Domingo por la noche, las tareas sin hacer, otra dura semana
que se avecina, el niño que hace como que no te oye y parece cada vez más
descontrolado, la impotencia corre por tus venas y tienes ganas de estallar…
Más de un padre me ha narrado ya una escena parecida, con
más o menos matices los puntos importantes son siempre los mismos: sensación de
caos, de no hacerse entender, de que se haga lo que se haga nada sirve de nada.
Un niño con TDA o TDAH requiere de una paciencia
inconmensurable. El psicólogo lo plantea todo muy fácil en la consulta, pero
luego, en casa, a quien le toca imponer disciplina es a ti y no siempre tienes
fuerzas para ello. La vida a tu alrededor demanda cada día más.
Aquí van unos pequeños consejos prácticos a la hora de
relacionarnos con un niño o niña con Déficit de Atención, que,
aplicadas de manera consistente y recurrente, estas pautas mejoran la
comunicación y el bienestar de los dos: el de tu hijo y el tuyo también.
- Sé claro y conciso - No te pierdas en grandes explicaciones, él se perderá antes que tú y al final lo esencial del mensaje no le habrá llegado. No te quemes.
- Busca siempre el contacto visual. No des por sentado que te ha escuchado aunque estuviera jugando a las maquinitas. Además, es un buen entrenamiento para él.
- Evita la crítica. La procesará peor y no siempre será capaz de deducir aprendizajes de la crítica. Céntrate en lo más constructivo, en cómo se deben hacer las cosas, en cómo hacerlo la próxima vez.
- Refuérzale. Busca esa habilidad que le hace único, eso que quizá a ti te saque de quicio pero a lo que podrá sacar un gran provecho a lo largo de su vida. Refuérzalo en su contexto adecuado.
- Fomenta su confianza y su expresión emocional. Deja que confíe en ti, hazle ver que no eres el ogro sino alguien que vela por su bienestar. Déjale que se exprese sin censuras.
- No le coloques en el rol de víctima ni de verdugo. El TDA es una condición que le es propia, igual que otras muchas cosas que le caracterizan. Ni le hace víctima ni le hace culpable. Es lo que hay y con ello tiene que aprender a convivir, consigo mismo y con los demás, como el que es más bajo, más gordo o más delgado.
- Detecta sus debilidades sin ponerle en evidencia. En un espacio de confianza e intimidad es más fácil aprender que cuando uno se ve expuesto ante el resto del mundo. Es necesario que identifique sus dificultades pero sin que ello le hunda o le humille.
- Propón siempre un modelo de conducta alternativa. De nada sirve decir “no hagas esto” si, de todos modos, no sabe hacerlo de otra manera.
- Censura su conducta, no a él. Los niños con TDA suelen acumular castigos en en el cole como en la vida. Que no te guste lo que acaba de hacer no significa que no te guste él. Esto es muy obvio para ti pero no para alguien que recibe sermones o reprimendas de manera frecuente. Házselo ver.
- Se positivo, firme y tenaz. Incluso cuando las situaciones te lleven a todo lo contrario.
- Ten mucha, mucha paciencia.
FUENTE:
Por Ana Villarrubia Mendiola
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