¿Recuerdas
cómo era el día de excursión con el colegio cuando eras pequeño?
Te vendrá a la
mente lo lentos que pasaban los días previos al día D, la alegría y expectación
que te invadía, la emoción que suponía hacer algo diferente, ir con los demás
en el autobús cantando y riendo…
Pues la
realidad de muchos niños con TDAH es muy diferente, y lo único que sienten
cuando el colegio organiza una excursión es frustración, marginación, y
culpabilidad. ¿Por qué? Porque de forma sistemática se les castiga sin
participar en la excursión. Hemos visto a muchos padres quejarse en los
colegios de que a su hijo con TDAH lo han castigado sin ir de excursión con el
resto de la clase, hablar con profesores, director o quien haga falta, para que
entiendan que esa no es la forma ni el camino.
Así que lo
único que podemos esperar con este artículo es que aquellos que no se hayan
dado cuenta todavía, tomen conciencia de lo importante que es que los niños con
TDAH vayan de excursión con los demás.
Sin
excursión, riesgo de exclusión social
Es frecuente
que los niños con TDAH estén castigados sin participar en las excursiones como
consecuencia de su mal comportamiento en clase, porque no hayan entregado los
deberes a tiempo o porque no hayan obedecido al profesor.
Sin embargo este tipo
de castigo lo que hace es cronificar una situación que no es beneficiosa ni
para el niño, ni para el profesor, ni para nadie. Si además se impide que
participe en las excursiones, de forma repetida y sistemática, se está
fomentando la exclusión social del niño.
Se sabe que
en la infancia se empieza a construir nuestro autoconcepto, es decir, la imagen
que tenemos de nosotros mismos, y este autoconcepto está en gran parte
construido con lo que nos transmiten los demás (confianza, críticas, cariño,
respeto, valores…).
Si a un niño lo castigas constantemente y no participa en
las mismas actividades que los demás ¿qué autoconcepto va a tener de sí mismo?
¿Qué lección les estamos enseñando a los otros niños de la clase? Lo más seguro
es que le marginen y se burlen de él. En fin, un panorama muy poco esperanzador
y poco propenso a una recuperación positiva de la situación.
Usa la
excursión como refuerzo positivo
Durante la
infancia cualquier cosa que se escape de la rutina es realmente emocionante, y
las excursiones son parte de estas experiencias únicas en las que todos los
niños tienen derecho a participar. Son una oportunidad fantástica para aprender
cosas nuevas y vivir experiencias. Por eso merece la pena cambiar el
planteamiento de “estás castigado sin excursión.”
Utiliza las
excursiones como refuerzo positivo, ofreciéndole al niño la posibilidad de
participar si su comportamiento lo permite. Es decir, motivarle a comportarse
de una manera adecuada (dándole unas pautas claras de lo que se espera de su
comportamiento) para que se gane el ir a la excursión. Siempre que se planteen
este tipo de situaciones, es importante evitar ridiculizar al niño o hacerle
sentir diferente del resto, por lo que esto puede pactarse en privado entre el
profesor y el niño e incluso los padres, para que todos estén involucrados en
motivarle a conseguirlo.
Estrategias
Si el
profesor tiene dudas de poder controlar a todos los niños y ocuparse del niño
con TDAH, a veces puede ayudar el contar con otra persona que colabore
(orientador, otro profesor que conozca al niño, el padre…).
Es importante
antes de la excursión dedicar un tiempo o alguna actividad relacionada a
explicar el motivo de la excursión, el objetivo y en qué va a consistir para
implicar a todos los niños en ella.
Recordar en
varias ocasiones (antes y durante) la organización del día, y de las diferentes
etapas que se vayan a desarrollar, para que los niños sepan qué pueden esperar,
que no les pillen las cosas por sorpresa y les pueda desorientar.
Establecer unas
normas de comportamiento para todo el grupo y recordarlas una a una, y advertir
de las posibles consecuencias en caso de que no se sigan. Puede que al niño con
TDAH le venga bien que se le entregue la lista de normas por escrito para que
las pueda revisar tranquilamente.
Puede ser de
gran ayuda encargar al niño con TDAH de alguna tarea durante la excursión
relacionada con la gestión y/o organización (contar a los niños cuando estén
subidos al autobús, ser el encargado del agua, guardar el mapa…).
Acordar con
el niño antes de la excursión (de forma privada) que pueda conseguir un “carné
de buen comportamiento” (o algo similar) si respeta el cumplimiento de todas
las normas establecidas durante la excursión.
Los ambientes
estructurados, bien organizados, con rutinas y motivadores son una gran ayuda
para el autocontrol del niño con TDAH. El profesor tiene que ser consciente de
lo que representa para los niños, y actuar como modelo para el alumno y sus
compañeros.
Una actitud tolerante, flexible y paciente, y comprendiendo las
características propias del TDAH, conseguirá un mejor comportamiento por parte
de su alumno.
¿Te animas a
intentarlo?
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