Hasta ahora, cuando un niño tenía dificultades para poner atención, para aprender, problemas de hiperactividad o de conducta, los especialistas solían esperar hasta los seis años antes de diagnosticar un déficit atencional con hiperactividad (TDAH). Sólo en casos excepcionales se iniciaba un tratamiento antes de esa edad.
Pero los últimos estudios y la práctica clínica han hecho que las recomendaciones para el diagnóstico y el tratamiento cambien. Un grupo de 14 expertos de la Academia de Pediatría Americana (APP), en su Conferencia Nacional realizada el fin de semana en Boston (EE.UU), ha dado a conocer un nuevo informe TDAH: "Guía de Práctica Clínica para el Diagnóstico, Evaluación y Tratamiento de Niños y Adolescentes con Trastorno de Atención", un texto de 20 páginas que da nuevas recomendaciones a los especialistas. Estas recomendaciones aparecerán en la edición de noviembre de la revista Pediatrics.
"Lo más novedoso es que, si antes la recomendación de diagnóstico era entre los seis y los 12 años, ahora ampliamos desde los cuatro e, incluso, puede hacerse hasta los 18 años, porque las evidencias nos demuestran que los problemas de conducta, la hiperactividad y las dificultades para prestar atención pueden aparecer antes y el TDAH suele extenderse hasta la adolescencia y la adultez", apuntó el autor de las nuevas recomendaciones, el Dr. Mark Wolraich, profesor de pediatría CMRI Shaun Walters y profesor presidencial Edith Kinney Gaylord del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma en esa ciudad. Wolraich añadió que las nuevas recomendaciones también dan a los pediatras consejos sobre la gestión de los problemas de falta de atención o hiperactividad que no cumplen del todo la definición de TDAH.
"Lo más novedoso es que, si antes la recomendación de diagnóstico era entre los seis y los 12 años, ahora ampliamos desde los cuatro e, incluso, puede hacerse hasta los 18 años, porque las evidencias nos demuestran que los problemas de conducta, la hiperactividad y las dificultades para prestar atención pueden aparecer antes y el TDAH suele extenderse hasta la adolescencia y la adultez", apuntó el autor de las nuevas recomendaciones, el Dr. Mark Wolraich, profesor de pediatría CMRI Shaun Walters y profesor presidencial Edith Kinney Gaylord del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma en esa ciudad. Wolraich añadió que las nuevas recomendaciones también dan a los pediatras consejos sobre la gestión de los problemas de falta de atención o hiperactividad que no cumplen del todo la definición de TDAH.
Más de 5 millones de niños de EE. UU. han sido diagnosticados con TDAH, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Los niños que sufren del trastorno muestran señales de falta de atención, impulsividad e hiperactividad: quizás no puedan prestar atención en clases o tal vez pasen mucho tiempo moviéndose en su silla o hablando sin parar. Aunque la mayoría de niños muestran este tipo de conducta en algún momento, se convierte en un problema cuando ocurre la mayor parte del tiempo y provoca alteraciones de las actividades cotidianas en varios entornos: el hogar, la escuela y la relación entre pares, según el Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU.
Según el estudio reciente que aparece en la edición online del 28 de septiembre de la revista American Journal of Psychiatry, el uso de medicamentos para el TDAH ha aumentado, ya que actualmente el 5% de los niños estadounidenses toman estimulantes como Ritalin (Rubifén en España) para tratar el trastorno. Los investigadores sugirieron que el aumento podría deberse a un mayor reconocimiento del TDAH como afección crónica, lo que lleva a que los niños tomen los medicamentos durante periodos más prolongados.
Las nuevas recomendaciones de la AAP aconsejan que, a menos que un niño del grupo de edad de 4 a 6 años tenga un problema grave, el primer tratamiento a intentar debe ser la terapia conductual, en lugar de fármacos, enfatizando la necesidad de entrenar a los padres en técnicas de modificación de conducta, el refuerzo positivo e ignorar o castigar ciertas conductas, cuando sea necesario. Sólo cuando eso no funciona, en los casos con síntomas más severos se considera la medicación, comenzando siempre por las dosis más bajas, dice el documento.
Según el pediatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Roberto Balassa, en la práctica clínica, el diagnóstico ya se hacía a una edad más temprana. "Hay niños muy pequeños con síntomas. Son muy inquietos, como un torbellino, desesperan a sus padres", señala. En ellos se puede sospechar de un TDAH y pedir evaluaciones, conversar con los padres y ver qué está pasando con el niño. "Es un esfuerzo combinado entre pediatra, neurólogo, padres, profesores, sicólogos y psicopedagogos", reconoce.
“Si un niño tiene problemas graves, iniciar el tratamiento a una edad temprana es importante, porque cuando podemos identificar con antelación y proporcionar el tratamiento apropiado, aumentan sus posibilidades de éxito en la escuela", dice el doctor Mark Wolraich, autor principal del informe.
A juicio de Alicia Jofré, psicopedagoga y académica de la Universidad Andrés Bello, un diagnóstico más temprano ayuda a que, cuando se inicie el período escolar, ellos lleguen en las mismas condiciones que el resto de sus compañeros. "Muchas veces, el niño con TDAH es diagnosticado cuando ya está en el colegio y tiene problemas de aprendizaje, pero se han perdido años valiosos en los que no era tan evidente su condición, pero en los que podría haberse tratado", explica.
El tratamiento temprano también podría evitar problemas emocionales de estos niños, porque son muchos los que de pequeños presentan problemas de comportamiento, son agresivos y crecen con el rótulo de molestos, inquietos o complicados. Ellos se dan cuenta que son distintos y eso puede repercutir en el concepto que ellos tienen de sí mismos y en su autoestima.
Para los niños de educación primaria y adolescentes (6 a 18 años), la AAP recomienda fármacos aprobados por la FDA y terapia conductual y, en lo posible, la combinación de ambos. El Dr. Richard Gallagher, director de proyectos especiales del Instituto para Trastornos por Déficit de Atención con Hiperactividad y de la Conducta del Centro de Estudios Infantiles de la NYU en la ciudad de Nueva York, advirtió que "los fármacos deben usarse con mucho cuidado. Admito cierto prejuicio ya que sobre todo hago trabajo conductual, y éste tiene sus límites. Si un niño está llegando a una situación peligrosa o presenta problemas para interactuar adecuadamente con pares y adultos, los medicamentos pueden resultar muy útiles. Cuando el tratamiento está supervisado por un profesional médico, los medicamentos son seguros para la gran mayoría de niños".
En el nuevo texto, la AAP hace hincapié en que la información sobre los problemas de conducta o de aprendizaje que pueden aportar los padres, los maestros u otros adultos que tratan con el niño, para realizar un diagnóstico más preciso. "Como esta condición es crónica, requiere un enfoque de equipo, incluidos los pacientes, sus padres, el pediatra, terapeutas y maestros", explica Wolraich. Si a un niño se le diagnostica TDAH, esos adultos tendrán un papel clave en el tratamiento.
En efecto, las recomendaciones también enfatizan la necesidad de que los pediatras reconozcan que el TDAH es una afección crónica y, aunque hay tratamientos disponibles para controlar los síntomas, el trastorno no tiene cura.
Wolraich dijo que uno de los motivos de que la AAP expanda la edad hasta los 18 es que algunos estudios han mostrado que el TDAH continúa en la adolescencia tardía, e incluso en la adultez.
"El TDAH es una afección crónica. Podemos proveer tratamiento sintomático, pero no cura la afección. El tratamiento tiene que ser un proceso continuo. Los síntomas pueden cambiar con el tiempo y hay que tener en cuenta el cambio en el tratamiento a medida que el niño se desarrolla", apuntó Wolraich. "Por lo general, los niños toman los medicamentos durante unos tres años. Para algunos, es suficiente. Les da tiempo para mejorar en la compensación de sus déficits. Pero en muchos niños, la necesidad de tratamiento es continua", añadió.
Gallagher recomendó que los padres consulten con el pediatra cualquier inquietud que tengan sobre su hijo. "Es una afección que se puede reconocer de manera precoz", afirmó.
El TDAH es un trastorno neuroconductual genético que afecta a niños, adolescentes y también adultos, y que se caracteriza por la incapacidad de las personas para concentrarse en una sola actividad, complicando su vida académica y la relación con los otros, porque tienen dificultades para seguir instrucciones, completar tareas y planificar acciones. Se estima que alrededor de un 6% de los niños y un 8% de los estudiantes universitarios de EE.UU. sufren TDAH.
Más información
Para más información sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, visite el Instituto Nacional de Salud Mental EE. UU.
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