TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

miércoles, 25 de enero de 2012

EL ALUMNO UNIVERSITARIO CON TDAH

PROBLEMÁTICA DEL ALUMNO UNIVERSITARIO CON TDAH. IMPLICACIONES Y ADAPTACIONES EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA
En los últimos años asistimos a un notable incremento de estudiantes con dificultades de aprendizaje y deficiencias atencionales que acceden a la universidad. Se incorporan a un entorno académico que conlleva expectativas de aprendizaje autónomo, exigencias de habilidades académicas consolidadas y estrategias de adaptación grupal. Numerosos alumnos, sin embargo, fracasan en la universidad e, incluso, abandonan sus estudios sin haber concluido. En este grupo, se incluyen, con frecuencia, los estudiantes con discapacidad asociada a problemas de aprendizaje y/ o trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), frecuentemente diagnosticado, se encuentra entre los más investigados en las últimas décadas. Se trata de uno de los trastornos más prevalentes en la infancia, de naturaleza crónica, comorbilidad asociada, difícil diagnóstico y con opciones terapéuticas limitadas, hasta la fecha, en cuanto a sus efectos en la sintomatología característica y asociada. Existe consenso en la comunidad científica y profesional respecto a las repercusiones adversas que origina a los individuos afectados. Los déficit característicos, asociados a la inhibición del comportamiento y las dificultades de atención sostenida causan alteraciones significativas en las actividades diarias del individuo, en su adaptación escolar, familiar, profesional y social (Barkley et al., 2002).
La investigación desarrollada en la últimas décadas ha revelado severas repercusiones académicas asociadas al TDAH y subrayadas, especialmente en la infancia y adolescencia, pues los estudios son limitados cuando se trata de estudiantes universitarios (Maydosz y Raver, 2010). Los resultados de las investigaciones han puesto de manifiesto dificultades de aprendizaje, deficiencias de rendimiento académico de los alumnos afectados, riesgo de abandono escolar y alteraciones del comportamiento. Estos hallazgos han aconsejado la adopción de medidas educativas y adaptaciones curriculares (no significativas y significativas en muchos casos), permitiendo que los alumnos con este trastorno afronten con éxito su trayectoria académica en los niveles de educación primaria y secundaria.
En el contexto universitario actual, uno de los principales obstáculos es la detección e identificación de los alumnos con dificultades de aprendizaje y deficiencias atencionales. Aunque determinar con precisión la incidencia del TDAH en la universidad, resulta una tarea compleja, se estima, no obstante, que entre el 2% y el 4% de los alumnos universitarios presentan este trastorno, si bien la tasa de incidencia puede variar según la universidad de que se trate (Ortiz y Jaimes, 2007).
En todo caso, la detección de los estudiantes con esta problemática se produce habitualmente porque son los propios alumnos con discapacidades, que requieren adaptaciones específicas, quienes se identifican y contactan con los Servicios de Atención a la Discapacidad de su universidad. Sin embargo, no todos los estudiantes deciden hacerlo, muchos optan por silenciar sus dificultades y afrontar su desenvolvimiento en el entorno universitario por sí mismos, a partir de las habilidades adquiridas y de las estrategias psicológicas propias. En otros casos, el estudiante contacta con dichos servicios preocupado por sus problemas de rendimiento académico. En estas ocasiones, el alumno, probablemente, no fue diagnosticado en la infancia y, aunque la sintomatología haya disminuido, las deficiencias atencionales dificultan su desempeño y rendimiento académico en el contexto universitario.
Por otro lado, los trabajos interesados por las manifestaciones y requerimientos de los estudiantes universitarios con TDAH consideran, como punto de partida, los síntomas y disfunciones apreciadas en la edad adulta atendiendo a tres aspectos esenciales: cronicidad, comorbilidad asociada y ámbitos alterados funcionalmente (Faraone y Antshel, 2008). Teniendo en cuenta estas circunstancias unidas, además de a las exigencias académicas y los requerimientos propios de la vida universitaria, la problemática de los universitarios con TDAH afecta a dos cuestiones fundamentales: a) elevado riesgo de fracaso académico y, b) abandono de los estudios universitarios. Según Barkley et al. (2002), tan sólo entre el 5%-10% de los alumnos logran finalizar los estudios, aumentando la vulnerabilidad hacia el abandono en los dos primeros años, especialmente en el primer curso académico, por lo que éste significa de tránsito entre los estudios de secundaria y universitarios y por los esfuerzos de adaptación que ello significa para el estudiante.
Las razones que parecen influir en el abandono de los estudiantes matriculados en la universidad se relacionan con los déficit cognitivos propios, característicos del trastorno, y con la afectación emocional que éste conlleva. Los estudios realizados subrayan, entre otras, dificultades de rendimiento académico, sobreesfuerzo requerido según las exigencias planteadas, técnicas de estudio deficitarias, dificultades en la planificación de tareas y en la organización temporal y entorno académico escasamente estructurado según las necesidades del alumno con TDAH. Destacan, así mismo, las dificultades que estos alumnos encuentran para relacionarse socialmente y los problemas de autoestima, frecuentes entre los afectados (Moreno, 2011).
En todo caso, los estudiantes universitarios con diagnóstico previo de TDAH afrontan su formación académica adoptando ciertas estrategias conductuales y psicológicas, entre ellas:
  • Elevada autoexigencia sobre su desempeño académico. Hay que recordar que han superado los niveles educativos previos en los cuales han adquirido habilidades académicas básicas.
  • Control y planificación temporal del estudio y realización de trabajos mediante el uso de recordatorios, registros, etc.
  • Adopción de hábitos y rituales específicos de organización académica (selección de materias, horarios).
  • Incorporación a grupos de estudiantes que apoyan y facilitan la información docente, previamente analizada y con frecuencia, sistematizada. A este grupo se añaden aquellos alumnos que, sin un diagnóstico preciso, tienen dificultades de ejecución y rendimiento académico. Además, de los problemas de aprendizaje éstos muestran conductas disruptivas (entradas y salidas frecuentes del aula, problemas de puntualidad e impulsividad, difíciles relaciones con el profesorado) junto a deficiente organización académica, escasa planificación de tareas y distribución de esfuerzo, amén de dificultades para integrarse en el grupo.
APOYO Y ADAPTACIONES DESDE LA UNIVERSIDAD
La propuesta de iniciativas y ayudas específicas a estos alumnos está precedida por el debate actual sobre los métodos de instrucción en la enseñanza universitaria. En este sentido, se discute, por ejemplo, la idoneidad de tomar apuntes como estrategia para focalizar la atención en la materia o si, por el contrario, entregar material previamente estructurado por el profesor puede ayudar al alumno con este tipo de problemática y optimizar su rendimiento (Maydosz y Raver, 2010). Actualmente, las iniciativas y adaptaciones recomendadas para estos estudiantes en el contexto universitario se centran en tres aspectos (Ortiz y Jaimes, 2007; Moreno, 2011):
  • Definición de la figura del tutor académico encargado de guiar y asesorar al estudiante respecto a las materias ofertadas, supervisar sus habilidades académicas imprescindibles, etc.
  • Organización de seminarios y talleres específicos en los que, además de aspectos relacionados con técnicas de estudio, se haga hincapié en la adquisición de habilidades de solución de problemas y habilidades sociales.
  • Adaptaciones académicas curriculares. Entre otras, se han propuesto las siguientes:
    • Asignación del alumnado con TDAH a los grupos configurados en la distintas asignaturas considerando sus limitaciones atencionales y cognitivas.
    • Estructuración y planificación de la docencia: precisión de los objetivos docentes, exposición del índice de contenidos temático, síntesis e introducción explicativa previa al inicio de las clases, etc.
    • Adaptación de los exámenes: se propone identificar o destacar el texto y/o actividades relevantes para el desempeño del alumno en la evaluación y programar un tiempo de ejecución adicional.
    • Tutorías presenciales encaminadas al seguimiento de hábitos y planificación de trabajo, organización de la materia, esfuerzo a medio y largo plazo, etc.
AUTORA: Inmaculada Moreno García. Profesora titular del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico en la Universidad de Sevilla. Investigadora principal del proyecto de investigación sobre la evaluación de la eficacia del neurofeedback frente a los tratamientos farmacológico y conductual en el TDAH (PSI2008-06008-C02-01 del Plan Nacional I+D+i, 2008).
FUENTE:
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3538

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