótono, aburrido y falto de interés.
Puede afirmarse que las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad quieren hacer su trabajo, pero no pueden comenzar hasta que la tarea no se
vuelve interesante, novedosa, desafiante o urgente.
EL SISTEMA NERVIOSO TDAH versus NEUROTÍPICO
Al 90 por ciento de las personas sin
TDAH se las conoce en inglés como "neurotypical", lo que no significa
“ser normal” o “mejor”, sino que simplemente su neurología es aceptada y
aprobada por todo el mundo. Para las personas con un sistema nervioso
“neurotypical”, es decir, sin TDAH, que las actividades o tareas sean lo
suficientemente interesantes, novedosas o urgentes son criterios útiles pero no
requisitos necesarios previos para que se pongan en marcha y las realicen.
Las personas “neurotypical” utilizan
tres factores para decidir qué actividad o tarea hacer, cómo empezar a trabajar
en ella, y cómo persistir en su realización hasta lograr terminarla. Estos criterios
son:
- El concepto de importancia: ellos mismos encuentran que la tarea es importante y que deben terminarla.
- El concepto de importancia secundaria: están motivados por el hecho de que sus padres, profesor, jefe, o alguien de su respeto piensa que la tarea es importante y que debe realizarse.
- El concepto de recompensa por hacer una tarea y las consecuencias-castigos por no hacerla.
Una persona con un sistema nervioso TDAH
nunca utilizará los criterios de importancia o de recompensa para automotivarse. Ellos saben lo que es importante y, desde luego, prefieren las
recompensas a los castigos. Pero no saben detectar las recompensas por sí mismos, y necesitan que otros se las muestren.
Así pues, para ellos, las cosas que motivan al resto del mundo a actuar no son más que criterios fastidiosos, y la imposibilidad de utilizar la importancia y la recompensa para automotivarse tiene un impacto crónico en la vida de las personas con TDAH. Esta teoría explica por qué ninguna de las terapias cognitivas y conductuales utilizadas para controlar los síntomas del trastorno tienen un beneficio duradero. Entonces, ¿cómo eligen las personas diagnosticadas entre varias opciones si no pueden utilizar estos criterios para ponerse en marcha?, ¿Cómo toman las decisiones importantes?
Los investigadores consideran que el TDAH
es el resultado de un sistema nervioso defectuoso o deficitario. Sin embargo, otro punto
de vista es ver al TDAH como fruto de un sistema nervioso que funciona perfectamente
bien, aunque regido por su propio conjunto de reglas. Pero, por desgracia, esas
reglas no son las que rigen el mundo neurotypical. Por eso:
- El TDAH no encaja en el sistema escolar, que se basa en la repetición de lo que otra persona piensa que es importante y relevante.
- El TDAH no prospera en el trabajo estándar, en el que se paga a la gente para trabajar en lo que otra persona (es decir, el jefe) piensa que es importante de acuerdo a criterios neurotípicos, por lo que, en consecuencia, rinden por debajo de sus posibilidades.
- Las personas con TDAH parecen desorganizados, porque casi todos los sistemas de organización que hay se basan en dos cosas: la priorización y gestión del tiempo, criterios que las personas con TDAH no saben utilizar.
- Las personas con TDAH tienen dificultad para elegir entre alternativas, porque para ellos, todas las opciones tienen la misma “falta de importancia” y todas las alternativas tienen el mismo aspecto.
Las personas con un sistema nervioso
TDAH saben que, si se comprometen con una tarea, pueden hacerla. Lejos de ser
mercancías dañadas, estas personas, con un sistema nervioso diferente, son brillantes e
inteligentes. El principal problema es que, al nacer, se les dio un “manual del
usuario neurotípico”, el cual, funciona bien para todos los demás, pero no para ellos.
NO CONVERTIR A LAS PERSONAS CON TDAH EN
NEUROTÍPICOS
Las implicaciones de esta nueva
comprensión del trastorno son muy amplias.
Lo primero es pedir a los padres,
madres, docentes, médicos y otros profesionales que dejen de tratar de
convertir a las personas con TDAH en gente “neurotypical”.
En cuanto al abordaje, los objetivos
deben ser dos:
- La intervención precoz: lo antes posible, antes de que el individuo con TDAH se convierta en una persona frustrada y desmoralizada, luchando en un mundo neurotípico en el que no tienen posibilidad de éxito.
- Un enfoque terapéutico eficaz, el cual debe tratar a su vez otros dos aspectos:
- Nivelar el sistema neurológico TDAH, proporcionando a través de la medicación, una igualdad de condiciones, es decir, una mayor capacidad de atención, control de impulsos, y una mayor capacidad también para mantener la calma en su interior. Para la mayoría de la gente, esto requiere de dos medicamentos diferentes. Los psicoestimulantes, que mejoran el rendimiento del paciente en su día a día, aunque no son eficaces para calmar la hiperexcitación interna que tienen muchas personas con este trastorno. Para paliar este aspecto, algunos médicos recomiendan además alguno de los fármacos agonistas alfa (clonidina o guanfacina).
Recordamos que el tratamiento
farmacológico debe estar siempre bajo el criterio y la supervisión del
especialista médico.
Sin embargo, por otra parte, la
medicación no es suficiente. Una persona puede tomar el medicamento correcto en
la dosis correcta, pero nada va a cambiar si todavía se desenvuelve con las
estrategias “neurotypical”.
- Aquí entra en escena la segunda parte de la gestión de los síntomas TDAH: cada paciente debe confeccionar su propio “Manual del usuario con TDAH”. Está claro que los manuales del usuario genéricos que se publican son ineficaces para las personas con déficit de atención, ya que, como todo el mundo, ellos/ellas también crecen y maduran con el tiempo. ¿Qué intereses y desafíos sirven entonces tanto para niños/as de siete años de edad como para los adultos de 27 años?
ELABORAR NUESTRAS PROPIAS REGLAS
El ”manual del usuario TDAH” tiene que
partir de los éxitos conseguidos: ¿Bajo qué circunstancias la persona con
TDAH consigue tener éxito y prospera en su vida actual? ¿Cómo acceder a esa
zona en la que las personas con TDAH pueden funcionar de manera eficaz y
adecuada?
Lo primero, en lugar de centrarnos en
los objetivos a los que no llegamos, es necesario identificar los aspectos positivos
y las condiciones bajo las cuales conseguimos funcionar de manera óptima.
Para poder identificar estas
circunstancias, se recomienda llevar consigo una libreta o una grabadora
durante un mes, para recogerlas:
¿Es porque la tarea les supone un reto? ¿Implica competir? ¿La actividad es
diferente, algo nuevo? ¿o se trata de actividades que les apasiona? Si es así,
entonces lo que les activa y ayuda a conseguir los objetivos es la superación,
la competividad o las actividades novedosas o motivantes, por ejemplo. Al final
del mes, la mayoría de la gente ha recopilado 50 o 60 técnicas diferentes de su
manera de actuar que saben que les funciona. Cuando tienen que ponerse en
marcha, ahora entienden cómo funciona su sistema nervioso y qué técnicas son útiles
para conseguir su compromiso y persistencia hasta finalizar la actividad.
Estas estrategias son las que funcionan
para muchas personas con TDAH, al dar un paso atrás para descubrir los factores
desencadenantes que necesitan para tirar. Este enfoque no trata de cambiar el
sistema nervioso de la persona con TDAH por otro neurotípico (como si eso fuera
posible). Estas técnicas les ayudará durante toda la vida, ya que se basa en sus
fortalezas y cualidades.
ESTRATEGIAS ÚTILES
Como hemos visto, el trastorno por déficit de atención no puede
detenernos. Todo el mundo tiene intereses especiales y habilidades que les
ayuda a alcanzar sus metas. El truco es identificar estas pasiones y, a menudo,
talentos ocultos, y ponerlos a trabajar.
¿Por qué algunas personas consiguen sus
objetivos y otras no? Es una cuestión de hábito y de estrategias. Es decir, los
primeros han aprendido a concentrarse en sus puntos fuertes, siguen unas
estrategias que les ayudan y han desarrollado unos buenos hábitos:
- Utiliza aquello en lo que eres bueno.
Todo el mundo es bueno en alguna cosa y
no tan bueno en otras. A menudo es más productivo centrarse en la mejora de sus
fortalezas y no en tratar de apuntalar sus puntos débiles. Y ¿cuando se tenga
que hacer algo en lo que no se es especialmente bueno? Trabajar con nuestra
familia, con los profesores o con los amigos para encontrar estrategias que nos
ayuden a ser hacer frente a las obligaciones "lo suficientemente
bien."
- Mantente en contacto con los amigos y la familia.
- Pedir consejo.
- Ser lo “suficientemente organizados”.
- Encontrar una salida a nuestra creatividad.
- Aprender a delegar.
- Mantenerse optimista.
FUENTE:
TRADUCCIÓN: Gloria
López
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