¡¡Vamos, vamos!! ¡Que son las seis y veinte…! ¿Por qué
los despertadores continúan durmiendo?
Somnolienta, Nadia, mi hija menor me dice que anoche
siguió la “lista de las cosas que hacer antes de dormir” pero que, cuando cogió
el despertador para ponerlo en hora, salió corriendo hacia la tele porque oyó
su anuncio favorito, “¡y ya, se me
olvidó, mamá!” me dice apesadumbrada.
¿Y tú, Leila? Le pregunto a la mayor. Leila afirma que
lo puso en hora, pero que no se acordó
de darle al botón de “ON”. ¡Vaya! Definitivamente, tenemos que buscar otra
estrategia para que no se os olvide. Esta noche repasaremos la lista de las
“cosas que hacer” y veremos qué se nos ocurre para solucionar esto.
Mientras desayuna, Leila pasea por el pasillo arriba y
abajo. Le digo que intente sentarse pero se queja del tiempo que va a estar
inmóvil después en el cole.
Se va acercando la hora de salir y le pido a Nadia que
coja la cartera para marcharse rápidamente (menos mal que lo preparamos todo
por la noche) y a Leila que les diga a los amigos invisibles con los que está
hablando en su habitación que todos tienen que irse corriendo al “insti”.
“Mamá”, me dice Nadia, “que no se te olvide que… Leila, ¿has cambiado el agua
de los perritos?… Adiós mami.”
Cada día, me parece un milagro que los tres salgan “más o
menos” en hora. Hoy, cuando están yendo hacia el coche me doy cuenta de que mi
marido lleva la funda del teléfono vacía enganchada en el cinturón, dejándose
el móvil encima del aparador. Salgo corriendo para dárselo y le hago señas con
la mano, como si hablara por teléfono. Él, asiente con la cabeza: “Que sí, que
lo llevo”…
Por fin, se han ido aunque, como siempre, justos de
tiempo.
Cuando cierro la puerta, suena el teléfono:” Hola, ¿es la
asociación TDAH Guadalajara? Acaban de diagnosticar a mi hijo con TDAH…” Por
unos momentos, retrocedo en el tiempo y recuerdo cuando yo estaba en esa
situación. Hace ya muchos años del diagnóstico de Leila. Mi marido tampoco
sabía que él tenía TDAH. Luego, vino el dictamen de Nadia. Recuerdo que nos sentimos aliviados, como todos los padres
y madres al principio. No era que las hubiéramos educado mal, como nos decían
los amigos, aunque siempre me he preguntado cómo hay que educar a una niña para
conseguir que corra como un rayo cósmico por el hipermercado, o para que se
suelte de la mano en plena calle, o para que no pare de subir y bajar del sofá
en casa o se mueva por aquí y por allá como un muelle, y todo a una velocidad
que la vista es incapaz de seguir.
Y después del diagnóstico, qué. En aquel entonces, no
había tantos libros, ni tanta información en internet, no conocíamos a más
padres y madres en esas circunstancias, ni siquiera sabíamos que existían
asociaciones TDAH. Y decidimos que había que coger el toro por los cuernos. No
podíamos ponerle remedio si no conocíamos bien el trastorno, si no sabíamos por
qué las personas con TDAH se comportan como se comportan.
Han sido muchos años leyendo sobre el déficit de atención
e hiperactividad, asistiendo a conferencias, colaborando con la asociación,
apoyando a otros padres y madres, sensibilizando a los demás. Seguimos probando
estrategias y, si no funcionan, buscamos otras; continuamos reconociendo y
premiando el esfuerzo, fomentando la autoestima, estableciendo hábitos y
rutinas. Tenemos la casa llena de “post-it” con anotaciones. Algunos son
antiguos porque, como “buenos TDAH”, se olvidan de quitarlos.
No puedo decir
que nunca nos enfademos, pero son enfados breves, concretos, como debe ser casi
todo en la vida de una persona con TDAH, desmenuzado y manejable.
Mirando atrás, veo que todavía seguimos aprendiendo, y
mucho. A veces lo hacemos bien y otras no tanto, pero entonces volvemos a
intentarlo.
Soy madre de dos adolescentes maravillosas con TDAH y
esposa de un hombre extraordinario con TDAH. Los adoro, y me hacen aprender y
superarme cada día. No los cambiaría por nada.
Cuando la madre que está al otro lado del teléfono
termina de contarme su historia, empiezo diciéndole: “¡Venga, ánimo, no te
agobies! El TDAH no se cura, pero se puede llegar a convivir felizmente con
él…”
Escrito por Gloria López para http://www.tdahytu.es/el-tdah-se-cura-pero-se-puede-llegar-convivir-felizmente-con-el/
Gracias por compartir esta experiencia. Me gusta decir que TDAH es difícil pero no imposible. Un saludo
ResponderEliminarhttp://www.concilia2.es/blog/tratando-el-tdah-en-casa/
comentario de prueba 2
Eliminar