TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 4 de diciembre de 2015

TDAH EN PRIMERA PERSONA



Hablar de TDA y TDAH es complicado ya que es un tema polémico. 

Encontramos los incrédulos que niegan la existencia de tal trastorno, los que etiquetan a cualquier niño movido y con carácter difícil de sufrir este trastorno, y los profesionales que lo conocen y lo saben tratar.

Más allá de lo que piensen los unos y los otros, estamos los padres y la sociedad en general que debe saber que este trastorno existe, y no lo digo como profesional, ya que en este artículo voy a hablar como protagonista, en primera persona.

Me diagnosticaron tener TDAH, de manera muy tardía. Antes en España no se sabía mucho de este trastorno y, por tanto, desde mi primer colegio (he visitado varios) se me invitó a ver un psicólogo, ya que tenía comportamientos “extraños” y no se me detectó. Se habló de mano más dura conmigo, de más control y mucha represión… no voy a entrar en los detalles, y las consecuencias, tanto para mis padres como para mí, de dichos consejos. En un colegio posterior se me llamó hija del demonio, por no saber estar sentada una hora entera en mi silla escuchando una monótona y tediosa clase de historia. Con lo fácil que hubiera sido que me mandasen ir a buscar tiza… éste ha sido uno de los recursos que más he utilizado con mis alumnos, hacerlos mover un poco con cualquier excusa y luego seguir con la clase tan ricamente.

Voy a hablar del TDAH en primera persona para explicar que somos personas normalmente muy sensibles, y la realidad externa (o sea lo que piensan los demás de nosotros, lo que nos dicen y nos hacen sentir) nos afecta mucho, igual en exceso. Ya para empezar nos cuesta entendernos a nosotros mismos, de ahí que muchas veces nos rebotemos ante cualquier crítica, en vez de analizarla y sacar algún aprendizaje. Con una buena terapia lo aprenderemos a hacer.

Somos personas pasionales y cuando algo nos interesa podemos perder la noción del tiempo y hasta del espacio pero, también de repente, ese interés desaparece y necesitamos nuevos retos. Así que es importante aceptarnos con nuestros más y nuestros menos, nuestros altibajos, y saber que esta característica va a seguir a lo largo de nuestra vida, así que, ya que sabemos que nos va a acompañar debemos adaptarnos y buscar estudios y trabajos que nos permitan retos constantes y continuados.

Como TDAH, profesora de ellos y ahora coach tengo algunos consejos que os pueden funcionar y quiero compartir con vosotros: 
  • Los grupos numerosos, por norma general, nos hacen sentir incómodos. De este hecho he sacado mi propia conclusión que es que, desde pequeños, en las fiestas y las celebraciones a las que nos han invitado (hay muchas a las que no nos han dejado ir, nos han boicoteado o nos han dejado sin invitación cuando todas nuestras amiguitas iban…. ahí lo dejo), no nos hemos sabido comportar como las normas establecidas y el protocolo nos exigía. A fuerza de palos, reproches y hasta de sentirnos repudiados hemos ido aprendiendo, pero es una manera un poco cruel de hacerlo…
  • Me he dedicado 17 años a ser profesora de secundaria y bachillerato y por el tipo de colegio al que fui a pedir empleo de manera totalmente premeditada, me he encontrado con muchos casos de TDA y TDAH. Quería que mis alumnos entendieran que no son bichos raros, que no son malas personas. Simplemente, si se les explica bien qué tipo de trastorno tienen, de qué manera pueden aprender y que no se sientan culpables, pueden aprender y mejorar con el tiempo.  Hoy las cosa han cambiado mucho pero la comprensión hacia este trastorno tiene aún mucho camino por recorrer, y los grandes sufridores son los que lo padecen y, de manera muy directa, sus madres y padres. Ellos también sienten el repudio incluso de familiares que no entienden a estos niños. No faltan nunca las etiquetas de niños maleducados, se juzga a los padres de permisivos (cuando estos padres posiblemente trabajan duramente con sus hijos  para conseguir que sigan las normas sociales establecidas) y, cuando están en grupo, para no crear más tensión, deciden callar o irse antes de recibir otra reprimenda por el comportamiento de sus hijos.
  • Tener en casa unos hábitos y unas rutinas estrictas (aunque al principio nos cueste mucho adquirirlos), con el tiempo nos darán seguridad, y nuestra casa se convertirá en nuestro gran refugio. La improvisación, los cambios de planes en el último momento nos alteran de mala manera.
  • Practicar un deporte dónde la disciplina y la concentración sean importantes: podemos hablar de unas artes marciales, ballet, atletismo… muchas veces se apunta a est@s niñ@s a hacer de deportes en equipo para que aprendan a sociabilizarse mejor ya que es uno de nuestros puntos débiles. Yo aconsejo que sea de más mayores cuando ya sepamos mejor controlar nuestros impulsos.
  • Las advertencias, las reprimendas u observaciones que se nos hagan han de ser en el momento en el que cometemos la falta (luego se nos olvida). Las consecuencias a nuestros actos, igualmente, han de ser al momento (si es posible). No controlamos muy bien el tiempo y, si se nos reprende muy posteriormente, nos invade un sentimiento enorme de injusticia. Y ya sé que somos cansinos y podemos hacer perder la paciencia a un santo, pero si se nos habla con cariño y se nos explica con amor qué consecuencias provocan nuestras actitudes en los otros, lo llegaremos a entender!!!

Otros consejos útiles para convivir con un TDAH

Cuando diagnostican a un hijo/a de TDAH, puede parecer que el mundo se nos cae encima. Ante cualquier problema debemos pensar de qué manera podemos ayudar y la actitud que tomemos delante de este (o cualquier) problema es fundamental. Los padres, en este caso, son ¡¡¡VITALES!!!

De mi propia experiencia y con la ilusión e intención de que os sirva hago una lista de consejos:
  • Afrontar el trastorno JUNTOS y seguir las mismas pautas y criterios. Éste es uno de los puntos más importantes. En mi experiencia como profesional he observado que si los padres van a la par, delante de cualquier problema con sus hijos, éste es más llevadero y se consiguen mayores éxitos. Si cada uno lo ve desde su propio prisma y actúa en consecuencia sin poner en común los criterios, el niño o adolescente se pierde con mayor facilidad.
Así que lo primero es tener una charla con nuestra pareja y decidir cuáles serán las normas que se van a aplicar en casa. Si hacemos extensible a otros miembros de la familia estas normas y conseguimos su colaboración, mejor aún. Cuántos más implicados tengamos alrededor más llevaderos serán los momentos difíciles.
  • Las normasNo debemos abarcar muchas cosas a la vez, ya que no conseguiremos llegar muy lejos, es mejor empezar con pocas normas y una vez se han convertido en hábito ir añadiendo más. El tiempo, la madurez que vaya adquiriendo nuestro hijo y toda nuestra resilencia (= capacidad para resistir y aprender de las adversidades) harán que las cosas mejoren poco a poco. Estas normas deben ir encaminadas a crear una rutina básica a nuestros hijos. Al principio puede ser muy cansino ya que el trastorno de nuestro hijo hará que las olviden con facilidad (no lo hacen para fastidiar. Sencillamente es una de las conductas asociadas al trastorno). Se pueden hacer dibujos, murales que recuerden las normas y colgarlos en un sitio bien visible para que las recuerden o vayan a consultar en cualquier momento, (que participen en hacer los dibujos y los murales es importante!!). Con los adolescentes no haremos dibujitos, pero sí haremos horarios como los del colegio, escribiremos mensajes con la misma función o incluso crearemos contratos.
Ejemplos útiles:
-Tener el mismo horario siempre de comidas, meriendas, cenas, duchas, deberes…
- Antes de acostarse organizar todo lo que necesitarán para el siguiente día: ropa que se van a poner, revisar mochilas con todo lo que van a necesitar…
-Intentar que descansen o hacer algún tipo de rutina relajante antes de ir a la cama. El sueño muchas veces está alterado en este tipo de trastorno y debemos ayudar a propiciarlo.
  • Explicar las normasUna vez hemos decidido las normas, se deben explicar. Nuestra indicación debe ser lo más corta y clara posible, no nos extendamos en las explicaciones ni divaguemos. La sencillez es la clave del éxito y, una vez las hemos explicado, debemos asegurarnos que se han entendido. La manera siempre es la misma, se pide al niño que repita las instrucciones y veremos su grado de comprensión. También debemos buscar su compromiso.
  • RecordatoriosPara no repetirnos constantemente, si dejamos dibujos o notas por la casa a modo de recordatorio no seremos taaaaaaaaaaaaaaan sumamente cansinos, Por ejemplo, yo al lado de la puerta de salida de casa tengo una nota dónde me recuerda que antes de salir debo repasar:
-  Luces, fuegos y demás apagados.
-  Llaves de casa en el bolso.
-  Móvil en mano. (Es una de las herramientas que más me ayudan en mi trastorno; con mi agenda, mis alarmas, mis recordatorios y mi cámara de hacer fotos, intento fotografiar las cosas importantes ya que tengo memoria visual y con las imágenes recuerdo mejor).
  • Terapia en casaSeguramente nuestro hijo/a seguirá algún tipo de terapia para mejorar su evolución y en casa debemos reforzar esta terapia. Así que marcaremos las conductas inadecuadas y les explicaremos como mejorarlas.
El refuerzo positivo es muy eficaz en casi todos los casos, pero en éste más. Este refuerzo se tiene que dar en el mismo momento que nuestro hijo ha conseguido modificar o controlar una conducta a través de:

Atención positiva: muchas veces prestamos más atención a nuestros hijos cuando hacen las cosas mal que cuando las hacen bien, pues practiquemos lo contrario con ellos, hay veces que debemos mirar hacia otro lado cuando cometen un error y mirar, sonreír y aprobar cuando lo han hecho bien.

Alabanzas: siempre  se les está diciendo todo lo que hace mal y parece que cuando lo hacen bien es su obligación. Sí, lo es, pero no está de más que se les reconozca y más si hay un esfuerzo y un trabajo de autocontrol detrás.

Recompensas y privilegios: de cualquier tipo, como premiarlos con su plato preferido o llevarlos al cine a ver esa peli que tanto han pedido. Otro ejemplo: hoy serás tú quién decida qué vamos a hacer la tarde del sábado o quién decida que peli veremos juntos o a qué jugar.
¡Debemos intentar que estos refuerzos sean frecuentes!
  • AprenderComo padres estamos obligados a prender de este trastorno, por tanto hay que informarse, leer y aprender. Incluso podemos seguir una terapia paralela a la suya.
También debemos aprender a manejar nuestras propias emociones, sobre todo las negativas (enfado, culpa, amargura…) e intentar mantener una actitud lo más positiva posible.

Cuando nos quedamos anclados en el problema no vemos posibles soluciones, así que debemos centrarnos en buscarlas y hacer partícipes a los afectados. Muchas veces sorprenden las soluciones que encuentran ellos.
¡Todos Sumamos!

Autora: Samantha Biosca – coaching de familia

FUENTE:

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