Anteriormente, en el post “El sistema neurológico basado en intereses” (23 de mayo de 2013), ya vimos algunos de los aspectos
típicos del funcionamiento del cerebro con TDAH. Sin embargo, estos no serían exactamente el resultado de un sistema nervioso dañado o defectuoso, sino de un sistema neurológico
que sigue un conjunto propio de reglas. En esta ocasión, continuamos analizando
por qué las personas con TDAH actúan como lo hacen.
LA VIDA CON TDAH
Las personas con TDAH
siempre han sabido que son diferentes, que no encajan en el molde común. Sin
embargo, se les exige que sean, que se comporten y que rindan como todos los demás. El principal obstáculo
para la comprensión de TDAH ha sido suponer incorrectamente que las personas
con TDAH pueden y deben ser como el resto de personas sin el trastorno, es decir, como las personas neurotípicas.
ESE DESAFÍO LLAMADO TIEMPO
Las personas con TDAH tienen
dificultades para gestionar y controlar el paso del tiempo, es decir, para percibirlo de manera fiable. Para las personas con TDAH todos los acontecimientos ocurren en el presente. El pasado ya no está y el futuro es desconocido. El 85% de las personas con TDAH no usa reloj. Para ellos/as, el tiempo es una abstracción sin sentido que no son capaces de dominar. Además, también tienen dificultades para manejar parámetros como orden y prioridad (qué es lo que debe hacerse en primer
lugar y cuál es el siguiente paso), Todos estos conceptos se relacionan con las funciones de la memoria de trabajo, que, como decimos, cuando hay TDAH sigue otras normas.
EL TDAH NO ENCAJA EN UN MUNDO LINEAL
El mundo en el TDAH es curvilíneo, no sigue una linealidad (sucesión de pasos ordenados que relacionan los acontecimientos ocurridos en el tiempo). En el TDAH no se diferencia pasado, presente y futuro. Todo es ahora. Tener TDAH es vivir
en un presente permanente con una acentuada dificultad para aprender del pasado, de la experiencia, o para prever las consecuencias de sus acciones en el futuro. A esto debemos añadir la impulsividad propia del TDAH ("actuar sin
pensar").
PROBLEMAS PARA LLEGAR DE LA A a la Z
Las personas con TDAH no son buenas con el orden y tampoco con la planificación, por lo que no les resulta fácil dividir una
tarea en pasos para realizarla siguiendo un orden de manera secuenciada.
En el mundo neurotípico, las tareas tienen un principio, un medio y un fin. Las personas con TDAH no saben ni dónde
ni cómo empezar, ya que no pueden encontrar el principio. Saltan en medio de
una tarea y trabajan en todas direcciones al mismo tiempo.
El orden se convierte en una tarea
insostenible cuando hay TDAH, porque los sistemas de organización del trabajo se basan en funciones como la planificación, linealidad (o sucesión de pasos
ordenados), ordenamiento temporal, medición del tiempo y prioridad. Esto implica dificultades para relacionar el ayer, el hoy y el mañana o
para relacionar antecedentes y consecuencias en relación con la actuación
presente.
De la misma manera, la atención
selectiva, que en las personas neurotípicas actúa como un filtro que
selecciona la información importante para la actividad que se está realizando,
ignorando a su vez todo lo que es irrelevante en ese momento, no actúa así en
las personas con TDAH.
Todos estos factores son esenciales para la
consecución de objetivos y metas e imposibilitan que en la mayoría de las
ocasiones las personas con TDAH finalicen sus tareas con éxito.
SATURACIÓN: DIFICULTAD PARA IGNORAR LO
IRRELEVANTE
Las personas con TDAH viven la vida con
mayor intensidad que las personas neurotípicas. El sistema nervioso de la
persona con TDAH necesita verse involucrado en algo muy interesante y
desafiante para empezar a actuar y conseguir concentrarse. Su atención nunca
implica déficit sino que, por el contrario, siempre es excesiva, constantemente
ocupada, atendiendo a muchos estímulos a la vez, ya sean internos o externos. Cuando
las personas con TDAH no están hiperfocalizadas, hiperconcentradas en algo que
realmente les gusta y les resulta interesante, tienen demasiadas cosas en su
cabeza reclamando atención al mismo tiempo, como si fueran diferentes personas
hablándoles simultáneamente y todas demandando su atención a la vez. El
resultado es que no consiguen hacer nada bien porque no pueden concentrarse en
una sola cosa, al no ser capaces de ignorar los estímulos que no son relevantes
en ese momento y que están recibiendo de manera continua.
DIFICULTAD PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS
Es desconcertante la habilidad
intermitente que tienen las personas con TDAH para ser superhombres cuando algo
les interesa y la incapacidad para iniciar y finalizar aquellos proyectos que
les resultan aburridos. Como consecuencia en estas personas surgen sentimientos
de inseguridad e incertidumbre, dudas sobre sus capacidades, vergüenza y baja
autoestima a la hora de poder alcanzar los resultados que se esperan de
ellos/as. Su sistema neurológico no genera la automotivación interna que nos
lleva a conseguir los objetivos y necesitan de alicientes externos para
motivarse y alcanzar las metas.
UN MOTOR SIEMPRE EN FUNCIONAMIENTO
Cuando los niños y niñas con TDAH
alcanzan la adolescencia, la hiperactividad física se interioriza y, aunque en
parte se oculta, sigue estando ahí, en forma de inquietud interna más o menos intensa, afectando aún la capacidad de escuchar a
los demás, de mantenerse callado o de relajarse lo suficiente como para
quedarse dormido, por ejemplo.
Incluso cuando el adulto con TDAH toma medicación no siempre es capaz de permanecer calmado y de controlar su inquietud, si bien, en la adolescencia, pueden haber adquirido las habilidades
sociales para disimularla o expresarla de otras formas.
PUEDEN SER PRODUCTIVOS EN MOMENTOS DE CRISIS O ESTRÉS
En ocasiones, cuando la persona con TDAH está sometida a mucha presión y/ o estrés es capaz de realizar una gran cantidad de trabajo en poco tiempo. Estos “maestros y maestras del desastre” con TDAH pueden manejar una crisis con facilidad en esos momentos, aunque por poco tiempo, pues su productividad suele volver a ser escasa e ineficaz cuando la presión se aminora y se integran de nuevo en la rutina. Y es que estas personas usan la ira o el estrés para obtener la descarga de adrenalina que necesitan para ser productivos. Sin embargo, pagan un precio muy alto si estos métodos (presión, situaciones límite, estrés, ira,…) son utilizados con frecuencia para aumentar su productividad, ya que terminan sufriendo de manera crónica estados de ansiedad, depresión, preocupación, frustración, culpa, trastornos de la personalidad, etc.
BUSCANDO EN LA MEMORIA
La memoria de una persona con TDAH es como
una biblioteca inmensa y desorganizada. Contiene montones de información en
fragmentos, pero no tiene los libros enteros. La información existe en muchas
formas -como artículos, videos, clips de audio, páginas de internet-, pero no
hay ningún catálogo de fichas para localizarla.
Cada persona con TDAH tiene su propia
forma de almacenar esa enorme cantidad de material. Los elementos importantes
(que no tienen que ser importantes para otra persona) no tienen un lugar fijo o
están completamente escondidos en la memoria de una persona con TDAH porque la
información y los recuerdos que están fuera de del alcance de su vista son invisibles.
Su mente es un ordenador con una memoria
RAM ineficaz en la gestión de la información del disco duro. Si bien la información que necesitan
está en su memoria, es muy frecuente que no puedan localizarla o acceder a ella
cuando la necesitan.
Por otra parte, su dificultad para
ignorar elementos irrelevantes sobrecarga su memoria con menudencias de la vida
cotidiana, dejando muy poco espacio para los nuevos pensamientos y los recuerdos,
por lo que algo tiene que ser descartado u olvidado para conseguir espacio para la
nueva información.
NO TIENEN UNA PERCEPCIÓN CLARA DE SÍ
MISMOS
Las personas con TDAH tienen poca
conciencia de sí mismas. Mientras que son capaces de evaluar perfectamente las
acciones de los otros, el promedio de personas con TDAH tienen dificultad para
evaluar su propia conducta y rectificar cuando no lo hacen bien, lo que suele
deteriorar, sobre todo, sus relaciones sociales. La vulnerabilidad de las
personas con TDAH a la retroalimentación negativa de los demás y la falta de capacidad
de observarse a sí mismos forman una mezcla extraña, impidiendo que se formen un autoconcepto (imagen que la persona tiene de sí misma) realista.
Las personas neurotípicas malinterpretan
estas dificultades en su conducta, calificándolas de insensibles, narcisistas,
indiferentes, o socialmente ineptos/as.
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