"Tengo un hijo con TDAH. Escribo este comentario, no para refutar a las muchas personas que aquí opinan gratuitamente sin saber lo que es este trastorno (que no enfermedad), sino para ayudar a aquellos padres que pasan por lo que mi mujer y yo pasamos, estamos pasando y pasaremos lo que nos quede de vida. Queremos a nuestro único hijo más que nada en este mundo y las decisiones que se tienen que tomar cuando la vida te da un hijo diferente, son de las decisiones más duras a las que te puedes enfrentar.
Desde la guardería, el parvulario y la primaria: diversos profesores, educadores y personas que estuvieron con nuestro hijo al cargo, siempre nos hicieron comentarios de que era un niño diferente. Pero no por mal comportamiento (mi hijo era y es un trozo de pan), sino por su distracción constante, su nulo aprendizaje, su imán para tener o provocar accidentes, su indolencia (pensábamos entonces que era un vago) y otras muchas pequeñas cosas en las que no se parecía a la mayoría de chicos de su edad. Tras mucho pensar (y créame cuando le digo mucho), mi mujer y yo decidimos poner el caso en manos de una psicóloga colegida para averiguar qué estaba pasando. Pasaron meses, entrevistas de ella con sus profesores y tutores, con nosotros y familiares. Rellenamos varios cuestionarios; sometió a nuestro hijo a varios test y pruebas intelectuales e, incluso, una revisión oftalmológica, para descartar problemas de visión. Su diagnóstico fue claro: TDAH. ¿Qué hacer a partir de ahí? Nos informó qué era exactamente ese trastorno, sus, hasta ahora, conocidas causas y, sobre todo, sus posibles tratamientos. Se nos calló el mundo encima cuando habló de medicación. ¿Cómo medicar a un niño de por vida? Psiquiatría, Psicología... ¿Pero que era todo eso...?
Han pasado varios años. Está controlado por su psiquiatra, que sólo vigila como va con la medicación, si le va bien y progresa y si, físicamente, tiene algún efecto secundario. La verdad, tiene muy poco apetito y es un niño delgado, pero nada más. Está controlado también por la psicóloga, que le ayuda en el desarrollo de su personalidad, nos da pautas de comportamiento a nosotros y a sus profesores y tutores, en periódicas reuniones para saber cómo tratarlo. Resultado: nuestro hijo está perfecto, es un niño de su edad, bien con sus estudios con constantes felicitaciones de sus tutores, con más amiguitos que nunca. Sigue siendo muy movido, pero rara vez tiene algún percance. Hace deporte, juega, estudia, se relaciona y hace cualquier cosa que hagan los demás. Es feliz porque sabe lo que le pasa y el esfuerzo que está haciendo para superarse, todos lo valoramos, él y las personas que estamos a su alrededor. De verdad, ¿hay alguien que piensa que se medica a un hijo para que no te moleste o que lo llevas a un psiquiatra y a un psicólogo porque eso es de ser muy modernos? Como ya he dicho al principio, son decisiones muy difíciles y gracias a ello, nuestro hijo está bien".
ANTONIO ROMERO
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