"Los alumnos y alumnas con TDAH, por el hecho de serlo, requieren un compromiso social por parte de profesores, familias y demás profesionales, quienes pueden convertir la situación en un auténtico caos o en un ambiente de aprendizaje constante".
Si yo fuera maestra, ¿qué haría ante un alumn@ con TDAH?
Primero, tras leer el diagnóstico del profesional sanitario, me reuniría con el orientador, con el tutor del centro escolar y con los padres del alumno con TDAH.
Después, adoptaría una actitud comprensiva, asimilando el trastorno del niño, informándome sobre él e intentando empatizar con las situaciones a las que mi alumno con TDAH tiene que hacer frente cada día.
Seguiría, entre otras, las siguientes medidas:
· Sentaría al niño en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de mí, entre niños más sosegados y tranquilos.
· Estableciendo siempre un contacto visual y cordial con el niño desatento, le daría órdenes simples, breves y de una en una.
· Ya que no puedo exigirle todo a la vez, le desmenuzaría las tareas en pequeños pasos, (Un ejemplo: los primeros días, le pediría que intentara terminar el primer ejercicio en clase y, las siguientes veces, que intentara hacerlo con buena letra; después, probaría a incrementar el nº de ejercicios a realizar).
· Le enseñaría a tener únicamente las cosas necesarias encima de su pupitre y a mantener el orden en su mesa y en sus cuadernos.
· Le mostraría cómo debe apuntar los deberes en la agenda para que no se le olviden.
Hacerles concesiones especiales suele dar buen resultado:
- Darle más tiempo en los exámenes
- Alternar actividades de trabajo de pupitre con otras que les permitan levantarse y moverse un poco.
- Indicarle cuando se está equivocando por un descuido
- Alternar exámenes orales de vez en cuando, para evitar el sobreesfuerzo de la expresión escrita.
- Y sobre todo, una palmada en el hombro, una sonrisa ante un esfuerzo, por pequeño sea, son para ellos, signos claros de que no están solos, pues ellos son conscientes de que tienen un problema.
No nos pedirán ayuda, pero sí agradecerán la que les ofrezcamos.
No le humillaría ni le contestaría en los mismos términos que ellos suelen hacerlo, pues entendería que, en esas ocasiones, no son capaces de controlar la situación.
Debemos ser conscientes de que las conductas que los niños y niñas con TDAH manifiestan escapan a su voluntad y muchas veces no pueden dejar de comportarse como lo hacen.
Evitaría insistir siempre sobre todo lo que hace mal y le animaría ante cualquier intento por hacer bien las cosas, ya que los resultados que consiguen no siempre son los esperados ni suelen reflejar el esfuerzo que han realizado.
Como medidas preventivas y para colaborar en la superación de obstáculos, mantendría entrevistas frecuentes con los padres para recabar información de primera mano sobre su hijo con TDAH, lo que me permitiría seguir su evolución.
Los orientadores escolares también tienen su misión en estos casos:
ü Orientar a los padres sobre el trastorno que padecen sus hijos o hijas
ü Ofrecer vías, alternativas y soluciones a su alcance, pautas de conducta y actuación adecuadas para que puedan seguirlas
ü Dar estrategias para solventar las dificultades de aprendizaje asociadas al TDAH (falta de memoria, disgrafías, dislexias, etc.)
ü Entrenar a los alumnos con TDAH en la resolución de problemas, en las habilidades sociales (diálogo, generosidad, amistad, empatía, asertividad…) y en técnicas de relajación (actividades de respiración, control tónico muscular, equilibrio, entre otras).
Estos niños sólo necesitan que nos familiaricemos con sus limitaciones, que sepamos que aún queda mucho por descubrir sobre las bases neurobiológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas de este síndrome que tiene entidad propia.
Como padres y profesionales de la educación, hemos de dar la voz de alarma para que pueda realizarse un diagnóstico precoz, facilitando el tratamiento posterior.
Mientras tanto, los padres y madres y los profesionales de la educación seguiremos luchando por compensar las carencias que tienen los niños y niñas con TDAH y que, sin duda, hacen más rica las diferencias entre las personas, trabajando en un contexto en el que debemos implicarnos responsablemente, sin etiquetar, excluir o marginar, dando como resultado conductas modelo que, sin duda, todos los alumnos imitarán.
BASADO EN:
http://noticiastdah.blogspot.com/2011/04/un-consejo-para-todos-los-profesores.html
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