TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

miércoles, 25 de octubre de 2017

LA NEUROCIENCIA EN EL AULA



¿Cómo podemos aplicar en el aula las conclusiones de la neurociencia?

En los últimos años se ha podido ver de forma emergente la aplicación de recientes hallazgos en neurociencia aplicada a la educación, esto es debido al uso de numerosas herramientas que nos permiten observar al cerebro desde dentro, como por ejemplo la resonancia magnética funcional.

Estas imágenes nos permiten poder ir descubriendo aquellas prácticas educativas que activan las regiones cerebrales que son clave para el aprendizaje y justo de ahí surge la necesidad de promover una reflexión tanto teórica como práctica que nos permita implementar este matrimonio entre la neurociencia y la pedagogía.

Se ha podido observar la importancia de las emociones dentro del aprendizaje, esto nos lleva a la necesidad de activar las regiones del cerebro emocional, los conocidos dispositivos básicos para el aprendizaje: motivación, atención y memoria.

Motivar al alumno es una tarea fundamental de los maestros, los alumnos no sólo deben poder, sino que también tienen que querer. Pongamos en juegos herramientas para conocer las motivaciones intrínsecas de nuestros alumnos, para tener las capacidades de dar respuestas a los para qué que tantas y tantas veces están presentes en nuestras aulas.

El cerebro es actividad química y como tal debemos de saber jugar con esas combinaciones, en fases iniciales del aprendizajes generar que los alumnos quieran, dopamina, durante el desarrollo del aprendizaje, implicar al alumno como parte activa de su proceso de construcción del conocimiento, adrenalina, y la clave de la generación del éxito constante en nuestro alumnado, serotonina, de esta forma estaremos nutriendo el D.A.S (Sistema neurobiológico de la motivación) y permitirnos trabajar sobre las variables contextuales de la motivación que tanto afectan a nuestros alumnos.

Sabemos que la atención de nuestros alumnos es ilimitada, ¡debemos de captarla!, conocemos multitud de estrategias que al cerebro le encantan y hacen que este “enganchado” a la tarea y eso le permite trabajar consumiendo menos recursos. Algunas de las estrategias son: la contextualización de los contenidos, las disonancias cognitivas, el juego, el humor, la cooperación, las narrativas, el reconocimiento… Esta es una de las grandes claves captar la atención de nuestro alumnado.

Sin memoria, no hay aprendizaje. Algunas de las conclusiones que se han observado es la importancia de realizar durante los procesos de aprendizaje, evaluaciones sistemáticas de lo aprendido y además que sean de carácter formativo y sumativas. En las fases iniciales del aprendizaje, activar los conocimientos previos de nuestros alumnos, no son tabulas rasas que llenar de contenidos.

En períodos del aprendizaje más avanzados, evaluar la comprensión de los contenidos, hacer visible en nuestros alumnos lo que no saben para que con toda esta información proceder a migrar a las memorias a largo plazo y por último evaluar los procesos por encima de los resultados, una evaluación como un diagnóstico de lo aprendido, potenciar el uso de la metacognición de nuestros alumnos, qué han aprendido, cómo lo han aprendido, para qué me ha servido y cómo lo puedo aplicar en otros contextos, en fin, potenciar la competencia de aprender a aprender de nuestros alumnos. Contextualizar, reflexionar, recodificar, retroalimentar… son algunas estrategias para trabajar sobre las memorias significativas.

La neurociencia también nos ha hecho ver que aprendemos mejor con otros que solos, el ser humanos es un ser social que ha basado su supervivencia como especie en la cooperación. A día de hoy sabemos que cuando trabajamos en el aula de forma cooperativa se activan regiones emocionales de nuestro cerebro determinantes para el aprendizaje.

Como seres sociales, mamíferos, desarrollamos muchas de nuestras estrategias a través del juego: nos permite realizar las cosas por el hecho de hacerlas, motivación intrínseca, vivimos experiencias placenteras, potenciamos el uso de las narrativas (atención), potencia la toma de decisiones, la imaginación y permite a nuestros alumnos ser más competentes en el momento de resolver retos propios de la tarea.

También conocemos la importancia de las artes para el desarrollo cerebral del niño, tanto en el ámbito sensorial como en el motor, emocional y cognitivo. Así, por ejemplo, en sus primero años y de forma natural, el niño baila, canta o dibuja. Pero por encima de la incidencia particular que pueda tener sobre el aprendizaje cualquiera de las diferentes variedades artísticas (música, dibujo, teatro, etc.), la educación artística resulta necesaria porque nos permite adquirir toda una serie de hábitos mentales y competencias básicas en los tiempos actuales -como la creatividad, cooperación, pensamiento crítico, resolución de problemas o iniciativa- que están en consonancia con la naturaleza social del ser humano y que son imprescindibles para el aprendizaje de cualquier contenido curricular.

La actividad física no solo es buena para preservar una gran variedad de funciones corporales o para combatir el tan temido estrés que perjudica el aprendizaje sino que tiene una incidencia positiva sobre el cerebro. Al realizar ejercicio físico, especialmente aeróbico, se segrega la molécula BDNF que está asociada a los procesos de plasticidad sináptica, neurogénesis o vascularidad cerebral.

Las investigaciones en neurociencia están suministrando información relevante sobre cómo surge el llamado insight (¡eureka!), esa aparición repentina e inconsciente que nos permite encontrar la solución de un problema o tarea que no sabíamos resolver y que nos provocaba el tan temido bloqueo mental. En el momento inicial, es conveniente tener muchas ideas (lluvia de ideas en el aula), ir asociándose y poco antes de que aparezca la idea feliz se da un estado de relajación cerebral.

Esto sugiere que cuando no seamos capaces de resolver un problema, al que hemos dedicado mucho tiempo, la mejor estrategia puede ser no perseverar más, sino aparcarlo temporalmente y dedicarnos a otras tareas, o mejor realizar ejercicio físico o simplemente dormir porque existen unos mecanismos cerebrales inconscientes que seguirán trabajando en el problema en cuestión y que facilitarán su resolución.

Hay muchos mitos asociados a la creatividad y lo cierto es que, con el entrenamiento adecuado, tal como sugieren las investigaciones modernas, también podemos aprender a ser más creativos, una auténtica necesidad en los tiempos actuales de predominio tecnológico.

Afortunadamente, nuestro cerebro plástico nos permite seguir descubriendo y enriqueciendo el aprendizaje, lo cual constituye una necesidad urgente para mejorar la educación y transformar la sociedad haciéndola más justa y compasiva.

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