Por Jonatan
Molina Torres @joniii91
El Trastorno
por Déficit de Atención (TDAH) se ha convertido en uno de los trastornos más
diagnosticados en población infantil. Aunque hay diversidad entre estudios,
todos coinciden en situar la prevalencia del trastorno en un 6-8%, lo que
traducido a la práctica docente equivale a aproximadamente un niño hiperactivo
en cada aula de España. Los síntomas principales que definen el TDAH son la
inatención y la hiperactividad-impulsividad, teniendo que estar presentes
durante al menos 6 meses y en más de un contexto de la vida del niño (en el
hogar y en casa).
Este patrón
persistente de inatención e hiperactividad suele ser la causa del desarrollo de
numerosos problemas a medio plazo en el niño. La aparición de otros problemas
psicológicos comórbidos es frecuente, ya que 6 de cada 10 niños TDAH cumplen
criterios también para otros trastornos. Podría decirse que lo observable sería
la inatención e hiperactividad, pero debajo de estos, como en un iceberg, están
sumergidos muchos más problemas que pueden dificultar el correcto desarrollo
del niño.
De entre
todos estos, el trastorno del aprendizaje es uno de los más importantes, más en
concreto el trastorno específico de la lectura, debido al gran impacto que
tiene en el aula por el papel transversal que la lectura tiene en la
adquisición de aprendizajes. Por tanto, es necesaria una intervención combinada
entre todos los agentes que trabajan con el niño en el contexto escolar.
¿Por qué los niños con TDAH tienen problemas de lectura?
Una de las razones principales de este déficit es la inatención.
La lectura conlleva numerosos procesos automáticos que el niño debe realizar como son:
- la decodificación grafema-fonema,
- la unión de dichos fonemas,
- el acceso a las palabras conocidas por el niño, y
- la comprensión del fragmento o texto.
Una falla en los procesos atencionales conlleva irremediablemente que haya interferencias en alguna parte de este proceso y, por tanto, que haya una mala ejecución lectora. Si el niño es incapaz de bloquear pensamientos distractores, de no mirar a otros sitios o dejar de escuchar otras cosas para, así, centrarse solo en la lectura, probablemente se desarrolle un problema en esta área.
Además de la inatención, la motivación también puede explicar parte de los déficits asociados a la lectura de los niños con TDAH. El niño no puede regir su conducta por motivación intrínseca, es decir, no es capaz de realizar cosas sin un refuerzo externo que le motive. Es por ello que una de las herramientas de la psicología clínica infantil más eficaces es la economía de fichas, donde al niño se le premia inmediatamente después de haber realizado un comportamiento deseado. Relacionando esto con la lectura, podríamos decir que leer no proporciona refuerzos inmediatos que motiven el mantenimiento de la conducta, por lo que el niño se cansa y se aburre y su rendimiento disminuye. De hecho, algunos estudios revelan que existen diferencias no solo en el nivel lector entre niños con TDAH y niños de desarrollo típico, sino también en el disfrute de la lectura y la lectura voluntaria en casa.
Además de la inatención, la motivación también puede explicar parte de los déficits asociados a la lectura de los niños con TDAH. El niño no puede regir su conducta por motivación intrínseca, es decir, no es capaz de realizar cosas sin un refuerzo externo que le motive. Es por ello que una de las herramientas de la psicología clínica infantil más eficaces es la economía de fichas, donde al niño se le premia inmediatamente después de haber realizado un comportamiento deseado. Relacionando esto con la lectura, podríamos decir que leer no proporciona refuerzos inmediatos que motiven el mantenimiento de la conducta, por lo que el niño se cansa y se aburre y su rendimiento disminuye. De hecho, algunos estudios revelan que existen diferencias no solo en el nivel lector entre niños con TDAH y niños de desarrollo típico, sino también en el disfrute de la lectura y la lectura voluntaria en casa.
Por último,
el elemento de la hiperactividad tiene también un papel importante en los
problemas en la lectura. Tradicionalmente se ha considerado que la agitación
motora del niño con TDAH se combatía precisamente con lo contrario, es por ello que
se realizan intervenciones contextuales y estimulares para reducir al máximo
los estímulos que puedan provocar un exceso de movimiento en el niño (sentarlo
al lado de un niño tranquilo, ponerlo en primera fila y alejado de ventanas,…).
Sin embargo, nuevos estudios defienden el papel positivo que la hiperactividad
tiene en el niño con TDAH. La teoría de la Estimulación Óptima (Zentall) expone
que el nivel de activación del cerebro de estos niños está por debajo de lo
normal, por tanto buscan aumentar ese nivel de activación mediante su
comportamiento (mediante la agresión, la agitación, la emocionalidad, etc.), ya
que es necesaria la activación óptima del cerebro para realizar cualquier tarea
que requiere un esfuerzo intelectual. Esto explicaría por qué la medicación
estimulante tiene el efecto paradójico de “tranquilizar” a los niños con TDAH y
por qué en algunos estudios se ha hallado que los niños TDAH que se mueven
durante una tarea rinden mejor que aquellos a los que se les prohíbe hacerlo, y
la lectura es precisamente una de las tareas en las que más se exige estar quieto,
lo que tiene efectivamente el efecto contrario al deseado.
Algunos consejos para intervenir en el aula
- Adapta las lecturas. Aquellos textos que contengan oraciones activas, adjetivos vividos y pocas descripciones favorecen la atención a la hora de leer. De igual manera, introducir elementos sorpresivos y novedosos o personajes peculiares hará que se recuerde mejor lo leído.
- Deja que el niño se mueva. Esto no significa que tengamos que dejar al niño dar vueltas alrededor de la clase, pero sí que aceptemos ciertos movimientos para auto-activarse, como puede ser el movimiento de pies y manos, tocarse el pelo o retorcerse en su asiento, siempre que no suponga una distracción o una molestia para el resto de los compañeros.
- Estimula sus sentidos. Para activar el cerebro de los niños con TDAH una buena manera puede ser facilitarles textos en color o textos grabados para que lo simultaneen con la lectura. No tenga miedo de cargar sus tareas por si se distrae, los elementos potentes captarán su atención.
- Utiliza estrategias activas. Releer una y otra vez una lección puede ser poco motivante; el uso de estrategias activas como las flashcards convertirán el estudio en un juego desafiante de acertar preguntas. Además de eso, conseguiremos centrar los esfuerzos del niño en el material que menos domina, dejando de lado estrategias de repetición que no favorecen la atención en el TDAH.
- Recompensa la lectura. El niño debe percibir la lectura como algo motivante, así que refuérzale siempre que puedas. una buena lectura de un fragmento debe ir acompañada de un elogio, una muestra de afecto o de un premio en forma de positivo. Si esto además se hace delante de toda la clase, se favorecerá también la percepción que los compañeros tengan sobre él, mejorando así el plano social del niño con TDAH.
Jonatan Molina Torres @joniii91
Psicólogo
clínico infantil
FUENTE:
No hay comentarios:
Publicar un comentario