TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 14 de enero de 2011

TDAH ¿ESTUDIANTES VAGOS O CON DIFICULTADES?

Muchas veces leo y oigo que hay que tener cuidado, porque se puede confundir a los niños con TDAH con niños que sólo son nerviosos, inquietos o, simplemente, vagos: ¡Os aseguro que no!. Cuando unos padres tienen un hijo o hija con TDAH saben que tienen un problema. No es que miremos a nuestros hijos con lupa, con el único fin de encontrarles algún tipo de "patología-excusa" para hacerles la vida más fácil y conseguir que los profesores les aprueben por la cara. ¡Ya nos gustaría que nuestros hijos destacaran en el colegio por sus buenas notas y por su comportamiento y que fueran capaces de estudiar solos!
Se dice que el Déficit de Atención e Hiperactividad se convierte en trastorno cuando afecta al niño de tal modo que repercute en la mayoría de los aspectos de su vida. Pero, no sólo trastorna la vida del niño o la niña, sino que, también, desbarajusta totalmente la vida de sus padres y hermanos. El día a día se convierte en una larga y empinada cuesta llena de pedruscos que se despeñan alrededor.
Tu hija llega a casa: sacas la agenda y te das cuenta de que viene en blanco. Te toca llamar a la amiga de turno para pedirle, por décima vez en esa semana que, por favor, te diga los deberes del día siguiente. Y aguantas sus comentarios:
- Tu hija no se entera de nada. Está todo el día "en las nubes”.
Tú sabes que tu hija lo intenta aunque, de pronto, está inmersa en las arenas movedizas de sus pensamientos de las que no puede salir. Cuando suena la campana, vuelve a la realidad: no ha apuntado los deberes y recoge lo que tiene a la vista, dejándose, la mayoría de las veces, el libro que necesita para preparar el examen del día siguiente, los cuadernos de los deberes y la agenda en la cajonera. Y cuando tu hija llega a casa, se da cuenta de que todo ese material tan necesario se ha quedado en el colegio y te mira, con expresión sorprendida y desesperada, esperando que tú le des una solución. Y, entonces, una vé que no lo ha hecho a propósito, que ella ha estado en un "agujero negro" y que no sabe lo que ha pasado.
Al revisar la agenda, observas que no hay deberes escritos, pero sí una nota negativa del profesor que te notifica que tu hija no ha hecho ninguno de los ejercicios que tenía que hacer en clase. ¡Pues claro que no! Porque tú sabes que tu hija no tiene la autonomía para iniciar una tarea, ni para continuarla hasta que consigue terminarla.
Entonces, respiras profundamente e intentas recopilar información de los amigos que te dicen que, además de la tarea de clase sin hacer, tiene otro número infinito de ejercicios para casa y no sabes por dónde empezar. Al día siguiente, también tiene un examen de matemáticas, con conceptos tan etéreos para ella, que no sabes cómo hacer para que los entienda y debe presentar un resumen de un libro de lengua que tenía que haber leído. La profesora tampoco comprende que leer le resulta sumamente complicado. Primero, porque no se concentra y sus pensamientos revolotean como mariposas por su cabeza y, segundo, porque tiene dificultades para retener lo que lee y poder comprenderlo, relacionando toda la información. Es como lo que te está pasando a ti en ese momento, aunque no tengas TDAH, que estás tan cansada leyendo que no te enteras y tienes que releer varias veces para entender de qué va.
Luego tienes que conseguir que tu hija mantenga la atención y comprenda lo que le estás explicándole y, además (y esto es lo más complicado) que se lo aprenda para el día siguiente. Y “la machacas”, haciéndole repetir una vez tras otra, la tercera declinación de latín o las obras de García Lorca, que hasta este instante te encantaban pero que, a partir de ese momento, irán siempre unidas a la sensación de impotencia y al sentimiento de frustración y dolor de tu hija.
Así habéis pasado seis horas, desde que llegasteis del colegio. Y eso que le diste de merendar en el coche. Son las diez y media: más de las tres cuartas partes de las tareas están sin terminar; no se sabe, ni medio bien, el examen del día siguiente ya que, cuando se lo has vuelto a preguntar, no se acordaba de nada y, por supuesto, tampoco lleva el resumen de lengua porque además, no es capaz de ordenar sus ideas para redactarlo.
Parece que el tiempo se te ha ido entre los dedos y no habéis avanzado casi nada. ¡Ya no dais pie con bola! Finalmente, cuando se va a la ducha, te quedas desesperada pensando lo mal que te has organizado esa día y lo mal que te ocupas de ella y de su hermana pequeña, a la que ni has visto en toda la tarde...
...Al día siguiente, los deberes tampoco estarán apuntados en la agenda, aunque sí que tendrás escritas las quejas de tres profesores diciéndote que tu hija no ha hecho nada en clase y que vive del cuento.
Gloria López

5 comentarios:

  1. Hola Gloria! Acabo de descubrir tu blog y quería felicitarte y agradecerte el haber tenido la idea de compartir con todos nosotr@s tus experiencias con el TDAH.
    Soy Mar, hace unos días me respondiste a un email que te envié comentándote que tengo una hija de 7 años recientemente diagnosticada con TDAH. He leído todo lo que has escrito en tu blog y estoy sin palabras. Ahora no me siento tan sola en este tema. Muchas gracias.
    Hasta pronto..!

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  2. GLORIA AUNQUE LLEVO POSIBLEMENTE MUCHOS AÑOS CONVIVIENDO CON UNA PERSONA CON TDAH, HACE TAN SOLO UN AÑO QUE EMPECÉ A VISITAR LAS CONSULTAS. TU ARTÍCULO ME TRANQUILIZA PERO LOGICAMENTE TENGO MIEDO A LA MEDICACIÓN. LAS ATROCIDADES QUE A VECES SE COMENTAN ACERCA DE ELLA ¿SON CIERTAS? LOS PROFESIONALES NUNCA HABLAN DE SINTOMAS TERRIBLES, PERO A VECES LOS PADRES SI. UN SALUDO.
    ME GUSTARIA QUE ME CONTARAS TU EXPERIENCIA. GRACIAS.

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  3. Buenas tardes Ana.
    En este blog tengo entradas que tratan sobre la medicación:
    "El metilfenidato y las anfetaminas" del 05/03/ 2012
    "La medicación estimulante" del 08/09/2011.

    Yo nunca aconsejo a unos padres que mediquen o no a su hijo, porque eso tienen que decidirlo ellos si el especialista médico así se lo aconseja.
    Si lo que quieres es mi experiencia personal, puedo decirte que en mi familia la experiencia es absolutamente positiva. La medicación y la madurez cerebral que van consiguiendo según van creciendo, han posibilitado una predisposición favorable al aprendizaje, tanto de materias escolares como de estrategias psicoeducativas.
    Hay que tener muy claro que la medicación no cura ni vuelve a nuestros hijos "normales", pero sí que les ayuda a poder conseguir una vida normalizada en la medida de sus posibilidades,aún con sus dificultades.

    Como toda medicación, hay niños que responden mejor a unos fármacos que a otros e, incluso, puede suceder que no respondan. Y toda medicación necesita un periodo de ajuste y adaptación.
    En la mayoría de los casos, los efectos secundarios se reducen a una disminución del apetito, que a veces se agradece porque, en la adolescencia, muchos jóvenes sufren de ansiedad que intentan calmar con la comida. La mayoría de los niños con TDAH son delgados, se mediquen o no.
    También dicen que puede afectar a la altura y al sueño. Por mi experiencia personal y por lo que veo en otros niños/as con TDAH (y conozco unos cuantos), no son niños que se queden más bajitos en comparación con sus hermanos, y la mayoría, como toda la juventud hoy en día, son más bien altos. No parece que les afecte significativamente.
    También dicen que los niños medicados duermen menos, pero no creo que se deba totalmente al efecto del medicamento. Como con la comida, la mayoría suelen tener dificultades para conciliar el sueño (que también suele ser muy superficial) se mediquen o no.
    Por lo general, los efectos secundarios remiten cuando el especialista ajusta la dosis.

    Otros niños sí que tienen efectos secundarios, pero son casos puntuales, que en algunos casos también pueden responder adecuadamente a otros fármacos para TDAH.

    En general, no se debe medicar por medicar. Los especialistas aconsejan comenzar con medidas psicoeducativas. Sólo cuando los síntomas no remiten y alteran significativamente la vida del niño es cuando el profesional aconseja la medicación. Es cierto que en internet existe mucha literatura en contra de la medicación para el TDAH. Pero ante un trastorno tan desgastante y tan difícil de superar como este, son tan respetables aquellas opciones en contra como las que están a favor del tratamiento farmacológico.

    ¡Ánimo!
    Un abrazo

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  4. ¿Y qué pretendes con tus quejas? ¿Que el profesor de tu hija le apunte en la agenda todos los deberes que tiene por hacer? ¿Te imaginas que tuviera que hacer eso con los 20 alumnos (en el mejor de los casos) que tiene en esa misma clase? Es cierto que los TDAH tienen sus dificultades. Pero muchos son unos vagos redomados. Bien que se enteran de la canción de moda o del último peinado de Ronaldo. ^Pero, uy! cuando se trata de estudiar, comienzan las dificultades y las baratas excusas de algunos papis que se creen que tienen a Tesla en casa y en realidad tienen a Rocinante.

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  5. Afortunadamente, los avances científicos, por ejemplo, las técnicas de neuroimagen, demuestran que el cerebro de las personas con TDAH tienen diferencias neuroanatómicas, neuroquímicas y funcionales.
    Es el desconocimiento el que nos hace malinterpretar las conductas del TDAH y suponer que los despistes, la desmotivación y la falta de interés se deben a que "son unos vagos redomados".
    En efecto, cuando encuentran una motivación fuerte pueden llegar a "hiperaconcentrarse".

    Es muy desafortunado y arriesgado hablar con esa contundencia ofensiva de un tema que se desconoce, porque la ignorancia se hace patente...

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