TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

miércoles, 29 de diciembre de 2021

El gobierno de García-Page da la espalda a las asociaciones de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) de Castilla-La Mancha al denegarnos la subvención sociosanitaria de 2021

 

La subvención sociosanitaria en Castilla-La Mancha, es una de las dos subvenciones a las que las asociaciones TDAH podemos acceder, las cuales nos proporcionan los recursos económicos necesarios para impartir los tratamientos psicoterapéuticos básicos durante todo el año a los afectados y afectadas.

Se supone que los proyectos que se presentan en la subvención sociosanitaria, deben ser realizados a lo largo del año en curso. En este 2021, la subvención sociosanitaria se publicó el pasado mes de septiembre 2021, recibiendo la resolución provisional en el mes de noviembre y la definitiva el 28 de diciembre. En el caso de que la subvención sea concedida, una vez conocida la resolución definitiva, apenas quedan unos días para desarrollar los proyectos sociosanitarios presentados. Al ser materialmente imposible realizar el programa de un año en tres días, las asociaciones se ven obligadas a devolver o rechazar la subvención conseguida. La alternativa es que las asociaciones se arriesguen y realicen los proyectos solicitados desde el inicio del año sin conocer si la Consejería aprobará el proyecto presentado. Sin embargo, si finalmente la Consejería de Sanidad deniega la subvención, las asociaciones se quedan con deudas importantes al no disponer de otros ingresos alternativos para afrontar los pagos, y habiendo realizado las actividades ya desde principios de año.

Las grandes asociaciones, que tienen recursos tanto económicos como profesionales, pueden comenzar a realizar sus actividades desde el inicio de año, con independencia del resultado de la resolución. Además, como tienen profesionales especializados en presentar este tipo de proyectos, tienen la certeza de que la resolución resultará favorable. Por otra parte, y debido a la gran presión social que estas asociaciones pueden ejercer a través de sus votos y asociados, el gobierno no se atreve se lo piensa muy mucho antes de denegar la subvención a estas entidades.

En cambio, las asociaciones pequeñas y sin recursos deben esperar a conocer la resolución de concesión para realizarlas. Si, como en este año, la publicación se hace en septiembre y la resolución final el 28 de diciembre, está claro que no queda tiempo para ejecutarlo, pues debe realizarse antes de final de 2021.

Estamos ante una situación absolutamente injusta y discriminatoria, y así se lo hemos expuesto al Gobierno de Castilla La Mancha solicitando una reunión urgente para exponer nuestra situación. A fecha de hoy se nos ignora y no hemos obtenido ninguna respuesta.

La mala gestión de la Junta de Castilla-La Mancha y las prisas por justificar que la subvención se ha publicado en 2021, tiene como resultado endurecer las condiciones de la subvención y publicarla en el último trimestre. Hay que añadir que, en esta convocatoria, tampoco se ha permitido rectificar los proyectos, lo cual nos facilitaba poder modificar los errores detectados para, finalmente, poder acceder a estas subvenciones.

En el mes de diciembre, en el que se celebra el Día de la Discapacidad y sin esta subvención, el gobierno de García Page y la Consejería de Sanidad condenan a nuestros hijos/as con TDAH a convertirse en discapacitados y sin un futuro sociolaboral en la edad adulta, al no recibir las terapias que el TDAH requiere. La resolución denegatoria de la subvención sociosanitaria se ha recibido el día que sale en prensa que el gobierno de García Page desembolsó el pasado mes de noviembre más de 18.000€ para patrocinar el cumpleaños de la marquesa Tamara Falcó.

La Junta de Castilla-La Mancha debería ser la que proporcionara estas terapias incluyéndolas en las consultas de Salud Mental, con la frecuencia y calidad necesarias para ser eficaces. Pero es evidente que la Consejería de Sanidad no podría realizar estos tratamientos terapéuticos con las insuficientes cantidades económicas que nos conceden a las asociaciones en las subvenciones.

En 2017, las asociaciones TDAH de Castilla La Mancha conseguimos que se publicara un Protocolo de Coordinación para el TDAH, en el que intervinieron las Consejerías de Sanidad, Educación y Bienestar Social. Fue un importante logro para el TDAH y para el Gobierno del Sr. García Page, ya que Castilla-La Mancha era de las pocas comunidades que no disponía de protocolo.

En la actualidad, el protocolo no tiene seguimiento por ninguna de las consejerías, ni ha sido actualizado. Los objetivos que se pretendían conseguir, una coordinación y comunicación fluida, fundamentalmente entre el ámbito sanitario y educativo, no está funcionando. Ahora, somos conscientes de que sólo fue una oportunidad para hacerse una foto a costa de los cientos de familias afectadas por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, en el que la corteza prefrontal del cerebro se ve afectada, con el consiguiente deterioro de las funciones ejecutivas, indispensables para poder llevar a cabo una vida normal, autónoma e independiente. Sin el tratamiento cognitivo-conductual el TDAH se asocia al fracaso escolar, a la dificultad para mantener relaciones sociales y familiares, al riesgo de conflictos y delitos, de abuso de sustancias, difícil acceso a la vida laboral, con un impacto muy negativo en la vida del que lo padece y de aquellos que lo rodean. El coste social de este recorte se promete inasumible para la sociedad y para nuestras familias.

viernes, 26 de noviembre de 2021

ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA EL TDAH

Los menores con diagnóstico de TDAH tienen dificultades principalmente de atención y funciones ejecutivas que en ocasiones afectan a la regulación emocional y conductual. Compartimos unas pautas para las dificultades de atención, funciones ejecutivas y regulación emocional -conductual que pueden resultar de ayuda a familias y centros educativos con menores diagnosticados de TDAH.

 


Algunas recomendaciones para la atención

Utilizar instrucciones breves y sencillas y asegurar su comprensión. Por ejemplo, pedirle que nos explique qué tiene que hacer en una tarea justo después de contárselo.

Supervisar el inicio y el fin de las tareas y actividades cotidianas de forma habitual, sobre todo en niños/as con baja autonomía.

Crear un entorno libre de distractores, especialmente cuando tiene que hacer una actividad que requiere atención-concentración realizando un control de estímulos.

Dar las tareas de una en una.

Procurar que el compañero de clase sea un modelo de trabajo.

Realizar preguntas de forma frecuente para facilitar el seguimiento de instrucciones verbal.

Simplificar enunciados e instrucciones verbales, eliminando la información no necesaria.

Usar señales visuales que destaquen lo más relevante en la información escrita.

Animarle a repasar las tareas realizadas.

Supervisar que apunta la información importante en tareas demandadas.

Evitar períodos largos de sobre-estimulación atencional (ejemplo: videojuegos).

Establecer un tiempo limitado para la realización de actividades que requieran un esfuerzo mental sostenido para evitar la sobrecarga en el menor.

Algunas recomendaciones para las funciones ejecutivas

Subdividir, en la medida de lo posible, las tareas, actividades o trabajos de larga duración para mejorar la eficacia en la ejecución de las mismas.

Favorecer que el niñ@ tenga acceso a: horarios, normas, asignaturas, tareas pendientes … de forma visual y sencilla para favorecer su organización.

Uso de autoinstrucciones verbales o visuales según el perfil de aprendizaje de aprendizaje del menor para afrontar tareas que requieran un esfuerzo cognitivo o varios pasos para facilitar la consolidación de aprendizajes en todos los contextos que se desenvuelve el menor.

Evitar cambios frecuentes de ubicación asociado a una actividad para facilitar su ejecución y organización.

Asegurar una correcta gestión del tiempo, proponiendo señales de alarma que avisen del fin de una actividad sin extender el tiempo para evitar la percepción del niñ@ de que siempre está realizando tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.

Algunas recomendaciones para regulación emocional y conductual

Anticipar las normas, es decir, lo que está permitido y lo que no, así como las consecuencias que tendrán las diferentes conductas en formato visual y verbal.

En estados emocionales más desbordados permitir al niño realizar una actividad agradable de forma individual para que aprenda a calmarse durante un tiempo máximo de 15 minutos.

Reforzar el estado emocional y conductual cuando éste sea adecuado al contexto, reforzando la existencia de emociones positivas ajustadas.

Identificar las señales de alerta que avisan de un desbordamiento emocional o conductual de forma proactiva para evitar explosiones conductuales.

Usar un diario de emociones para que el niño aprenda a expresar emociones de una forma asertiva.

Anticipar los cambios en la rutina para evitar episodios de desregulación emocional.

Usar guiones sociales con autoinstrucciones verbales o visuales detallando la conducta deseada en situaciones novedosas.

Entrenar en técnicas de relajación infantil para facilitar estrategias de regulación.


El uso de las recomendaciones anteriormente descritas facilita el día a día de los menores con TDAH y por este motivo las compartimos para que sirvan de ayuda a familias y centros educativos con motivo de su día.

Equipo Clínico-Clínica NeuroKiD

FUENTE:

https://www.neurokid.es/es/saber-mas/dia-del-tdah-en-espana/

miércoles, 6 de octubre de 2021

Gestión emocional: el cerebro en la palma de mi mano





https://www.youtube.com/watch?v=WHX8Fb4S_yA

Estos videos explican el modelo de Daniel J. Siegel, de su libro "El cerebro del niño":

https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/neuroeducacion-cerebro-triuno/


El juego entre el cerebro instintivo-emocional y el cerebro racional

¿Por qué nos comportamos como nos comportamos? ¿Por qué repetimos conductas que sabemos nos hacen daño o hacen daño a otro? Detrás de toda conducta humana, hay un cerebro. Un cerebro, cuya función principal es velar por la supervivencia individual y de grupo. El sistema instintivo emocional (cerebro reptiliano y cerebro límbico) es la parte del cerebro que se encarga de esta función, dando lugar a conductas impulsivas, inconscientes, automáticas y rápidas, en ocasiones, dañinas. La neocorteza (en concreto, los lóbulos prefrontales) es la parte del cerebro que se encarga de las conductas más reflexivas y humanas. Pero esta zona necesita más tiempo para analizar toda la información entrante. Por lo tanto, para que la neocorteza guíe nuestras conductas es imprescindible educar al cerebro y dotarle de herramientas que le permitan modular y gestionar los primeros impulsos procedentes del sistema instintivo emocional. Todo educador (padres, profesores, pediatras) debe conocer cómo funciona el cerebro para así dotar al niño de habilidades socioemocionales que le permitan actuar bajo el mandato de los lóbulos prefrontales.

El cerebro triuno

Para poder comprender las causas biológicas de la conducta humana es preciso entender cómo está estructurado el cerebro desde el punto de vista evolutivo. En 1950, el neurocientífico Paul MacLean desarrolló la teoría del cerebro triuno, que explica que el cerebro humano actual está formado por la superposición evolutiva de tres cerebros. Estos “tres cerebros en uno” no trabajan de manera independiente, sino que el cerebro funciona en red; las tres zonas están interconectadas.

El cerebro más primitivo o la primera capa es el cerebro instintivo o reptiliano (ocupa el 5% del volumen cerebral). Incluye el tronco del encéfalo, el cerebelo y el sistema reticular. Es el responsable de todas las funciones vitales y automáticas del organismo como la respiración, los latidos cardiacos, la digestión…

Por encima de este cerebro, se desarrolla el cerebro de los mamíferos inferiores, el cerebro emocional o sistema límbico (10% del volumen cerebral). Está constituido por la amígdala, el núcleo accumbens, el hipocampo, el tálamo e hipotálamo. Es el centro de la emotividad. Todo lo que ocurre en el medio exterior es procesado en el cerebro límbico, dándole el matiz emocional.

Tanto el cerebro emocional como el cerebro reptiliano trabajan juntos para garantizar la supervivencia. Hablamos así del sistema instintivo-emocional. Las conductas guiadas por este sistema se caracterizan por ser rápidas, inconscientes, automáticas e impulsivas. Según, si la experiencia es codificada como amenazante o dolorosa, o como placentera y beneficiosa, da lugar a conductas de tipo ataque-huida en el primer caso o de acercamiento-repetición en el segundo.

La última capa, el cerebro cognitivo-ejecutivo o neocorteza (85% del volumen cerebral) se encuentra en el cerebro de los mamíferos superiores (los homínidos). La neocorteza es el asiento del pensamiento. Se activa siempre después que el sistema instintivo-emocional, es de acción lenta y da lugar a conductas reflexivas y conscientes. 

El área que nos diferencia de las otras especies, y nos hace realmente humanos son los lóbulos prefrontales. Son los responsables de las funciones cognitivas ejecutivas superiores: razonar, pensar, evaluar, vetar impulsos emocionales, tomar decisiones, hacer planes, trazar estrategias, autoobservación, automotivación, lenguaje. Es el área responsable de nuestra inteligencia emocional ya que posee la capacidad de frenar los instintos emocionales perjudiciales, moderarlos, llevándolos de la expresión más primitiva hacia la más humana. 

Si los lóbulos prefrontales posibilitan la neuromodulación de las respuestas emocionales, ¿por qué seguimos presentando conductas propias del sistema instintivo emocional?

A pesar de ser el neocórtex mucho mayor en volumen que el sistema instintivo emocional, tiene menos poder que este último a la hora de controlar nuestras conductas, dando lugar a comportamientos impulsivos, de los cuales, en muchas ocasiones, nos arrepentimos. 

¿Cómo ocurre esto? Existen varios motivos que justifican nuestras conductas automáticas, impulsivas e inconscientes.

En primer lugar, los niños: ¿cómo se desarrolla el cerebro del niño?

Desde el nacimiento y durante los primeros tres años de vida, el sistema instintivo emocional se encuentra muy desarrollado, no así el sistema cognitivo ejecutivo. Más concretamente, hasta el año de vida, el cerebro que rige la conducta del niño es el cerebro reptiliano. Actuará con el objetivo de cubrir sus necesidades básicas de hambre, frío, sueño… En este nivel, poco sirve razonar con el bebé que llora ya que no tiene desarrollado su parte racional. Solo queda ir satisfaciendo sus necesidades.

A partir del primer año, la parte emocional del cerebro convive con la reptiliana. La conducta del niño viene entonces guiada por este sistema, buscando en todo momento satisfacer sus necesidades de amor y seguridad, además de sus necesidades básicas. En este momento, se trata de conectar con el sistema instintivo emocional del niño a través de los límites, las normas, el afecto, la presencia.

Alrededor del tercer año de vida, el cerebro racional cobra cada vez más protagonismo en la vida y en las conductas del niño. Es entonces capaz de frenar los impulsos emocionales perjudiciales del sistema instintivo emocional. Algunos estudios demuestran que en niños de cinco años ya se han desarrollado, parcialmente, algunas funciones ejecutivas como son la memoria de trabajo, la inhibición y la flexibilidad cognitiva. 

Pero los lóbulos prefrontales no terminan de madurar hasta los 20-25 años, por lo que todavía necesita al adulto como guía de sus conductas. Alicia Risueño e Iris Motta explican en su libro “Trastornos específicos del aprendizaje”: “El desarrollo cerebral depende de procesos lentos y continuos de intercambio con el medio y consigo mismo. Las conductas resultantes estarán acordes a ese desarrollo cerebral. Es así que la función ejecutiva, que requiere de una maduración del lóbulo prefrontal y sus múltiples conexiones corticosubcorticales, no se manifestará de modo óptimo hasta la edad adulta. Es por ello que en la infancia el autocontrol depende de otro que cumpla con la tarea ordenadora de la conducta, hasta tanto se desarrollen las bases neurofuncionales necesarias. La existencia de ese otro es lo que facilita que esas bases neurofuncionales se desarrollen”. El niño necesita de un adulto que le sirva de modelo para ir aprendiendo, poco a poco, a gestionar esos impulsos emocionales. El adulto en este caso, se convierte en “sus lóbulos prefrontales” todavía no completamente formados.

En segundo lugar, los adultos

La principal función de nuestro cerebro es asegurarnos la supervivencia. Nuestro cerebro actual es el mismo que tuvo el primer Homo sapiens sapiens en la sabana africana hace aproximadamente 200 000 años atrás. Viene, por lo tanto, preparado para responder y sobrevivir en ese medio en el que un león podía atacar en cualquier momento. 

A día de hoy, el estrés no viene generado por leones sino por cualquier situación (real o imaginaria) que el cerebro interprete como amenazante, ya no solo para la vida, sino para la identidad individual o de grupo: un atasco, estar en paro, llegar tarde, un examen, hablar en público… Ante un estímulo externo de este tipo, la información ingresa al tálamo a través de los sentidos. Desde el tálamo, la información llega en 125 ms a la amígdala (área del sistema instintivo emocional), donde es codificada como amenazante, placentera o neutra.

En el primer caso, una situación codificada como amenazante, se enciende la señal de alarma a nivel cerebral y se activa el sistema nervioso simpático, lo que produce un “rapto emocional” en el que los centros frontales son inhibidos, paralizados y anulados y el sistema instintivo emocional toma el mando de la situación dando lugar a conductas reactivas, impulsivas, automáticas, inconscientes de tipo ataque o huida. 

Este circuito neurológico es el que se encuentra detrás de las conductas agresivas (bullying, asesinato, peleas, maltrato físico o verbal). Si en ese momento, por aprendizaje, en vez de reaccionar, respiramos o contamos hasta diez, por ejemplo, damos tiempo a que la información llegue a través del camino largo (explicado con posterioridad) a los lóbulos prefrontales, donde será evaluada y modulada, dando lugar a una respuesta reflexiva y consciente.

En el segundo caso, una situación placentera, activa, entre otras áreas, el núcleo accumbens, área ligada al sistema cerebral de búsqueda y obtención de recompensa, que también es vital para garantizar nuestra supervivencia. De esta forma, la excitación del núcleo accumbens produce la liberación de dopamina, neurotransmisor relacionado con el deseo y la motivación, conformando así un poderoso circuito de placer que lleva a la necesidad imperiosa de querer repetir la conducta inicial. Conductas como comer, el deseo de chocolate, el sexo, las compras, el salto en caída libre o la adicción a drogas vienen justificadas por este circuito.

Tras 500 ms, la información, a través del camino largo, llega del tálamo a la corteza cerebral o neocórtex. A este nivel existen dos opciones si tenemos en cuenta la teoría del neurocientífico Gazzaniga. Esta teoría, fundada en varios experimentos explica que el cerebro humano (el hemisferio izquierdo, para ser exactos) contiene un “intérprete”, esto es, un grupo de redes neuronales especializado en dotar de sentido y coherencia a las conductas inconscientes y automáticas del sistema instintivo emocional. Es capaz de justificar cualquier tipo de conducta, incluso a costa de inventar parte de la historia. La existencia del “intérprete” demuestra la necesidad que tenemos de convencernos y de convencer a los demás de la coherencia de nuestros actos impulsivos, automáticos e inconscientes. Se trata de una herramienta humana muy potente, que nos hace estar seguros de lo que decimos, pensamos y hacemos. Si no conocemos esta capacidad del lóbulo prefrontal izquierdo, creeremos que siempre actuamos correctamente, y que siempre tenemos razón, sin margen de duda y sin posibilidad de cambio.

La segunda opción y la más humana es aquella en la que los lóbulos prefrontales realizan una evaluación reflexiva y ponderada de todos los datos, frenando o moderando los impulsos emocionales automáticos perjudiciales procedentes del sistema instintivo emocional, integrando el razonamiento con la emoción, dando lugar a respuestas conscientes más humanas. Esta capacidad de los lóbulos prefrontales de modelar las respuestas instintivo emocionales se denomina inteligencia emocional.

Un cambio de paradigma

A fin de facilitar todo este enredo cerebral, podemos resumir hablando de dos tipos de conducta. La conducta reactiva o defensiva que viene gobernada por el sistema instintivo emocional (amígdala en caso de amenaza y núcleo accumbens en caso de placer). Se trata de una conducta impulsiva, inconsciente y automática. De forma muy habitual, nuestro lóbulo prefrontal izquierdo, gracias al “interprete”, es capaz de justificar este tipo de conductas, a veces, injustificables, para así mantener la coherencia entre lo que hacemos y lo que pensamos. El segundo tipo de conducta es la respuesta humana, reflexiva y ponderada. Esta viene gobernada por la corteza cerebral y más concretamente por los lóbulos prefrontales.

Por desgracia, el tipo de conducta que predomina en nuestra sociedad a día de hoy es la reactiva. Y esto se debe en parte al estilo de vida que llevamos en el que el estrés, las prisas, la búsqueda rápida y fácil de resultados, la competitividad, el querer llevar la razón a toda costa, el rencor y el resentimiento nos rodean constantemente. También la educación tiene parte de responsabilidad: niños a los que se compara constantemente con un hermano o un amigo que come mejor que él o que recoge mejor que él, niños a los que se etiqueta dañando su autoconcepto en lugar de reprender las conductas inadecuadas, niños en los que se prioriza el resultado y no el esfuerzo, en los que el error es castigado…

La buena noticia es que la capacidad de los lóbulos prefrontales de modelar las respuestas instintivo emocionales es una habilidad educable y entrenable. Por este motivo, tanto los padres como los docentes, los médicos y educadores en general, deben tener conocimientos básicos de neurociencias, para así conocer su propia mente y el origen de sus conductas y el de los demás. Este conocimiento permite elegir libremente cómo actuar sin dejarse llevar por el primer impulso, evitando así consecuencias indeseables. 

Los educadores podrán, de esta forma, dotar de herramientas a los niños para favorecer su auto observación, y su autoconocimiento y así, convertirse en dueños libres de sus conductas y decisiones, sin automatismos ni justificaciones. El famoso psiquiatra y neurólogo Victor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido”, ilustra esta idea: “Entre el estímulo externo y nuestra consiguiente reacción hay un espacio en el que podemos elegir dar la respuesta que más nos favorezca”.

Pasaríamos entonces de un mundo reactivo dominado por el sistema instintivo emocional que busca defenderse, tener razón, atacar o huir a un mundo proactivo en el que el objetivo principal no es la supervivencia sino ser feliz. Se produciría un cambio de paradigma, un cambio en la manera en la que se ve, se comprende y se actúa en el mundo. Un mundo de abundancia en el que los conflictos se resolverían bajo el lema “gana-gana” (se busca una solución en el que ambas partes ganan) en lugar de un mundo de escasez, donde el lema es “gana-pierde” (gana el más fuerte física o mentalmente) o “pierde-pierde” (al final, los dos pierden).

Existe un cuento en el que un anciano indio instruye a su nieto sobre la vida. Le dice: “Dentro de mí hay una lucha. Hay una lucha tremenda entre dos lobos. Uno de ellos siempre da problemas. Muchas veces es antipático, se enfada enseguida, es impaciente, celoso y codicioso. También es dominante, siempre quiere estar en primer plano. Y si el otro no lo acepta, toma el papel de víctima o se enfada. En realidad, nunca escucha de verdad, piensa que siempre tiene razón, que todo lo sabe mejor que nadie y se siente superior. El otro lobo es bueno. Es paciente, escucha atento antes de contestar. Es sincero, claro, cuidadoso y amable. Además, tiene sentido del humor y acepta las situaciones tal y como se presentan. Es alegre, le gusta ver lo bueno que hay en los demás y nunca te critica. Puedes confiar en él”. El nieto pregunta: “Abuelo, ¿dime cuál de los dos lobos va a ganar la pelea en tu corazón”. El abuelo contestó: “Aquel que yo alimento”. Aquello que alimentas crece. ¿A qué lobo alimentamos más? ¿Al que fomenta conductas reactivas o al que quiere ser feliz? Es nuestra responsabilidad. ¿Quién dejamos que dirija nuestra vida? ¿Al sistema instintivo emocional o a los lóbulos prefrontales? A través del conocimiento, la educación, la práctica, paciencia y perseverancia podemos aprender a no responder de manera automática a las órdenes del sistema instintivo emocional y a hacer una pausa, para dar tiempo a los lóbulos prefrontales a tomar una decisión proactiva, consciente y más humana. Cambiar un hábito no es sencillo, pero gracias a la neuroplasticidad es posible. ¡Merece la pena el esfuerzo! Se trata de ser más feliz y de contagiar esa felicidad a todos los que nos rodean…

¿Cómo las familias, los docentes o los pediatras pueden transmitir todo este conocimiento a los niños?

¡A través del juego! Dibujamos un cerebro en un folio y pegamos un velcro en la zona del sistema instintivo emocional y otro en la zona de los lóbulos prefrontales.

Elegimos, entre todos, los distintos personajes que gobiernan nuestra mente (la amígdala, el núcleo accumbens, el intérprete, los lóbulos prefrontales) a los que pegamos también un velcro por detrás.

Cada vez que, en el aula, en la familia o en la consulta del pediatra, surge una situación conflictiva, dudosa, difícil de resolver, sacamos el folio del cerebro y, entre todos, decidimos quién está dirigiendo esa conducta complicada. Pegamos, entonces, al personaje protagonista (amígdala, núcleo accumbens, intérprete o humano) en la zona cerebral que está guiando la conducta (sistema instintivo-emocional o sistema cognitivo). Esto nos permite hacernos conscientes de cómo nuestra mente está dirigiendo nuestra vida y nuestras conductas. Podemos entonces decidir, libremente y proactivamente, si mantener esa conducta o buscar una más humana. Hace falta poner en marcha nuestros lóbulos prefrontales más humanos y nuestra creatividad para encontrar una. Pero en equipo siempre es más sencillo.

Con la repetición de este juego, esta forma de pensar se acaba convirtiendo en un hábito, en algo automático. De esta forma, conseguimos que nuestras conductas acaben siendo dirigidas, de forma casi automática, no por el sistema instintivo-emocional, sino por los lóbulos prefrontales, nuestra parte más humana.

FUENTE:

https://archivos.pap.es/Empty/PAP/front/Articulos/Imprimir/_OrCjUxDG4croFblaIuWJH1qSGpsUVUeufocZjqXlC54

lunes, 27 de septiembre de 2021

LOS NEUROTRANSMISORES: EL TDAH NO ES UN PROBLEMA EDUCATIVO

 https://www.youtube.com/watch?v=DyBC81IpvAw

¿Quieres saber a qué se deben los síntomas del TDAH? No, no es un problema educativo, no es un problema de aprendizaje y tampoco es pura vagueza de tu hijo. Todo depende del funcionamiento de tres neurotransmisores. ¿Quieres saber cuáles? Quiero que te quede claro qué son los neurotransmisores y que el TDAH no es un problema educativo.

En este post te vamos a explicar cuáles son los tres principales neurotransmisores implicados en el desarrollo del TDAH, cuál es el fallo que presentan y lo más importante: la forma de solucionar su mal funcionamiento.

Los neurotransmisores y el TDAH

Los tres principales neurotransmisores implicados en el desarrollo de los síntomas típicos del TDAH son tres:

La dopamina

La noradrenalina

La serotonina

La dopamina es la sustancia de nuestro organismo más estrechamente relacionada con las sensaciones de placer, bienestar y recompensa. Cualquier cosa que nos haga sentir bien lo hace subiéndonos la dopamina, y al revés, también. Estos mecanismos están muy relacionados con los procesos de motivación.  En el TDAH, la dopamina no ejerce bien su función y precisamente por ello aparecen sensaciones de desmotivación, falta de interés y desgana en general.

De hecho, una de las quejas más frecuentes de las familias que veo en la consulta es que no consiguen que su hijo se motive con nada salvo con los videojuegos o internet.

¿Sabes por qué ocurre esto? Porque los videojuegos e internet producen estímulos intensos, repetitivos, ilimitados e inmediatos. Estos generan niveles altos pero poco duraderos de dopamina, que actúan de forma muy similar a lo que generan las drogas. Precisamente por eso, los chicos con TDAH tienen una conducta aún más adictiva que los demás con estos temas y pueden acabar metiéndose en problemas muy serios si no se controlan adecuadamente.  

La dopamina, además, tiene un papel fundamental en el control del movimiento. Para que te hagas una idea, en la enfermedad de Parkinson se altera el funcionamiento de la dopamina en una zona del cerebro llamada sustancia negra, En el TDAH pasa algo parecido en regiones como el lóbulo frontal y los ganglios basales.

La noradrenalina es un neurotransmisor implicado principalmente en las respuestas reflejas automáticas, el nivel de alerta, la reactividad y los impulsos en general. Al alterarse su funcionamiento en el TDAH, se producen problemas de impulsividad, mala conducta, problemas en la capacidad de control del tiempo y la planificación, por ejemplo. Seguro que te has encontrado a tu hijo en más de una ocasión preguntando cosas como: «¿Cuánto queda? ¿Y luego qué vamos a hacer?». Parecen mostrar una gran ansiedad anticipatoria asociada también a una importante intolerancia a la frustración. En casos extremos, pueden aparecer casos de agresividad y violencia.

Para terminar, tenemos la serotonina. Ella es la responsable de mantener la estabilidad anímica y emocional en niveles dentro de la normalidad. Cuando se altera pueden aparecer problemas de ansiedad e incluso de depresión, pero lo más habitual es la conocida como disregulación emocional.


La disregulación emocional en el TDAH

La disregulación emocional supone la respuesta anormal a los estímulos emocionales externos y propios. A veces responde de forma excesiva ante estímulos pequeños o viceversa. Otras veces responde de forma contraria a la esperada o ni siquiera responde. Como ves, las consecuencias que pueden derivarse de la alteración de uno o varios de estos neurotransmisores son de gran trascendencia y claro está, merece la pena controlarlas. La cuestión es: ¿Se puede?

Pues me vas a responder tú cuando te explique cuál es exactamente el fallo que genera ese mal funcionamiento. Lo que ocurre es que los neurotransmisores que salen de una neurona en dirección a otra para transmitir los mensajes que llevan en su interior, deben llegar sin problemas a su destino, pero en el TDAH muchos de esos mensajeros vuelven de nuevo a la neurona de origen sin haber hecho su trabajo y no habiendo transmitido el mensaje a la otra. Como resultado, el sistema no funciona bien.

¿Cuál es la clave? Que la medicación y los suplementos nutricionales evitan que esos neurotransmisores vuelvan a su punto de partida sin haber concluido su trabajo. Este es el paso fundamental para que todo el proceso recupere la normalidad. ¿Lo ves? Claro que es posible. Es importante que te quede claro que el TDAH no es un problema educativo.

FUENTE:

Cristi Cárdenas

https://elneuropediatra.es/neurotransmisores-tdah/

miércoles, 25 de agosto de 2021

INCLUSIÓN LABORAL: Las búsquedas por Neurodiversidad en España han crecido más de 150% en los últimos dos años

 


Por Diario de Vigo - martes 24 de agosto, de 2021 13:10h

Inclusión laboral: Semrush desvela que las búsquedas por Neurodiversidad en España han crecido más de 150% en los últimos dos años

La compañía señala cómo los empresarios pueden eliminar los prejuicios y hacer que la contratación sea más inclusiva para todos

La llegada de la COVID-19 ha revolucionado diferentes aspectos de la sociedad a nivel mundial. Sin embargo, algo que se ha dado a conocer poco es que la pandemia ha ocasionado un descenso significativo en la contratación de personas con discapacidad, que tenía una trayectoria ascendente desde 2012 según la Fundación Adecco.

La crisis sanitaria ha provocado la eliminación de cientos de puestos de trabajo y la disminución de las contrataciones a nivel mundial. Asimismo, cuando el tema es inclusión de personas con discapacidad en el entorno laboral, el riesgo de exclusión es doble ya que sus posibilidades de ingreso en el mercado no solo se ven afectadas por la crisis, sino por estereotipos y prejuicios que les acompañan de forma histórica.

Semrush, la plataforma SaaS líder en gestión de visibilidad online y marketing de contenidos, ha analizado las dificultades que enfrentan, específicamente, las personas neurodivergentes en su proceso de ingreso al mercado de trabajo. La búsqueda de empleo ya es bastante difícil, pero para las personas neurodivergentes, es decir, aquellos con diferencias cerebrales como el TDAH, el autismo, la dislexia, etc., la búsqueda por trabajo se vuelve exponencialmente más compleja debido a los prejuicios implícitos en el mundo empresarial.

No obstante, según el análisis de Semrush, España es uno de los países cuyo interés por conocer la neurodiversidad crece de forma exponencial. La compañía ha detectado que las búsquedas en torno al término han aumentado un 178,6% en los últimos dos años. Asimismo, los empleadores también parecen estar dispuestos a hacer que el lugar de trabajo sea más neurodiverso, ya que las búsquedas para la contratación de trabajadores discapacitados han aumentado un 100% en los últimos dos años y las búsquedas sobre el autismo en el lugar de trabajo han aumentado un 23% sólo en el último año.

Qué hay detrás de las personas neurodivergentes

La neurodiversidad es una idea que se pasa por alto. Hay una diversidad de conjuntos de habilidades y estilos de trabajo que vienen con las personas neurodivergentes. En este sentido, es fácil para los directivos hablar de la diversidad de habilidades y de mentalidades, pero ¿qué hay realmente detrás de esos conceptos?

Para responder a esta pregunta, es necesario pensar en las diferencias en el funcionamiento de un cerebro. El concepto de diferencia neurológica es un factor importante, ya que la neurodiversidad se centra en cómo está conectado el cerebro y cómo funciona. En muchos casos, las diferencias neuronales no se manifiestan físicamente.

La sociedad y, consecuentemente, los encargados de contratación de las empresas, todavía tienen conceptos erróneos sobre las personas con diferencias cerebrales. Aun se puede observar una falta de conocimiento sobre el tema, o, en muchos casos, el equívoco al pensar que alguien con una diferencia neuronal es intelectualmente discapacitado o etiquetado como tal. Esta percepción errónea se manifiesta muchas veces como un sesgo en el proceso de entrevista y el personal de Recursos Humanos puede etiquetar incorrectamente a una persona neurodivergente como a alguien que no tendría un buen rendimiento.

Una contratación más inclusiva para todos

Para hacer frente a la problemática de la comprensión de la neurodiversidad en el entorno empresarial, Semrush habla acerca de cómo desde Recursos Humanos adoptan un enfoque único para garantizar que los candidatos neurodivergentes reciban la misma consideración en el proceso de contratación:

Hay varios extremos y, a veces, los empleados pueden tener adaptaciones especiales para que puedan sobresalir adecuadamente en su función. Hay métodos de contratación tradicionales que pueden no funcionar para los candidatos neurodiversos. El sesgo se presenta en las preguntas/tareas de la entrevista con un límite de tiempo.

Construir procesos de contratación bien organizados en torno a las deficiencias del funcionamiento ejecutivo. En un entorno neurodiverso, los directivos pueden ayudar a organizar el proceso de contratación, es decir, proporcionar preguntas por adelantado, conceder más tiempo, etc.

Es necesario pedir a los responsables de la contratación que creen un plan claro y viable para garantizar que el entorno que le rodea esté preparado para apoyar sus diferencias neurológicas.

Jeffrey Belanger, Director de Recursos Humanos de Semrush, concluye: “El problema empresarial en torno a la inclusión de las personas neurodivergentes está en la falta de concienciación y adaptación. Es importante que los responsables de personal piensen en una definición diferente a la de “candidato cualificado”. Alguien que tiene un tipo de neurodiversidad está ‘conectado de forma diferente’, por lo que se desarrolla de forma diferente. Los candidatos neurodivergentes deben recibir la misma consideración en el proceso de contratación para que se pueda lograr un ambiente de trabajo más inclusivo para todos”.

FUENTE:

https://diariodevigo.com/las-busquedas-por-neurodiversidad-en-espana-han-crecido-mas-de-150-en-los-ultimos-dos-anos/

miércoles, 7 de julio de 2021

LA PREVALENCIA DEL TDAH ES DE UN 30-50% EN LA EDAD ADULTA, SEGÚN UN EXPERTO


El psicólogo y colaborador de la Asociación de Déficit de atención con hiperactividad de Guipúzcoa (Adahigi), Iker Arrizabalaga, destaca que los estudios hablan de un 50 a 80 por ciento de prevalencia durante la adolescencia y de un 30-50 por ciento en la edad adulta de este trastorno.

El psicólogo recuerda además que el 30 por ciento de los niños que han padecido TDAH lo mantienen en la edad adulta e insiste en que "es necesario detectar la evolución desde la infancia para poder realizar un diagnóstico al respecto y priorizar qué y cómo se va a abordar".

Según Iker Agirrezabalaga, en los últimos años se ha producido un aumento de diagnósticos, relacionado con el mayor conocimiento del trastorno por parte de los profesionales y la población en general, "pero es evidente que existe un infradiagnóstico en la infancia y, especialmente, en la edad adulta", matiza.

El psicólogo explica que la principal dificultad para ayudar a los adultos con TDAH es que "no saben que siempre lo han tenido". "A menudo, en la edad adulta viene acompañado de otros síntomas o trastornos de salud mental, lo que se denomina la comorbilidad: trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, por consumo de sustancias", ha precisado.

Afecta especialmente al entorno laboral y doméstico

Por ello, insiste en que "es necesario detectar la evolución desde la infancia para poder realizar un diagnóstico al respecto y priorizar qué y cómo se va a abordar". La manifestación de los síntomas varía según los aprendizajes que haya tenido cada persona, pero el TDAH puede afectar muchas áreas de la vida adulta. "El déficit de atención suele afectar especialmente en el entorno laboral y doméstico y la impulsividad suele generar dificultades de regulación emocional", explica.

Sin embargo, existen tratamientos efectivos para abordar el TDAH mediante la aplicación de diferentes métodos: apoyo psicológico o psicopedagógico, psicoeducación familiar, ayudas o adaptaciones en la escuela. El tratamiento farmacológico está indicado en los casos moderados o graves.

Finalmente, incide en la importancia de concienciar a la población de que "es un trastorno frecuente que hay que entender y desestigmatizar". "No se trata de niños maleducados o que no sirven para estudiar, que sean así no es culpa de los padres ni de nadie. Tenemos que aceptar esta diversidad, aprender y facilitarles estrategias para mejorar sus dificultades", concluye.

FUENTE:

https://psiquiatria.com/article.php?ar=tratamientos&wurl=la-prevalencia-del-tdah-es-de-un-30-50-en-la-edad-adulta-segun-un-experto--1

https://www.freepik.es/foto-gratis/cerebro-escribe-tiza-blanca-mano-dibuja-concepto_6170400.htm#page=1&query=cerebro&position=2


miércoles, 7 de abril de 2021

ASPECTOS MENOS CONOCIDOS DEL TDAH: DÉFICIT DE HABILIDADES SOCIALES Y PROBLEMAS EMOCIONALES



Los 2 aspectos menos conocidos del TDAH: El déficit de habilidades sociales y los problemas emocionales

Todos conocemos, más o menos, algunas de las características que presenta un niño con TDAH: 

  • Inatención
  • Dificultades para concentrarse
  • Desorganización
  • Exceso de movimiento 
  • Impulsividad.

Sin embargo, los niños con TDAH se enfrentan a otro gran reto relacionado con sus dificultades para regular las emociones y para relacionarse satisfactoriamente.

Russell Barkley, uno de los mayores expertos mundiales en TDAH, ha puesto el énfasis en estos aspectos. Elaboró un modelo de autorregulación emocional en el TDAH que nos ayuda a comprender cómo las personas con TDAH gestionan y regulan sus emociones. Las diferencias con el proceso que siguen las personas que no tienen TDAH son notables, y tienen profundas implicaciones en su vida diaria.

Habilidades Sociales en el TDAH

Las relaciones sociales en los niños con TDAH suelen verse afectadas por su impulsividad, la falta de empatía o capacidad de ponerse en el lugar del otro, el bajo autoconcepto y autoestima, y la inseguridad.

Los niños con TDAH tienen intención social, quieren jugar con otros niños, tener amigos, pero a menudo no saben cómo relacionarse. Pueden ser percibidos como niños torpes, nerviosos, niños que no siguen las reglas de los juegos, que se entrometen en las conversaciones o no saben guardar su turno. Todo esto a menudo genera rechazo por parte del resto de niños.

Este rechazo, que ellos notan perfectamente, a menudo les conduce a efectuar conductas complacientes, buscando la aceptación del otro: se vuelven sumisos, o tratan de agradar de forma poco acertada a los demás, tratan de llamar la atención con bromas o chanzas que pueden ser provocadoras o de mal gusto. Logran así lo contrario de lo que buscan: el resto del niño los tiene por “pesados”o “payasetes”.

Si algo he podido observar en todos estos años de consulta es la enorme soledad que sufre un niño con TDAH. Incomprendido en casa, donde parece molestar, no dar la talla, no hacer las cosas bien. Fracasando en el colegio, o no obteniendo resultados acordes a sus esfuerzos. Y con relaciones sociales poco satisfactorias, donde sienten que no son aceptados totalmente o que no merecen la amistad de sus compañeros. 

El TDAH es un trastorno que provoca un gran sufrimiento en el niño. Y si las áreas académicas y comportamentales contribuyen en gran parte a estos males, el área emocional o social lo hacen decisivamente.

Los trastornos del estado de ánimo y el TDAH

Un problema muy frecuentemente asociado al TDAH y muchas veces ninguneado son los efectos que tiene  tener un déficit de atención con o sin hiperactividad en el estado de ánimo del niño. En una proporción cuatro veces mayor que en niños sin TDAH que presentan depresión y ansiedad.

Su autoestima está mermada y suelen tener un autoconcepto negativo, se sienten incapaces, tontos, diferentes…etc. Además, como en muchas ocasiones el rendimiento académico suele ser bajo y no se corresponde con el esfuerzo realizado, desarrollan lo que se llama “indefensión aprendida” (“da igual lo que haga, no me sirve de nada”), pudiendo vérseles desmotivados, frustrados y desinteresados con frecuencia en las tareas académicas.

Por otra parte, una vez están trabajando en psicoeducación y son muy conscientes de sus problemas, desarrollan la metacognición mucho más que otros niños (la conciencia sobre sus propios procesos de aprendizaje). Esto es muy positivo porque les ayuda a regular su conducta, prever fallos, anticipar consecuencias, etc., pero tiene el lado negativo de que aumenta la ansiedad con que viven todo lo relacionado con la escuela. Están más preocupados por los resultados académicos que otros niños, más pendientes de los fallos que hacen, de si se vuelven a equivocar o no en lo mismo, etc. Por lo que son más exigentes consigo mismos y en consecuencia están más ansiosos.

El estado de ánimo deprimido también suele presentarse con frecuencia, relacionado con la autoestima, la ansiedad, los sentimientos de incapacidad y la frustración ante el resultado de sus esfuerzos.

Además, con mucha frecuencia presentan labilidad emocional, irritabilidad, poca tolerancia a la frustración y mayor reactividad, También tienen más dificultades para “desconectar” y pasar de una tarea a otra. Esto está relacionado con un déficit funcional en el sistema de regulación cognitivo-emocional.

El TDAH es un trastorno de gran complejidad y fuertes implicaciones para la vida del niño. Tratar adecuadamente el área comportamental y cognitiva es fundamental, pero no lo es menor dar el apoyo emocional que necesitan.

FUENTE:

Úrsula Perona. Psicóloga infantil. Colaboradora de Sapos y Princesas

https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/salud-infantil/aspectos-menos-conocidos-del-tdah-el-deficit-de-habilidades-sociales-y-los-problemas-emocionales/

https://pixabay.com/es/photos/smiley-emoticon-ira-enojado-2979107/

martes, 16 de febrero de 2021

APRENDER SIN QUE HAYA UN SOBREESFUERZO AÑADIDO

 


28/03/2019

Fuente: FAROS Sant Joan de Déu

¿Por qué es importante la neuropsicología en el aprendizaje?

Todo el mundo entiende que un diabético deba inyectarse insulina. Todo el mundo entiende que si tienes los pies planos, tengas que llevar unas plantillas especiales. Y todo el mundo entiende que si tienes miopía, necesites llevar gafas. Ninguna de estas adaptaciones especiales las vemos como un agravio hacia quien no sufre estas disfunciones.

Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando a un niño le cuesta leer? ¿Qué pasa cuando a un alumno le cuesta estar atento? ¿Por qué vemos como un agravio para el resto de alumnos el trato diferenciado de un niño disléxico o con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?

El sistema educativo, históricamente, ha partido de la premisa errónea de que todos los individuos tienen un perfil cognitivo similar, y para ello deben alcanzar unos objetivos marcados del mismo modo en cada curso. Afortunadamente, cada vez somos más conscientes de que cada individuo, en el ámbito del aprendizaje, tiene unas peculiaridades propias.

El cerebro es específico para cada uno de nosotros: somos hábiles en determinadas tareas y podemos ser un desastre en otras. Es tan claro que a menudo nos sentimos identificados con el perfil cognitivo de nuestros hijos. Es normal que si un niño tiene unos padres o padre despistado, él pueda heredar esta peculiaridad.

Todo ello, aplicado al mundo del aprendizaje, se concreta en una idea: conocer la neuropsicología de un alumno (o lo que acontece es lo mismo, el funcionamiento de su cerebro) nos ayudará a hacer que este progrese de manera eficaz y tranquila.

“Nuestro hijo pequeño no quiere ir a la escuela y cada día llora. Dice que tiene dolor de cabeza, que se le borran las letras y que tiene que hacer demasiadas tareas". ¿Cómo podemos ayudarle?

Si decimos que la mayoría de niños prefieren jugar en el parque que ir a la escuela no estaríamos descubriendo la sopa de ajo. A veces, sin embargo, las protestas de los niños vienen fundamentadas por una mala experiencia directamente relacionada con un trastorno del aprendizaje. Si nuestro hijo, en edades tempranas, expresa ideas similares a las que se exponen a las del enunciado, es posible que sea como consecuencia de un sobreesfuerzo relacionado con una disfunción neurobiológica.

Padres y profesores tenemos tendencia a pensar que, si dejamos pasar el tiempo, este malestar de nuestro hijo desaparecerá, que el niño madurará. Pero esto no es así. Detectar un posible trastorno del aprendizaje a tiempo es la manera de reconducirlo y, a la vez, ayudar a que el niño no vea afectada su autoestima.

Los niños son inteligentes emocionalmente, no se desmotivan por qué sí. Cuando vemos que nuestro hijo expresa frustración respecto a su experiencia educativa debemos pensar que, en determinadas ocasiones, no será por voluntad propia del niño -no me da la gana seguir el ritmo del aula- sino por imposibilidad real del alumno -por mucho que me esfuerce no puedo seguir el ritmo del aula.

Para remediar esta situación, la solución pasa por valorar el perfil cognitivo del niño. Esto nos permitirá describir sus puntos fuertes y débiles, tener una fotografía de su capacidad de aprendizaje, y saber si algún trastorno interfiere en este proceso. Conociendo esto, será mucho más fácil trasladar en casa y en la escuela pautas básicas para evitar repercusiones académicas negativas, frustraciones y angustia. No debemos perder de vista que el cerebro de un niño es plástico, y como tal, las intervenciones tempranas serán decisivas a la hora de que los puntos débiles del niño dejen de serlo. Hay que tener presente que la prevención siempre es la mejor intervención, por tanto, si conseguimos adelantarnos a que aparezca un déficit, es un éxito.

La vía de acceso al aprendizaje

Actualmente, el sistema educativo de nuestro país gira en torno a un sistema de aprendizaje basado en tres pilares: escuchar, leer y escribir. La atención nos sirve para retener los conocimientos que nos traslada el profesor; la lectura la utilizamos para complementar los conocimientos impartidos en clase; y finalmente, a través de la escritura, demostramos que hemos podido alcanzar con éxito estos conocimientos.

¿Qué pasa, sin embargo, cuando un niño tiene, justamente, afectada la atención, la lectura y/o la escritura? La respuesta parece evidente: el proceso de aprendizaje no se completará con éxito, ya que el niño tendrá que hacer un sobreesfuerzo inmenso que no tendrá como premio unos buenos resultados académicos. Y como consecuencia de ello, la frustración, la ansiedad y la antipatía con todo lo que tenga que ver con la escuela.

En cambio, si a uno le cuestan las matemáticas, el deporte o la música, en la escuela no estaría en una situación tan desfavorecida porque estas habilidades solo implican un ámbito.

¿Por qué nos da miedo etiquetar o poner nombre a las dificultades del niño?

¿Cómo podemos dar una respuesta adecuada o remediar el problema en cuestión, si no sabemos exactamente qué le cuesta a nuestro hijo o hija? Debemos eliminar las connotaciones negativas a recibir un diagnóstico o poner nombre específico a las dificultades. Saber qué le pasa exactamente al niño es justamente lo que nos permitirá saber cómo lo tenemos que de ayudar. Tener un diagnóstico en el fondo es un factor protector. Quiere decir que sabemos exactamente qué hacer para que esta dificultad interfiera lo menos posible en su progreso académico y autoconcepto.

Los niños se dan cuenta de cuando algo les cuesta y negarlo no les ayuda. Es más, si no los ayudamos a entender qué les pasa, ellos solos se acabarán dando su propia explicación. El relato al que normalmente llegan ellos solos es que no son lo suficientemente inteligentes, y por tanto, su autoestima se afecta y generalmente se sienten a disgusto o mal.

Al final tenemos que tener claro que quizás tenemos mal entendidas las connotaciones que damos o nos evocan aquellas etiquetas. Hay que eliminar las creencias erróneas respecto a este tipo de diagnósticos. A un niño con dislexia lo único que le pasa es que le cuesta un poco leer y a un niño con TDAH le cuesta autorregularse. El grado de severidad de estos trastornos varía y las estrategias que tiene cada individuo también son diferentes, por lo tanto hay que romper con los tópicos a la hora de  hablar sobre ello.

Elisabet Ristol Orriols: Neuropsicóloga infantil experta en trastornos del aprendizaje escolar. Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar (UTAE).

FUENTE:

https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/aprender-sin-haya-sobreesfuerzo-anadido

https://pixabay.com/es/photos/trabajo-escolar-escribir-bodeg%C3%B3n-851328/


jueves, 7 de enero de 2021

LA IMPORTANCIA DE LA MEMORIA DE TRABAJO EN EL APRENDIZAJE

 


La memoria de trabajo es la capacidad que tenemos para mantener y manipular mentalmente y de forma consciente una cantidad limitada de información durante un corto periodo de tiempo. Ejemplos del uso que le damos a diario podrían ser: tratar de recordar algún dato mientras buscamos lápiz y papel para anotarlo, recordar las instrucciones que nos dan cuando preguntamos cómo llegar a una dirección, hacer cálculos sencillos…

Un sencillo ejercicio que nos servirá para ver la diferencia entre memoria a corto plazo (solo retiene información por breve espacio de tiempo), y memoria de trabajo (además de retenerla, trabaja con ella para dar un resultado), es el siguiente:

La tarea consiste en deletrear en orden inverso las letras de las palabras (por supuesto sin tener a la vista la palabra):

MESA: A-S-E-M

LAPIZ: Z-I-P-A-L

CAMISA: A-S-I-M-A-C

CRISTAL: L-A-T-S-I-R-C

PROBLEMA: A-M-E-L-B-O-R-P

PREGUNTAR: R-A-T-N-U-G-E-R-P

RESOLUCION: N-O-I-C-U-L-O-S-E-R

¿Cuántas letras has conseguido deletrear?

 

Las personas solemos tener un span (amplitud o capacidad) de 7 +/- 2, es decir, lo normal es poder recordar 7 a partir de la adolescencia. De 3-4, a los 5 años y de 5-6, a los 9.

Este tipo de memoria es muy sensible a las distracciones, si dejamos de prestarle atención la información se perderá fácilmente. (Esto causa muchas dificultades a las personas con TDAH).

A la limitada cantidad de información a la que puede hacerle frente, al limitado periodo de tiempo en que resulta ser efectiva y a su extraordinaria sensibilidad ante las distracciones, hay que añadir una limitación más, y es la influencia negativa que el estrés o la ansiedad ejercen sobre ella.

Es importante tener en cuenta todas estas limitaciones porque el aprendizaje depende directamente de la memoria de trabajo. Todo lo que aprendemos conscientemente debe pasar por ella para poder ser almacenado en la memoria a largo plazo. Del mismo modo, cuando recuperamos algún dato, recuerdo o conocimiento de nuestra memoria a largo plazo, lo que hacemos es llevarlo de nuevo a nuestra memoria de trabajo.

Por los trabajos de Baddeley y Hitch, sabemos que aunque esté limitada, tiene dos compartimentos diferentes y relativamente independientes, según el tipo de información que procese. Uno se encarga de manipular la información visual y el otro la auditiva.

Si tenemos en cuenta esta característica, podemos mejorar los aprendizajes si utilizamos los dos compartimentos a la vez. Cuando una explicación verbal va acompañada de imágenes, el aprendizaje que se produce es significativamente mayor. ¿Y por qué ocurre esto? Pues porque no sólo se usa la memoria de trabajo de una forma más óptima, sino que además provocamos una doble codificación en la memoria a largo plazo.

Se sabe que alrededor del 70% de los niños con dificultades de aprendizaje de la lectura, obtienen bajas puntuaciones en las pruebas que evalúan la memoria de trabajo. El aprendizaje de las matemáticas también está muy influenciado por el correcto funcionamiento de ésta.

Otro ejemplo claro que demuestra la importancia de la memoria de trabajo en el aprendizaje lo vemos en la realización de ejercicios en los que deben seguirse una serie de instrucciones para completar la tarea, o en la realización de una actividad con varios apartados. Aquellos niños con una baja memoria de trabajo, probablemente olvidarán parte de la información a mitad de la tarea, olvidarán que no han completado todos los apartados de la actividad. En definitiva, olvidan lo que tienen que hacer, a veces esto puede confundirse con problemas atencionales, o incluso con problemas de conducta.

Es importante detectar estas dificultades para que no se les tache con calificativos inadecuados y por el contrario se les pueda ayudar. Los docentes pueden hacer varias modificaciones al respecto, por ejemplo:

  • Dar sólo la información relacionada directamente con el objetivo de aprendizaje, evitando la adicional.
  • Dar esquemas claros y estructurados sobre lo que se va a hacer.
  • Repetir con frecuencia la información importante.
  • Evitar frases largas y/o complejas.
  • Estructurar las actividades por pasos.
  • Hacer uso de ejemplos concretos que le permitan apoyarse en una información conocida.
  • Siempre que se pueda, presentar la información visual y auditiva de forma simultánea.
  • Y por supuesto, permitirle el uso de instrumentos y estrategias como calculadoras o procedimientos de resolución de problemas paso a paso.

FUENTE:

Paqui Moreno. Psicóloga y Coordinadora de Funciones Cerebrales Superiores en Red Cenit Valencia

https://www.redcenit.com/la-memoria-de-trabajo-en-el-aprendizaje/

https://pixabay.com/es/illustrations/hombre-la-cabeza-silueta-color-3591573/